Como hija de artistas, a Paloma Picasso pronto llegó la inspiración. El talento que corre por sus venas afloró con rapidez, convirtiendo sus productos en sinónimo de elegancia y sensualidad. Es creadora de una marca que, además de distinguirse por el buen gusto, destaca en su colección de cosméticos sus labiales rojos.

Comienza la historia

Paloma nació en 1949 en Vallauris, en la riviera francesa. Fue concebida por Pablo Picasso y Françoise Gilot, quienes mantuvieron una relación de 10 años. La pareja se separó en 1955 y la siguiente compañera del artista, Jacqueline, llegó a prohibir a Gilot y a sus hijos que asistieran al funeral de Picasso, fallecido en 1973.

Rodeada de artistas desde muy temprana edad, Paloma Picasso comenzó su carrera como diseñadora.

En 1973, conoció a Rafael López-Cambil, cuando ella armó el vestuario de algunas de las obras de este argentino. En 1978, se casó con el apuesto López-Cambil, con quien vivía desde hacía algunos años. Él la persuadió para que explotara su éxito con la prensa.

El dramaturgo no tuvo reparo en dejar su carrera en stand by para ayudarla a lanzar la gama de perfumes y joyería que la han hecho famosa en todo el mundo.

Así fue como, alentada por su marido, Paloma lanzó su primera colonia en 1984, seguida por jabones, lociones corporales, cremas, polvos y talco. De París a Hong Kong, inauguró varias tiendas con su nombre y fue ampliando la gama de productos con pañuelos, guantes, bolsos, gafas, objetos de cristal y de porcelana. En la actualidad, el negocio le genera ingresos millonarios.

Paloma Picasso logró su primer reconocimiento internacional por sus diseños exclusivos de joyas para Tiffany, inspirados en el periodo art déco . Sus piezas son audaces, coloridas y extraordinariamente detalladas.

Aunque su negocio siguió floreciendo, su matrimonio con López-Cambil no corrió la misma suerte, pues esa relación empezó a tambalearse.

En 1994, cansada de una intensa vida social, la pareja vendió su magnífico piso en Park Avenue por más de 500 millones de pesetas y Paloma decidió cambiarse de Nueva York a Londres. Sin embargo, la relación con el genio de su imperio no se rompió. "Siguen siendo amigos y socios en todas sus actividades empresariales y esperan conservar esta maravillosa relación", se difundió entonces en un comunicado de prensa.

Después de 17 años de matrimonio, la ruptura se atribuyó a la ambición desmedida del argentino, pero Paloma nunca confirmó las habladurías.

A principios de 2001, la hija del pintor y su nuevo marido, el doctor Eric Thévenet un médico osteópata francés, se mudaron al cantón de Vaud, Suiza, un área donde habían ido a menudo a esquiar y en la que Paloma Picasso aprecia la tranquilidad.

Además de la intensa actividad por sus negocios, Paloma Picasso es impulsora del arte. Inauguró en Lausanne una fundación para promover los trabajos de sus padres y particularmente de su madre, Françoise Gilot, también artista.

Hoy la marca que lleva su nombre es reconocida mundialmente por su elegancia y buen gusto y, sobre todo, por sus seductores labiales rojos.