En 1939, en la ciudad de Hiroshima, Japón, nació Issey Miyake, actualmente reconocido como el más influyente de los diseñadores de ese país. Tiene boutiques en Tokio, París, Nueva York y Londres. Por otra parte, sus fragancias se venden en los mejores almacenes del mundo.

Visionario e innovador

A los 21 años, en 1959, ingresó a la Universidad de Arte Tama, en Tokio, donde aprendió las reglas básicas del diseño de modas.

Sin embargo, no se limitó a conocerlas, sino que se comprometió a elaborar ropa que tuviera un papel real en la vida de las personas.

Por ello, su trabajo se centró en el cuerpo y en poner sobre él ropa práctica que al mismo tiempo representara una creación pura.

Su inspiración lo llevó a desarrollar su propio estilo, el cual plasmó en prendas que él considera "universales", como jeans o camisetas.

De Tokio a París

Años después (seis, para ser exactos) se mudó a París, donde tomó clases en la Chambre Syndicale Couture y luego tuvo la oportunidad de trabajar con importantes diseñadores, como Guy La Roche y Hubert de Givenchy.

"En París no podía imitar a nadie, por ello elegí ser yo mismo -señala el diseñador-. Los acontecimientos sociales de mayo del 68 me ayudaron a ver claro y a afirmarme".

De las contradicciones entre las rígidas reglas del mundo de la moda y la rebeldía de la juventud, el joven Miyake consolidaría su estilo: ropa práctica, cómoda y universal.

Regresó a Tokio en 1970 y estableció su propio estudio, que se convirtió en su laboratorio particular de investigación y donde se dedicó a convertir sus sueños en realidad.

Tres años más tarde, el creador japonés inauguró su primer taller en París. A sus ojos, la industria del lujo estaba desfasada, así que se comprometió con la moda masiva, organizando desfiles y otros actos destinados al gran público.

En 1978 publicó Reuniones del este al oeste, un trabajo en el cual plasma su propuesta para hacer un puente que comunique Oriente y Occidente, con la reinterpretación de la ropa japonesa tradicional en un estilo más moderno.

En el mundo de la moda, una de sus grandes aportaciones han sido sus célebres plisados, que persiguen la liberación total de la figura humana conjugado con su interés por armonizar la moda oriental y occidental.

Ligeros y cómodos, los plisados fueron la culminación lógica de la búsqueda del diseñador para una ropa funcional. Miyake señaló al respecto: "El valor de un diseño se confirma solamente cuando llega a ser útil en el día a día".

El perfumista Miyake

En 1992, Issey Miyake decidió crear su primera fragancia femenina y eligió la sustancia más pura de todas: el agua. Quería que su fragancia revelara la belleza de ese elemento.

Por ello, para componerla quiso reconstruir la memoria del agua, aquella de los olores incontables que todos recolectamos en el paso por diferentes lugares del mundo.

Quería que su fragancia cautivara a la mujer que la usara. Así nació L´Eau D´Issey, la cual evoca una corteza de árbol que gotea, el rocío de las flores, el agua de la ducha, el vapor que se eleva del piso del bosque cuando sale el sol otra vez.

L´Eau D´Issey es un perfume floral amaderado. Sus notas altas son freesia (flor originaria de África del sur), rosa, loto y ciclamen. Las medias se componen de clavel, azucena y peonía. Por último, sus notas bajas están constituidas por almizcle, tuberosa y osmanthus.

En 1994, crea la primera fragancia para caballeros, L´Eau D´Issey, a la que le seguirían Le Feu (1998) y Le Feu d´ Issey (2000). Una de las más recientes creaciones en el campo de los aromas es L´Eau Bleue D´ Issey Pour Homme, en el que se combinan el aroma suave y chispeante de la mandarina, la nota aromática del romero, la cidronela y la badiana. También conviven la rosa de mayo, la palmarosa, la rama de geranio y la capuchina, mezclada con jengibre, heno, musgo y pachulí.