Ana Bertha Lepe, una vida trágica
En 1953, las chicas que participaban en concursos de belleza pedían permiso a sus padres para hacerlo, aunque fueran mayores de edad. Los trajes de baño cubrían parte del muslo y junto con la corona se les colocaba una capa de armiño. Aquel año ganó el concurso una francesa, Christian Martel-Magnani, que luego se casaría con el mexicano Miguel Alemán. Sin embargo, para nuestro país fue mucho más importante el cuarto lugar ganado por la hermosa tapatía Ana Bertha Lepe, quien entonces contaba apenas con 18 años. Ana Bertha volvió de Long Beach, California, lugar del concurso, envuelta en un aura de símbolo sexual, podría decirse que parecido al de la rubia Marylin Monroe. Desde que pisó suelo nacional comenzaron a lloverle ofertas para trabajar en cine. Hizo su debut con la película La justicia del lobo y no paró hasta contabilizar casi 70 cintas, entre las que destacan El vizconde de Montecristo, Los gavilanes, Rebelde sin causa y México lindo y querido. La tragedia que esombreció su vida El 29 de mayo de 1960, la bella Ana Bertha presenció la muerte de su novio, el actor Agustín de Anda, a consecuencia de los disparos hechos por su propio padre, Guillermo Lepe. Su relación con el hijo de Raúl de Anda, productor cinematográfico, era conocida por todo el público. La actriz trabajaba en un espectáculo nocturno en el cabaret La Fuente, en la ciudad de México. Según los testigos, el padre de la actriz acostumbraba pasar por ella al lugar, ubicado en Insurgentes, para llevar a su hija de regreso a casa. La noche del asesinato, mientras esperaba que su hija terminara, un mesero le informó a Guillermo que Agustín de Anda deseaba hablar con él. Lepe fue a encontrarse con el novio de Ana Bertha y tomó con él un par de copas, tras lo cual surgió una fuerte discusión. Aparentemente, De Anda le anunció que "tenía" que casarse con la joven, pero no estaba en condiciones de hacerlo, ya que no contaba con el dinero necesario y su padre se negaba a prestárselo. En el momento más álgido de la discusión llegaron Ana Bertha y el coreógrafo, por lo cual decidieron cambiar de tema. Entonces Agustín se despidió. Lo siguieron Ana Bertha y su padre. Según Guillermo Lepe, el joven le dijo: "Desde este momento dejo en libertad a su hija para que haga su vida". Al pedir el padre una explicación a ese respecto, el joven actor lanzó unas palabras "inconvenientes" que motivaron a Lepe a sacar la pistola y a dispararle dos balazos pues, dijo después, "él había hecho el ademán de sacar un arma". El olvido Ana Bertha se refugió en el trabajo mientras su padre purgaba una pena en prisión. Durante la década de los 60 filmó la mayor parte de sus películas y en los 70 prácticamente desapareció de escena. Sus allegados cuentan que cayó en una profunda depresión: presa del alcohol, subió de peso hasta perder la envidiable silueta que poseía. Dejó de trabajar y fue mucho tiempo después que algunos amigos, productores de televisión, la llamaron para participar en telenovelas. Su última aparición en televisión fue en el 2001, en la miniserie Navidad sin fin. Actualmente su salud se encuentra muy deteriorada. Serias lesiones en la columna vertebral, problemas gástricos y hepáticos, resultado de su adicción a la bebida y una lista de achaques menores la mantienen recluída en su rancho de Texcoco, donde ocasionalmente, cada vez con menos frecuencia, recibe a sus amigos.