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Emilio Lozoya Austin está convencido de que llevar a cabo un cambio al régimen fiscal de Pemex sin una reforma energética no sería suficiente para desarrollar todos los proyectos petroleros que el país requiere, y señala que decir que con la propuesta del Ejecutivo se pretende privatizar la renta petrolera no es más que “una falacia”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el joven director general de Pemex destaca que la creación de una compañía en el extranjero para explorar y producir tanto gas de esquisto como crudo en aguas profundas es una opción que se puede aplicar si no se concreta la reforma, pero si ésta llega a buen puerto se evaluaría si es conveniente crearla e inclusive Pemex podría crear una división enfocada en shale gas y shale oil.

Plantea que con la participación de empresas especializadas que tienen tecnología de vanguardia y capital de riesgo, México aspira a elevar el porcentaje de recuperación de las enormes reservas prospectivas convencionales y no convencionales a un 50%, muy por arriba del promedio mundial que es de 30%.

Detalla también que en el caso de los contratos incentivados, que se manejan actualmente, existe la posibilidad de que sean transformados a contratos de utilidad compartida “para así reducir costos y maximizar la producción”, como sería el caso del activo Chicontepec, dada su enorme complejidad técnica y las cuantiosas inversiones que demanda.

El funcionario subraya que las regiones de explotación en aguas profundas, que formarán parte de los contratos de utilidad compartida, serán zonificadas, como se realiza a nivel internacional, y da a conocer que se requieren 50 o más plataformas para la zona del Golfo de México.

Informa también que Pemex se encuentra en negociaciones con astilleros extranjeros para construir barcos y plataformas marinas, “de tal forma que estos equipos se construyan en México” y, de paso, se impulse a la industria acerera nacional.

En cuanto a la construcción de una red nacional de ductos para distribuir gas y otros petrolíferos, Lozoya Austin da a conocer que la inversión que se necesita en ese sector “es enorme”: tan sólo la construcción de ductos para transportar turbosina a la red de aeropuertos demanda 3 mil millones de dólares y 5 mil millones de dólares más se requieren para abastecer zonas alejadas del país.

Anuncia que se invertirían cinco mil millones de dólares en la industria petroquímica y otros mil millones para la producción de fertilizantes, con lo que se dejarían de importar casi 30 mil millones de dólares al año en esos dos rubros. “La participación de la industria petroquímica en el PIB es de alrededor de 1.25%, cuando en otros países es 4.5%”, alerta.

Cabe destacar que en los contratos incentivados, el Estado asume el riesgo, a la firma sólo se le paga por el servicio que ofrece con el incentivo de un pago adicional si supera las metas. En los de utilidad compartida, el riesgo lo asume el privado, pero si hay beneficios, estos se comparten.