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El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) indicó que México requiere de una reorientación mayúscula, para asegurar un esquema fiscal y macroeconómico más competitivo para el 2014; que además, contribuya a resolver los problemas estructurales del sistema hacendario mexicano.

En los últimos días, el CCE y el sector empresarial plantearon sus preocupaciones y propuestas a los legisladores como a las autoridades hacendarias, en el marco de un diálogo fluido y abierto en el que se encontró receptividad.

“Tras el desarrollo de los trabajos de 15 mesas técnicas que reunieron a representantes de nuestro sector y de la Secretaría de Hacienda, estimamos que varias solicitudes tienen amplias posibilidades de prosperar. Sin embargo, los temas pendientes son de gran calado, todavía sin avances definitivos de solución, enfatizó el CCE.

La máxima cúpula empresarial hizo un llamado a los legisladores y a las autoridades hacendarias ha sensibilizarse con los retos económicos del país, y que no se limiten a necesidad de aumentar la recaudación.

Para no afectar gravemente al mercado interno, precisó, eliminar la proposición fiscal contra el poder adquisitivo, como IVA el a colegiaturas.

Ya que dijo es factible actualizar la tarifa de ISR para personas físicas y aplicar la nueva tasa a salarios considerablemente altos, para cumplir con el objetivo de progresividad.

“Si no hay cambios, la afectación global a la percepción neta de un padre de familia con ingresos de entre 20 mil y 50 mil pesos al mes podría ser de entre 6 y un 10%”, reveló.

Entre sus propuestas están bajar la tasa corporativa y la de dividendos propuesta, porque en el esquema, quedamos en gran desventaja ante una tendencia mundial de disminución impositiva: 47% frente a otros países como Estados Unidos, donde la carga es de 35%, al igual que en la OCDE, que es del 28%.

En cuanto a la consolidación fiscal, pedió afinar el mecanismo alternativo. Igualmente, corregir el régimen de incorporación y mantener la deducción inmediata en inversiones, esto es fundamental, porque quitarla va en sentido contrario de la imperiosa necesidad de generar crecimiento y empleos.

La no deducibilidad parcial de prestaciones sociales y laborales, de pasar como está, tendrá repercusiones que pueden llegar a 8% en la tasa efectiva global para creación de empleos formales, además de limitar las estrategias concertadas entre trabajadores y empresas para elevar la productividad. Para profesionistas, clase media y empresarios Pyme, la limitación para deducir gastos anuales hasta 47 mil pesos o 10%, sería un durísimo golpe, concluyó.