El sueño de Isidro Fabela

. (Foto: EL UNIVERSAL )
a leyenda cuenta que en esta casa habitaba un hombre bastante gruñón, que al mínimo enfado rompía los platos que había en su casa. En la vecindad ya estaban acostumbrados a su mal humor, así que cada vez que se desquitaba con la loza, los vecinos juntaban los restos y los pegaban en la fuente conocida actualmente como del Risco. También cuentan que en la época de la invasión estadounidense, la residencia se ocupó como cuartel de las fuerzas de EU y que durante su estancia la fuente fue utilizada como blanco para ensayar el tiro. Por supuesto, estas dos historias son mera ficción, pues no existen evidencias de ello, ni mucho menos se han encontrado rastros de balas en los muros o en la fuente de la Casa del Risco. Sin embargo, lo interesante del asunto es que a través de los siglos se han construido en torno a esta antigua residencia verdades y mitos que son parte de su atractiva vida. En tiempos remotos, se le conocía como el Barrio de Tenanitla, un pueblo pintoresco con clima, fauna y vegetación distintos a los del colonizado valle. Cuando hacía mucho calor en el centro de la ciudad, San Ángel ofrecía un clima más fresco, así que muchas familias optaban por ir allá. "Aquí se construyeron casas hermosísimas y muy grandes. Estaban también el Convento del Carmen y la iglesia de San Jacinto; el barrio lo cruzaban ríos como el Magdalena, por lo que la vegetación y la fauna eran diversas." "San Ángel era un pueblito aislado de la ciudad de México y hasta la fecha sigue manteniendo su iglesia, su mercado y una población propia", narra en entrevista Ana Luisa Valdez González Salas, directora del Centro Cultural Isidro Fabela. En el mes de julio, la gente de fuera venía también a las fiestas del pueblo en honor de la Virgen del Carmen. Como parte de los festejos organizaban días de campo, bailes, corridas de toros y peleas de gallos en las que se apostaban hasta los "calzones". Y ni hablar de sus paisajes. Crecían cactus, helechos, nopales y diversidad de flores silvestres que algunos habitantes de la región aprovechaban para vender en la plaza de San Jacinto. Era común en esa época ver conejos, zorras y ardillas; gavilanes y halcones, y ver pasar alguno que otro susto al toparse con una escurridiza serpiente de cascabel entre los pedregales. Era costumbre decir en aquellos días "voy a México". "San Ángel es bonito a su manera, con sus campos de maguey, sus casas dispersas (...), la plaza con el mercado, la parroquia, la iglesia Del Carmen (...), las estrechas callejuelas; las chozas de los indios; exuberancia de encarnadas rosas, el pequeño puente y la calzada y los manchones de sus arboladas; las casas "para mudar temperamento" (como les llaman las familias mexicanas y en las que residen durante el verano), con sus ventanas enrejadas, jardines y huertos, y después en la lejanía, la vista de México, las torres de Catedral, los volcanes y las soberbias montañas, salpicadas de iglesitas y de largas alamedas", fue lo que madame Calderón de la Barca registró durante su estancia en México de 1839 a 1840. "Es una fuente concebida por una mente erudita con formas, conceptos e ideas muy definidos", advierte la licenciada Ana Luisa Valdez. "El autor juega a poner sobre el muro una serie de platones unos muy importantes de la dinastía Ming, talavera de la Reina, talavera de Puebla, porcelana Rosa. Me imagino que fue una manera de darle más señorío a la casa, un toque de gracia, de diferencia", añade. La fuente del Risco probablemente fue construida en el último tercio del siglo XVIII "cuando el barroco se convirtió en ultrabarroco, exagerando en formas, colores, en tratar de sobrecargar las cosas", señala Marina Hernández Aguirre, subdirectora del mismo centro cultural. Aproximadamente, desde el siglo XVI existía el mencionado predio, pero fue cambiando de dueño y de fisonomía. Primero fue una huerta y con el paso del tiempo se construyeron cuartos, hasta que en 1750 se consiguió la estructura con la que actualmente conocemos a la Casa del Risco, considerada monumento histórico desde 1931. Ante la inseguridad que ocasionó la Revolución Mexicana con la llegada de zapatistas, carrancistas y demás ejércitos a la zona de San Ángel, muchas familias adineradas decidieron mudarse y abandonar sus mansiones. Fue entonces cuando esta casa se llenó de invasores y se convirtió en vecindad con pequeños "changarros" en su planta baja. Así, el nicho izquierdo de la fuente del Risco quedó transformado en un vulgar excusado. Don Isidro compró la casa en 1933 y hasta 1938 concluyó la restauración de la fuente que está hecha de materiales que se desprenden fácilmente. Los platos y las conchas se fueron aflojando con el tiempo y terminaron por caerse. Don Isidro se dedicó a conseguir con anticuarios parejas de platos y platones de cada tamaño y color, unos buenos y otros no tan buenos que parecen salseras de Sanborns, explica la subdirectora. La fuente se restauró y la composición de los nichos pudo volver a su simetría original. "Donde está el escudo de Puebla, de color azul, situado en centro de la fuente, hacia arriba señala Marina Hernández se puede decir que están la mayoría de los detalles de platos; casi todo lo que son tacitas y nichos está intacto, como Isidro Fabela lo compró." También se le conoce como la Casa del Mirador por el torreón ubicado a la derecha de la fachada, desde la cual se dominaba casi toda la ciudad antigua. A la familia del Conde de Agreda, junto con el escritor Manuel Payno, les tocó observar desde ahí los "cocolazos". Mientras tanto, el doctor Gabino Barreda se encargaba de atender a los heridos en el patio de la casa. Al abandonarla sus dueños, uno de los batallones estadounidenses aprovechó para quedarse ahí durante un tiempo; entonces surgió el mito de que la fuente era utilizada como tiro al blanco. En los 30, Isidro Fabela la compró y vivió en ella por 30 años al lado de su esposa, Josefina Eiseman, y sus dos hijos adoptivos. Don Isidro hizo de la Casa del Risco un centro intelectual y político que reunía periódicamente personalidades de la talla de Alfonso Reyes y Alfonso Caso. "Tenía la idea de adquirir una bonita casa que fuera monumento histórico, y decorarla con su propia colección. Entonces se encontró con esta residencia de San Ángel y la compró, creo que en 500 pesos, una suma bastante grande en aquellos años", manifiesta la Ana Luisa Valdez. "Aunque no fue millonario, aprovechó excelentes oportunidades para comprar objetos exquisitos y muy bellos, lo que le permitió dejar un acervo muy bien integrado de arte europeo, mexicano y barroco, principalmente." A través del recorrido por las salas del museo aparecen pinturas, esculturas, muebles y objetos místicos y profanos, que sirvieron a la decoración de la casa de Isidro Fabela. En una de ellas nos encontramos con un pequeño óleo de la Virgen de Guadalupe, del pintor Miguel Cabrera, el único autorizado para calcar la imagen directamente del ayate de Juan Diego; esculturas de madera estofada, madonas, santos, columnas con ángeles, que alguna vez fueron fragmentos de retablos; en otra se haya la imagen en óleo de Santa Bárbara, una de las piezas más antiguas que posee el acervo y que data del siglo XV. Amante del retrato, Fabela adquirió algunos del cotizado Francois Clouet, pintor francés del siglo XVI, de la corte de los Valois. En el mismo museo se observan algunas escenas costumbristas creadas por Philip Wouwerman, destacado por su pintura ecuestre, así como obras de Carlos Mérida, José María Velasco, Agustín Arrieta, reconocido por sus bodegones, y Julio Ruelas. Estas son sólo algunas de las 500 piezas que se encuentran en exhibición, incluyendo el antiguo comedor del matrimonio Fabela y una salita del siglo XIX, además de platos, espejos florentinos, alhajeros y curiosos bargueños. Isidro Fabela y "Finita", su esposa, decidieron donar al gobierno de México la Casa del Risco, la colección de arte que él había adquirido durante buena parte de su vida y un importante archivo histórico de la Revolución mexicana junto con el archivo privado de Venustiano Carranza, obsequio que recibió de parte de las hijas del caudillo. "Fue un acto de generosidad muy difícil de entender en estos días, porque él reunió todo esto con mucho esfuerzo", comenta la licenciada Valdez. Consiguió un fideicomiso del que se haría cargo el Banco de México e invitó al gobierno del estado de México para que compartiera este proyecto, por tal motivo es que se presentan continuamente en la sala de exposiciones temporales obras de artistas mexiquenses. "La inauguración del Centro Cultural Isidro Fabela del que forma parte la Casa del Risco se hizo el 30 de septiembre de 1963, por el presidente de aquel entonces, Adolfo López Mateos. Fue una gran recepción, no en términos de banquete ni nada de eso, sino que asistió la mayoría del gabinete presidencial." Radicado en Cuernavaca por problemas de salud, a sus ochenta y tantos años Isidro Fabela fue testigo de aquel día, pudo ver cumplido su sueño de haber creado un espacio de difusión cultural en el que la gente pudiera venir a ver arte, a recrearse, "a consultar, a trabajar, a dar conferencias, a exhibir". Isidro Fabela fue embajador de México en diferentes países, gobernador del estado de México, diputado, revolucionario, secretario particular del presidente Carranza, escritor de libros sobre Derecho Internacional, poesía y cuentos; publicó numerosos volúmenes de " Documentos de la Revolución mexicana"; hombre culto que rescató la historia y las paredes de una casa con su fuente barroca en el patio interior, con sus verdades y mitos. El horario del museo es de martes a domingo de 10 a 17 horas; la entrada es gratuita.
Cuando podías decir ?voy a México?
La moda entre virreyes, condes y duques de la Nueva España era descansar los fines de semana en su casa de campo de San Ángel o Coyoacán, antiguos lugares de recreo alejados de la ciudad que fueron similares a lo que ahora son Cuernavaca, "Teques" o "Valle" para los actuales habitantes de la vertiginosa capital.
Concepción de una mente erudita
En este mismo lugar se construyó una casa primorosa al estilo barroco cuyo último morador fue el escritor, abogado, diplomático y coleccionista de arte, Isidro Fabela. Lo que la hizo famosa, principalmente, fue su fuente ubicada en el patio interior. Levantada como un altar y tapizada con platos, platones, tazas, tibores, riscos (pedacería de porcelana y cerámica), concha nácar y pequeños espejos, la fuente del Risco ha sido admirada por numerosos personajes, entre ellos el rey Juan Carlos de España; el emperador de Etiopía, Haile Sellassie; presidentes de la República, diplomáticos y gobernadores.
Sus moradores
En 1750, la actual Casa del Risco de arquitecto desconocido, con un valor estimado en mil pesos de antaño, fue adquirida por Manuel de León, un personaje de alto rango de la Casa de Moneda y miembro del Ejército, aunque tuvo muchos otros dueños desde el siglo XVII. Más tarde, en el XIX la ocuparía Diego de Agreda y su hijo José. Fue a don Pascual, el nieto, quien le tocó desalojarla cuando ocurrió la invasión estadounidense, alrededor de 1847.
La colección de arte de Isidro Fabela
Tanto en Europa como en México, Fabela pudo hacerse, poco a poco y con esfuerzo, de una importante colección de arte y antigüedades; alrededor de 800 piezas que ahora podemos apreciar, en su mayoría, en lo que es el Museo Casa del Risco del Centro Cultural "Isidro Fabela".
Un sueño realizado
Una biblioteca con más de 30 mil volúmenes en la que se encuentra exhibida la calavera del "Tigre de Santa Julia", especializada en derecho Internacional, historia de México, Revolución mexicana y criminología; un auditorio, un museo, un espacio dedicado a Isidro Fabela donde se muestran sus condecoraciones, fotografías, libros y documentos, y una sala de exposiciones temporales, este es el sueño realizado por el abogado, diplomático y escritor nacido en Atlacomulco en 1882.





