Lo último en tendencias gastronómicas consiste en ofrecer a los consumidores agobiados por las prisas cotidianas, pero atentos a su bienestar, comida rápida y muy saludable.

Este tipo de alimentación, conocido como fórmula fast good, que podría traducirse como rápida y buena (en oposición a fast food, comida rápida), surgió en 1997 en la capital española y se ha extendido a toda España , así como a Canadá y Estados Unidos, entre otros países.

Resulta tan benéfico en una época en que abunda la chatarra alimenticia, que incluso está avalada por Ferran Adrià, el mejor cocinero del mundo y creador de El Bulli, su célebre restaurante donde se prueban sabores que no existen en ningún otro lado, creados por el propio chef.

Adriá apoya el concepto de bocadillos sanos y es asesor de la hamburguesería madrileña Fast go, en el hotel NH.

La oferta de los establecimientos fast good se inspira en la de las conocidas hamburgueserías rápidas tipo Mc Donalds. Sólo que todo en aquélla es rigurosamente saludable.

En un ambiente de carácter futurista, el cliente escoge en unas vitrinas los bocadillos y las hamburguesas, se le asigna un número y espera en la mesa a que el camarero le lleve la combinación elegida.

Cuando la chef mexicana Ana Georgina Lomelín decidió abrir en la ciudad de México un establecimiento fast good (Citio, en la calle de Prado Norte, Lomas de Chapultepec),

se inspiró en la oferta de la cadena Delina´s, (la primera en el mundo con las señas de identidad de la fast good), y se centra en un buffet de ensaladas, panninis, chapatas y bread rolls, todos crujientes, calientes y recién prensados, que pueden rellenarse con algunas de las 24 diferentes mezclas que están disponibles para formar un suculento sándwich multipisos.