La combinación del gótico en México
Como en muchos otros países Francia no sólo dejó su influencia en la arquitectura, sino también en la pintura y escultura en América, sin olvidar las artes decorativas. De esta influencia de Francia haré mención en la arquitectura mexicana. En México las iglesias eran fortificadas, mientras que la ciudad se dejaba abierta al ataque por todos lados. El objeto era fortificar el núcleo y no la periferia. Todas las avenidas guiaban hacia la iglesia, rodeada de un basto patio y paredes almenadas. Ocasionalmente se usaban como refugio, desde donde se podía tener estratégica defensa, ya fuera de una rebelión interna o enemigos del exterior podían ser controlados. El modelo de un pueblo sin murallas con la iglesia fortificada, tiene analogías con la práctica de la Edad Media. En toda Europa sólo encontramos una área donde esto era común, la parte sudoeste de Francia. En el año de 1229, hubo dos eventos de gran importancia, a los representantes feudales del rey de Francia se les dio autoridad para fundar nuevos pueblos no fortificados. En todo el sudoeste de Francia, cientos de estos pueblos se levantaron durante el siglo XIII, simples aldeas y pueblos en los cuales el único refugio fortificado era la iglesia. El otro evento fue la organización de la Inquisición en Tolusa, bajo los auspicios de la orden Dominica. Por este acto las órdenes mendicantes, que más tarde incluyeron franciscanos y agustinos, empezó a dominar las cuestiones religiosas en esta pacífica región. Bajo el soporte real y papal, los frailes llegaron a ser una gran autoridad. La reconstrucción de las provincias debastadas fue hecha por los mendicantes, colaborando con la corona francesa. Debe tenerse en cuenta que la misión de esta orden fue urbana desde el principio, en contraste con las viejas predilecciones monásticas, que era de retiro y hermetismo, como en el caso de los cistersianos, o sea los religiosos de la orden de San Bernardo. El resultado de la forma del siglo XII, es ahora un pueblo abierto con una iglesia fortificada, producida bajo la acción directa o indirecta de los mendicantes, la economía y la magnitud del programa de restauración necesitaba con frecuencia el uso de un plan simple, una iglesia de una sola nave, generalmente construida de tabique e improvisada, compuesta de elementos de los antepasados, constituyendo una solución ocasional, más que el resultado de un plan deliberado. La analogía típica entre estos eventos del siglo XIII y los del siglo XVI en México son obvios. Las órdenes de los mendicantes en México como en Francia, sirvieron como instrumentos de la regla real sobre los nuevos territorios conquistados. Se deduce que las formas arquitectónicas especificas son análogas en Francia y en México; la iglesia estándar es de una sola nave abovedada de sólidas proporciones. Aún las medidas específicas son extraordinariamente similares, el uso del tabique es común en ambos lados. Es difícil establecer los lazos históricos entre las dos campañas, separadas como se encuentran por más de tres siglos, pero no es imposible que cuando los frailes se enfrentaron con la gran tarea en América, recordaron sus tempranas experiencias en Francia cuando prevalecían las mismas condiciones. Poca atención ha sido puesta en el gran número de mendicantes del sudoeste de Francia, quienes participaron en la temprana evangelización de México. Su más eminente representante fue Jean Focher, un franciscano de origen aquitaniano, que había recibido el título de doctor en la Sorbone, donde le había enseñado Alonso de la Vera Cruz; la fecha de su arribo a la Nueva España no se sabe con certeza, murió en 1572 o 73. Entre las reliquias más antiguas que del estilo gótico se encuentran en México podemos citar, la fachada sur del convento de Texcoco, en algunas otras fachadas encontramos llamativos adornos góticos como en la de Yecapixtla (154), Molongo o Atotonilco de Tula, el trabajo en Texcoco puede ser fechado alrededor de 1550, y en Atotonilco de Tula no antes de 1560, debido al gran parecido del trabajo en la puerta de Acolman y Tlalmanalco. El púlpito de Yecapixtla muestra el estilo gótico aunque no se sabe si fue traído directamente de España o Portugal. Como puede verse por los anteriores ejemplos, la primera arquitectura en México después de la llegada de los españoles es la de estilo gótico. Esto puede causar sorpresa cuando se asocia la conquista con el renacimiento dentro del que nace el plateresco. El estilo gótico es distinguido en el exterior de las iglesias, por el gran sostén gótico que llega al final de la altura, y las murallas almenadas a todo lo largo de la barandilla del techo. Las ventanas, donde las hay, son altas y amplias. En el interior de las iglesias, el revestimiento de las naves es gótico, en algunos casos como en Cuernavaca la bóveda es simple, en otros el techo es de manera tallada como en Tlaxcala, como ya hemos dicho en general no llevan varias naves y terminan en nicho poligonal. En las fachadas los ornatos se encuentran alrededor de la entrada, variando su elaboración de acuerdo con la imaginación del fraile arquitecto y la habilidad del escultor, pero en casi todos hay una combinación de morisco, gótico y renacentista. En México una de las primeras iglesias de este tipo es la de Huejotzingo, en el estado de Puebla, y no sólo es un monumento en la historia de la arquitectura de México, sino también una de las viejas iglesias en el continente. Este monasterio empezó a ser construido bajo la dirección de Fray Juan de Alameda. Una puerta de tres arcos da entrada a un extenso atrio, más adelante se encuentra el arco de la puerta de la iglesia (de tipo árabe), en el interior el artesonado del techo es gótico, uno de los más hermosos en México. A la derecha de la entrada de la iglesia hay dos arcos romanos, con tallados que recuerdan el trabajo del siglo XII en España y Francia. En Cholula encontramos la iglesia gótico de San Gabriel (1549), la entrada es plateresca. San Jerónimo Atotonilco (Hidalgo), tiene sobre su entrada estilo plateresco, una ventana típicamente gótica. En 1526 llegaron a México los primeros dominicos, y en 1533 los agustinos, que como los franciscanos no sólo traían la luz del evangelio sino muchos otros tipos de enseñanza. De los monasterios agustinos mejor preservados en México tenemos el de Acolman y el de Actopan. La de San Agustín Acolman, cerca de San Juan Teotihuacán, que junto con la de Huejotzingo son unas de las más hermosas de México, de la fusión del gótico con el morisco y principios del renacimiento que es el plateresco.





