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No es alburero como Brozo, ni tiene la gracia e irreverencia de la Beba Galván. Víctor Trujillo es serio, afable con las personas que están su alrededor y analítico con las preguntas que se le plantean, ya que se toma el tiempo necesario para contestarlas mientras se fuma un cigarro.

Comenta que desde hace tiempo tenía la inquietud de hacer un restaurante, pero su esposa, quien además era la productora de muchos de sus programas de televisión, le decía “no te distraigas”. Cuando se dio cuenta de que la resistencia de su compañera ya no estaría más —ella murió en mayo de 2004—, surgió el dilema: “¿Debo darme ‘chance’ de echar a andar mi viejo sueño?”

La respuesta la obtuvo cuando conoció al chef Rodrigo Llanes hace un año, quien tenía desde 1995 el espacio gastronómico El Jolgorio en Coyoacán. Poco a poco se fue dando la “cadena de mesas afortunadas” para hablar de un proyecto que tuviera la premisa de darle al comensal un viaje a través de los sabores.

Así es como surge El Jolgorio Cibeles, inaugurado en agosto de este año por Carlos Monsiváis, en un lugar inigualable: Plaza Villa Madrid 9, Colonia Roma, a un lado de la Glorieta de La Cibeles.

Lo que llama la atención del restaurante —del que también es socio Juventino V. Castro y Castro, especialista en derecho y ministro en retiro de la SCJN— es que puede recibir a cualquier tipo de comensal, ya que cuenta con tres conceptos gastronómicos en tres pisos.

El primero, en la planta baja, es una cafetería con mesas al aire libre, donde es posible tomar un café con pan hecho en el mismo lugar o disfrutar de una baguette, sándwich, ensalada y postre.

El siguiente piso es un bistró que tiene la intención de consentir los paladares a la hora de la comida. Se ofrecen platillos bajo el concepto de cocina del mundo con ingredientes saludables, a precios accesibles.

El piso más especial es aquel que se encuentra en el último nivel, destinado a crear diversas sensaciones en los clientes. El chef de lugar se pregunta quiénes son los que están en la mesa para construir el menú. Si los comensales son una pareja, los platillos que se sirven van al centro con la idea de que ellos compartan sus gustos, y fortalecer el romance. En caso de una comida de negocios, se ofrece la alternativa individual para crear ambiente de competencia.

Y es que en la “mesa es donde salen por lo menos el 70% de las cosas importantes en tu vida: el amor, la pasión, el desamor, la esperanza, la franqueza, el descaro (...), todo va creciendo allí”, dice Víctor Trujillo, quien actualmente participa en el programa Tercer grado y conduce El Notifiero.

El restaurante, dice, no es otra cosa que continuar con el viaje de placeres que ha tenido en su vida. “Queremos este lugar (mis socios y yo) para divertirnos, para gozarlo, no lo pensamos con la premisa de qué tal nos va ir en el negocio”.

En la Navidad, El Jolgorio Cibeles tiene una amplia oferta de canastas armadas con chocolates artesanales, panes hechos en el lugar, quesos, carnes frías y vinos, ideales para regalar a los amigos y familiares, y a uno que otro enemigo, finaliza Trujillo.