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Tepic, Nayarit.— Orgullosa, la directora general del Fondo de Cultura Económica, Consuelo Sáizar Guerrero, reconoce que nació envuelta en tinta y papel, que creció entre tipografía y libros, y que ahora todo lo que forma ese pasado, es su profesión.

Emocionada y con rostro casi incrédulo, la editora recibió la primera medalla “Emilia Ortiz”, durante una sesión solemne del Congreso de Nayarit.

“Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, los amigos, un gran amor. Uno es una suma mermada por infinitas restas”. Así, con palabras del escritor Sergio Pitol, Consuelo Sáizar iniciaba su agradecimiento, con pausas de voz entrecortada por los sentimientos.

Acompañada por familiares y amigos, la mujer nacida en Acaponeta, municipio ubicado a 143 kilómetros al norte de la capital nayarita, escuchaba a los diputados locales explicar la decisión de la XXVIII legislatura de crear un reconocimiento para mujeres destacadas y el porqué ella fue la primera en recibirlo.

Escuchó extractos de su vida y su trabajo, de su amor por la familia, los libros y sus raíces.

En su turno, agradeció y recordó. Agradeció el pasado y recordó lo que la ha llevado a ser lo que es.

Por ejemplo, que en 1917 su abuelo, Martín Sáizar, inició el periódico “El Eco de Nayarit”, al tiempo que Tepic se convertía en capital de esta entidad, y agradeció que ese mismo año nació la pintora y poeta Emilia Ortiz, a quien se refirió como “la más grande de todas las mujeres de la historia nayarita”.

Al iniciar el evento, Emilia Ortiz, cuyo nombre lleva el galardón, se sentó a la izquierda de Sáizar en las gradas del recinto legislativo. Cuando la homenajeada dio su agradecimiento, la tenía prácticamente de frente y le dedicó gran parte de sus palabras.

Egresada de la Universidad Iberoamericana, la empresaria y periodista confesó ser admiradora de talentos como el de su padre, Antonio Rodolfo Sáizar Quintero —quien falleció el pasado 16 de marzo— y de otros personajes que reconocía desde niña.

“Quería vivir en los libros, en el mundo de los libros, de los escritores y de las librerías, y alguna vez confesé a mi amiga mi gran deseo de llegar a ser directora del Fondo de Cultura Económica, y al lograrlo tuve la oportunidad de conocer a muchos de mis autores admirados”, explicó al destacar que su primer encuentro con un escritor vivo sucedió cuando ella tenía siete años, en 1968, y el poeta Alí Chumacero fue a visitar a su abuelo a su casa.

“Papel, tinta, tipografía y libros, esa fue mi infancia y ahora es mi profesión, la profesión que amo, que me define, que me emociona, que vivo con toda la pasión posible y que me da pertenencia”, recitó muy apasionada la galardonada.