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MADRID.— La polémica en España sobre el caso Cemex continúa. La decisión de la Agencia Tributaria de despedir a la inspectora Dolores Linares por negarse a perdonar una multa de 450 millones de euros a la multinacional en contra de los criterios de la Agencia Tributaria, provocó hace unos días la dimisión del jefe inmediato de la inspectora, Ignacio de Ucelay, (responsable de la delegación central de Grandes Contribuyentes), y la de otras dos personas más. Y ayer de nuevo se produjo otra dimisión, en esta ocasión la de Luis Jones, director del Departamento de Inspección de la Agencia Tributaria.

Según el correo electrónico que el martes por la noche el propio Jones mandó a sus compañeros de la Agencia, un organismo público que se encarga de la gestión de los impuestos, su decisión se debió a “las notables diferencias que han surgido con el director de la Agencia, Santiago Menéndez, en los últimos meses en relación con diversos asuntos que, en mi opinión, constituyen ámbitos esenciales de decisión del Departamento de Inspección, y que se han resuelto en contra de nuestro criterio”.

Sin embargo, tras las sospechas de que la dimisión se había debido entre otros al tema de Cemex, el propio Jones mandó un comunicado asegurando que la razón había sido discrepancias con el director y no “por ningún expediente o caso concreto ni con ningún intento de injerencia ni de carácter político ni de ningún otro tipo en las actuaciones de la Inspección”.

El origen de lo ocurrido se remonta al 7 de julio de 2011 día en que se le abrió a la cementera mexicana, un acta de inspección millonaria por haber dejado de pagar los impuestos que le correspondían en ejercicios anteriores.