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En 1995, Maurizio Gucci, hijo de Rodolfo Gucci y presidente de la legendaria firma de moda, fue ejecutado por un asesino a sueldo al salir de su departamento en Milán.

El nieto de Guccio Gucci, fundador de la firma en 1881, había resultado vencedor en una larga disputa familiar por dirigir el negocio. De los cinco hijos de Gucci, sólo Aldo y Rodolfo se mantuvieron al frente de la empresa; tras la muerte de Rodolfo en 1983, Maurizio tomó el mando de la firma.

A pesar del éxito que Gucci había alcanzado en la década de los años 70 y 80 cuando personalidades como Elizabeth Taylor, Grace Kelly y Audrey Hepburn la convirtieron en una de sus favoritas y sus bolsas y cinturones eran los accesorios del momento, la maison italiana se vio envuelta en diversos líos legales por evasíon de pago de impuestos, lo que devaluó su estatus.

A principios de los 90, Gucci se había hundido en un letargo creativo y financiero del que parecía no poder escapar. El estilo de vida de la dinastía italiana era decadente y salvaje, destacando sólo por sus escándalos y habiendo dejado muy atrás la producción de alta moda.

Los antecedentes

Un año y medio antes del asesinato, Maurizio vendió lo que quedaba del consorcio al grupo Investcorp, el cual ya había adquirido las acciones de Aldo.

Por supuesto, la resolución se ganó el descontento de la familia, sobre todo, porque Gucci parecía haber encontrado una esperanza en el trabajo del entonces novel diseñador, Tom Ford, quien trajo sangre nueva a la firma.

El magnate se separó de su esposa, Patrizia Reggiani, una mujer de clase media, quien, mientras estuvo casada con Maurizio, mantuvo una posición respetada en el mundo de la moda.

Al divorciarse y con los problemas que enfrentaba la firma, Reggiani tuvo que conformarse con una pensión mínima, lo que la apartó del ambiente glamouroso que frecuentaba y amaba.

El rencor de Patrizia llegó tan lejos que contrató a un asesino a sueldo para matar a su ex esposo. Sí, la dama de sociedad fue la autora intelectual del homicidio de Maurizio Gucci, y desde entonces cumple una sentencia de 26 años en la prisión de San Vittore, en Milán.

Este clan escribió una historia de película que no ha pasado desapercibida para Hollywood. Ridley Scott, director, será el encargado de llevar a la pantalla el lado oscuro de una de las familias más disfuncionales -y chic- de Italia.

Todo parece indicar que Russell Crowe y Angelina Jolie serán los protagonistas de la historia; no obstante, la noticia ha desatado la furia de algunos miembros de la estirpe, manteniendo la polémica que la rodeó desde el inicio.

Controversia de séptimo arte

Aunque el rotativo Variety informó que la historia narrará los días del linaje fashionista a partir de la década de los 70, 80 y principios de los 90, las malas lenguas sostienen que será el asesinato de Maurizio, quien será interpretado por Crowe, el verdadero punto focal del relato.

Jolie dará vida a Patrizia Reggiani, quien dijo alguna vez que “es mejor llorar en un Rolls Royce que reír en una bicicleta” e hizo que la policía la dejara vestir un abrigo de piel el día de su arresto.

La temática del guión reflejará el exceso en el que vivió la dinastía, factor que provocó el descontento de Patrizia Gucci, bisnieta de Guccio, quien afirmó:

“Me parece que la idea es producir un filme ofensivo y poco digno de un director como Ridley”.

La descendiente del fundador declaró al diario Corriere della Sera que tanto Scott como Giannina Facio, esposa del cineasta y productora, le habían asegurado que se trataría de un trabajo biográfico y no de una película escandalosa.

Hace dos años, Facio fue invitada a pasar una temporada en la residencia de Patrizia Gucci, de 45 años, donde había pedido su autorización para llevar a cabo el filme. Giannina comentó a la hija de Paolo, otro de los sucesores de Guccio, que la trama se centraría en su padre y en su abuelo Aldo, y no en el crimen que rodeó a la muerte de Maurizio.

Gucci señaló que la familia está preparada para impedir el lanzamiento del largometraje si éste resulta humillante, y añadió: “Escribiré un libro acerca de nosotros para que sepan quiénes somos realmente y le daré una copia a Ridley Scott, esperando así que la película nunca llegue a estrenarse”.

Aunque existiera la posibilidad de que Charles Randolph, escritor particular del cineasta inglés, tuviera que inspirarse en otro aspecto para armar el guión, la leyenda de los Gucci está colmada de conspiración y conflicto. Incluso, un pariente político dijo alguna vez que vivir con los Gucci era “como tener que hacerlo con los Borgia”.

La cinta será distribuida por Fox 2000, compañía al frente de otro filme inspirado en el mundo de la moda The Devil Wears Prada, pero aún no cuenta con una fecha de estreno.

Un amor complicado

Más allá de la lucha de poder generada entre los hijos de Guccio, el matrimonio de Maurizio y Reggiani fue protagonista de su propia tragedia.

Ella era hija de un contratista y una lavandera, mientras que él provenía de una cuna de abolengo. Maurizio se sintió atraído por la vivacidad de Patrizia y poco le importaron las críticas familiares.

El dinero fue uno de los principales factores que hicieron de ambos una pareja inseparable. Durante casi 12 años de matrimonio, Reggiani se convirtió en la mejor consejera del ejecutivo, influyendo incluso en el rumbo de la maison.

Con el paso del tiempo, Maurizio contrató sus propios asesores y la opinión de su esposa fue relegada a segundo plano. El carácter de Patrizia se tornó voluble y dominante, hasta el punto de exhibir con frecuencia y en forma grosera los defectos de su marido en público.

El objetivo de Reggiani era apoderarse de la dirección de la firma, por lo que el empresario se hartó y le pidió el divorcio. Ambos continuaron peleando la custodia de sus dos hijas.

Finalmente, al decidirse a vender sus acciones por casi 200 millones de dólares, Maurizio se disponía a disfrutar felizmente de una nueva vida al lado de una mujer llamada Paola Franchi, con quien ya tenía planes de matrimonio.

Patrizia comenzó a rodearse de malas compañías y a hacer público su deseo de acabar con la existencia de su ex. Se dice que la mujer desafiaba a sus sirvientes, abogados y conocidos para ver quién tenía el valor de matarlo.

A las 8:30 de la mañana del 27 de marzo de 1995, un hombre llamado Benedetto Ceraulo disparó en cuatro ocasiones a Maurizio Gucci, dándole el tiro de gracia en la cabeza.

Reggiani fue encontrada culpable de planearlo. En su defensa, argumentó que el crimen había sido consecuencia de la locura tempora, que le produjo una operación en la que le habían extraído un tumor benigno del cerebro. Enferma de epilepsia y sin casi poder caminar, Patrizia cumple su condena.