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La aprobación y promulgación de la legislación secundaria de la reforma energética tendría un impacto positivo en el mediano plazo, pero es poco probable que tenga un efecto inmediato en la calificación soberana de México.

Así lo que declaró ayer la calificadora Fitch Ratings.

“La calificación futura se enfocará en el desempeño económico y fiscal actual, así como en la capacidad de México en mitigar las debilidades del crédito, las moderadas tasas de crecimiento y la limitada flexibilidad fiscal”, debido a la alta dependencia de los ingresos petroleros y las limitadas reservas fiscales, dijo Shelly Shetty, directora senior y jefe de Notas Soberanas para América Latina de Fitch.

Explicó que la reforma energética en México permite a privados generar y vender electricidad. La participación de empresas privadas en el sector del petróleo y gas debería facilitar y elevar la producción de estos combustibles y llevar a una reducción de las tarifas eléctricas, lo que mejorará la competitividad en la industria manufacturera.

No obstante, Shetty dijo que la magnitud del impacto dependerá de la implementación oportuna de dicha reforma, así como del grado en el que el sector privado aprovechará las oportunidades.

Si bien la reforma transformará a Pemex y CFE en empresas productivas del Estado y tendrán una mayor independencia presupuestal y financiera, Fitch cree que este cambio debe ser neutral para las cuentas fiscales del país. Aunque se prevé una reducción gradual de la carga fiscal de Pemex, el gobierno tendría margen para mitigar las presiones en las finanzas públicas, dijo Shetty.

El establecimiento prudente del Fondo Petrolero tendrá un impacto positivo en los amortiguadores fiscales de México en el mediano plazo, dijo la directora, pero la absorción de una parte de los pasivos de Pemex y CFE por el Estado, podría llevar a un aumento del endeudamiento del gobierno.