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Una princesa con un abuelo 'santo'

Sonya Valencia| El Universal
Domingo 27 de junio de 2004
Miriam de Habsburgo nació en México cuando su familia ya había sido despojada del trono, y hoy se prepara para asistir a la beatificación de su abuelo en el Vaticano

A mediados de mayo pasado, Miriam de Habsburgo de Corcuera recibió un comunicado procedente del Vati cano que la paralizó de emoción. El documento anunciaba que el 3 de octubre el Papa Juan Pablo II beatificará a Carlos I de Austria, abuelo de la princesa, por las acciones que desarrolló en vida y "después de muerto".

Sin perder tiempo, Miriam llamó a su padre, Félix de Habsburgo, y le dio la noticia. El hombre, de 88 años, quedó sin habla también, por la emoción. Por fin la Iglesia católica le haría justicia a su padre, quien desde los años 50, había sido nombrado Siervo de Dios.

Decendientes directos de quien fuera el último archiduque de Austria, en la actualidad los miembros de la familia Habsburgo hacen los preparativos para estar presentes en tan significativa ceremonia.

"Para nosotros es un gran privilegio que vayan a beatificar al abuelo, comenta Miriam. Por cuestiones políticas es difícil que beatifiquen a un monarca, pero gracias a Juan Pablo II al abuelo Carlos se le ha reconocido todo lo que ha hecho.



HISTORIA DE SOBERANOS

Hablar de la familia Habsburgo, es hablar de siglos de historia, la cual Miriam centra en la llegada de su padre a nuestro país.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando ya sus padres habían sido despojados del trono, Félix de Habsburgo vino a este país por invitación de un amigo. "En cuanto llegó, se dio cuenta de que este era el lugar donde quería vivir. Le fascinó la gente, el clima, la comida. Regresó a Europa y conoció a mi madre, la princesa Ana Eugenia D`Aremberg; se casaron y por iniciativa de él, vinieron a radicar a México en 1952", relata Miriam.

Nuestra entrevistada, la quinta entre siete hermanos, señala que seis de ellos nacieron en este país. Sólo la tercera nació en Alemania. La casa familiar de los Habsburgo siempre estuvo por el rumbo de San Ángel, "donde todavía vive mi padre; mi madre ya falleció".

Recuerda que su infancia fue muy divertida: "Cuando tienes una casa con seis hermanos, siempre lo disfrutas. Éramos muy unidos y como no teníamos permitida la televisión, constantemente buscábamos qué hacer".

¿Cómo es la historia de tu familia?

Tiene muchos pasajes trágicos, uno de ellos fue en 1919, cuando cayó el imperio Austro-Húngaro y todos los integrantes de la familia salieron hacia Suiza y posteriormente a la isla de Madeira.

"Mi abuelo, Carlos I de Austria y mi abuela, la emperatriz Zita con sus siete hijos, entre ellos mi padre, llegaron a vivir a España invitados por el rey Alfonso XIII.

"Después de algunos años, el abuelo regresó a Austria, pero al decretarle pena de muerte tuvo que salir de incógnito, e incluso se despojó del apellido Habsburgo para adoptar el nombre de Carlos de Bar, con el cual viajó por todo el mundo." ¿Cuándo te enteras que tu verdadero apellido es Habsburgo?

A los 12 años. Cuando éramos chicos mis padres no nos contaron gran cosa sobre su historia familiar porque sufrieron mucho la persecución y pensaron que era mejor mantener en secreto su vida por nuestra seguridad. Durante años estuvimos con un apellido que no era el nuestro, hasta que llegó el momento en que nos tuvieron que decir la verdad.

¿Qué tanto cambió tu vida esa revelación?

Mucho, incluso en la escuela los compañeros ya no se portaban igual con nosotros. Algunos se burlaban, otros nos acosaban con preguntas. Fueron momentos muy raros.

Para estar oficialmente en México y asistir a la escuela, los miembros de la familia, que se manejaban con el apellido De Bar, tenían papeles notariales que constataban que su verdadero apellido era Habsburgo.



EL BEATO CARLOS I

Como su familia era muy religiosa, cuando niños todos los De Bar-Habsburgo estudiaron en escuelas católicas, Miriam nos cuenta que durante años han rezado por la beatificación de su abuelo Carlos I: "Desde que lo nombraron `Siervo de Dios` hemos orado para que lo beatifiquen, por eso ahora, al recibir la noticia, estamos felices."



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