Crea polémica la venta de ?homies?
SACRAMENTO. A veces, las grandes controversias vienen en paquetes pequeños. La más reciente llegó a Sacramento en burbujas de plástico de cinco centímetros que se venden en máquinas expendedoras. Cada burbuja contiene un "homie", una figurita de plástico de cuatro centímetros que representa personajes latinos con nombres como "el señor Raza", "Locote" o "Sonrisas". "Homie" (algo así como hogareño), es la jerga que se utiliza para denominar a los "chicos del barrio". A nivel nacional, se vendieron más de 4 millones de estos muñecos el año pasado, a 50 centavos de dólar cada uno. La demanda es tan alta que en ocasiones los especuladores compran juegos de los seis personajes para venderlos a precios más altos por Internet. Pero al tiempo que más figuras salen de las máquinas expendedoras, para terminar a veces en las manos de niños, la conmoción crece. De un lado están los que piensan que las ropas holgadas y los paliacates de los muñequitos son adorables; del otro, quienes los acusan de hacer una apología de las pandillas. Su creador, David González, afirmó que "abrió territorio inédito" al crear los figurines, a los que llama los primeros "juguetes latinos" de Estados Unidos. Indicó que los personajes están dirigidos a los adolescentes y se basan vagamente en personas que él mismo conoció al crecer en Richmond y asistir a la Universidad Estatal en San José. "Mis personajes no tienen que ver con la violencia" ni las drogas, indicó González, de 40 años. Sin embargo, las autoridades de Sacramento piensan de otra forma. Steve Harrold, vicefiscal de distrito y supervisor del condado de Sacramento, se declaró "ofendido" cuando se le mostró un juego de los famosos muñequitos. Harrold, que supervisa los procesos contra pandillas callejeras, fue especialmente crítico respecto de dos personajes: el musculoso y descamisado "Locote", y "Bola Ocho", un hombre de sombría vestimenta gris y sombrero negro. "Es el tipo de apariencia que se vería en la penitenciaría", señaló Harrold. "La única razón por la que alguien se viste de esa manera es para lucir intimidante. Estas figuras promueven la mística de las pandillas y, como fiscales, observamos de primera mano los efectos violentos de esa mística". A diferencia de Harrold, que nunca había visto los "homies", el teniente Jim Cooper, de la oficina del Alguacil del condado de Sacramento, está muy familiarizado con éstos. "Creo que perpetúan estereotipos. No permitiría que mis hijos jugaran con ellos". Spencer Clemson, de la empresa que distribuye las figuras en Sacramento, consideró que la controversia es una tormenta en un vaso de agua. "Los homies son personajes que no hacen nada violento". Agregó que de todos modos son receptivos a las críticas y si algún negocio no quiere tenerlos su deseo se cumple. Pero las tiendas que los venden han registrado un incremento de la demanda. Una persona gastó recientemente 100 dólares en muñecos en una máquina de un restaurante, y el gerente del lugar, James Stewart, piensa que su plan es revenderlos más caros. "Compró todos y nos preguntó cuando volveríamos a llenar la máquina". Nadie se ha quejado hasta el momento por la presencia de los "homies" en sus negocios, aunque a algunas personas, latinos incluidos, les parecen desagradables. Marisa Gutiérrez, directora de la principal galería de arte latino en Sacramento, señaló que "para mí no representan a la gente de nuestra cultura. ¿Por qué no muestran a un abogado, a un doctor o a un artista?". Pero González indicó que sus críticos están equivocados. Los latinos vestidos con pantalones holgados y paliacates no son necesariamente "gángsters" violentos y narcotraficantes. Para conocer realmente a los personajes, invitó a la gente a visitar el sitio de los "homies" en Internet, en homiescentral.com. Actualmente, González está en negociaciones con Hollywood para crear una serie de caricaturas de los "homies" y de otra de sus creaciones, los "mijos" (contracción de "mis hijos").





