claudia.ramírez@eluniversal.com.mx

Originaria de la región amazónica, la murumuru es una palmera de varas alargadas y numerosas espinas -por lo que se requiere tener mucho cuidado durante su recolección-, de semillas y flores también espinosas. Éste es uno de los árboles dominantes de la región norte del Brasil y crece en abundancia en varias de sus poblaciones.

Los frutos de este árbol son consumidos por los recolectores de caucho cuando van de cacería. Es un alimento que ofrece la selva en tiempos difíciles.

Por muchos años, fue utilizada por los lugareños como fuente de grasa en la fabricación de margarina y otros.

Delicia brasileña

Hoy, se sabe que la manteca que se extrae de sus semillas y frutos es rica en emolientes pues contiene ácidos oléico y linoléico y laúrico; además de que puede actuar como un efectivo bactericida.

En el mundo, el murumuru ya es conocido y apreciado por su gran capacidad para restaurar los aceites de la barrera lípida de la piel, dejándola tersa y suave, gracias a lo cual se ha convertido en uno de los ingredientes estrella de la firma cosmética brasileña Natura, dentro de su línea sustentable Ekos.

Los productos elaborados con su aceite son muy valorados por sus resultados pues sus ácidos grasos forman una película protectora que ayuda a la piel a retener la humedad, manteniéndola hidratada durante mucho tiempo. También es rica en vitamina A.

En la página de la marca se le describe así: “La manteca de murumuru revitaliza el cuerpo y el alma”.

Protección y beneficio

Hace algún tiempo, el árbol de murumuru corría el riesgo de desaparecer debido a que sus espinas estorbaban el paso de las personas y, para evitar accidentes, se cortaba o quemaba sin piedad.

Hoy, en cambio, en ciertas poblaciones incluso le escriben canciones a ese fruto, que antes solamente era una molestia y hoy se ha convertido, gracias a Natura y a sus cualidades naturales, en un medio eficaz para procurarse la subsistencia.

Natura se ha ocupado de capacitar a ciertas poblaciones, ayudándolas a organizar la producción de murumuru de modo que se cuide del medio ambiente y se obtengan ganancias justas por su recolección y traslado a las fábricas de la compañía cosmética, la cual lo usa para la elaboración de una gama de productos.

Actualmente, lejos de querer deshacerse de sus palmeras, son las mismas comunidades las que buscan preservarlas, como patrimonio para el futuro.

Del murumuru se aprovecha toda la planta: se consume su palmito, se hacen anillos y botones con la cáscara de su semilla, utilizan sus hojas para la confección de cestas, sombreros y vestidos para rituales; con sus troncos construyen viviendas e incluso sus espinas son usadas por los pueblos indígenas para extraer de ellas un pigmento natural.

La firma de cosméticos replica este esquema en 19 comunidades brasileñas, sumando cerca de dos mil familias beneficiadas, las cuales también recolectan cacao, cupuaçu y maracuyá, entre otros, con los que se elaboran los productos de la línea Ekos. Esta colección celebra 10 años de ofrecer un modelo pionero para hacer negocios con una edición especial de jabones, los cuales contienen de un 20 a un 50% más de aceites naturales.