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Tania Elías Calles, velerista olímpica

Andrea Ávila| El Universal
Domingo 05 de octubre de 2003
La nieta del ex presidente Plutarco Elías Calles consiguió el oro en la justa de vela de los pasados Juegos Panamericanos y actualmente se prepara para los Olímpicos de Atenas

A los 24 años, Tania destaca en un deporte no muy extendido en México: el velerismo. Ella ganó la medalla de oro en los pasados Juegos Panamericanos de Santo Domingo, entre otros varios logros.

Platica que su interés por ese deporte acuático nació cuando ella tenía siete años y visitó Valle de Bravo en compañía de sus padres, Alberto Elías Calles y Heidi Wolf, su hermana Pamela un año mayor que ella y hoy sicóloga, además de unos amigos de la familia.

"Para mantener entretenidos a los niños, nos inscribieron en unas clases de vela que me encantaron. Al año siguiente participé en mi primera competencia, una de niñas veleristas en Valle de Bravo, y a los 12 acudí al campeonato estadounidense, en Cancún, mi primera competencia internacional", relata la nieta del ex presidente Plutarco Elías Calles, quien inició la carrera de ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana, la cual piensa retomar en el futuro.



POR MARES Y OCÉANOS

Aquella competencia celebrada en el Caribe le sirvió a Tania para calificar al equipo nacional que poco después volaría a Sudamérica, donde participó en el Campeonato Mundial de Mar de Plata, Argentina, en 1992. Hasta ahora es la única mexicana que ha clasificado para competencias de esa naturaleza. : "Me acompañó mi mamá. Pasamos la Navidad allá, cenando asado con los familiares de uno de mis compañeros de equipo que vivían en un pueblo cercano a Buenos Aires."

Al llegar al lugar de la competencia, 600 kilómetros al norte de Buenos Aires, lo que más impresionó a la entonces adolescente velerista fue la fuerza del viento. En el mar formaba olas de hasta cuatro metros de altura, por lo cual durante el trayecto Tania perdía de vista las embarcaciones vecinas y tuvo que achicar el agua de la suya.

"Había lobos marinos en las aguas. Los veías pasar a tu lado como unas manchas negras. A veces asomaban la cabeza y escupían agua, asustándome; uno de ellos golpeó la embarcación de otro de los competidores mexicanos y casi la hizo naufragar."



INCIDENTES EN JAPÓN

Tania recuerda con regocijo el Mundial Juvenil de Vela de 1997, en Fukuoka, Japón, que reunió a tres centenares de competidores. Ella asistió con otros dos compatriotas y los tres aprovecharon para conocer ciertos lugares interesantes de la ciudad, acompañados por un guía que hablaba español. "Antes de comer nos llevó a tomar té verde. Nos metió en una casa típica con techo muy bajo, donde tuvimos que quitarnos los zapatos y sentarnos en cuclillas sobre un tapete, posición que al poco rato nos produjo a todos calambres. Una señora en kimono servía el famoso té (que para mí sabía horrible), acompañado de una especie de paletas gelatinosas que terminé por escupir discretamente en una servilleta", confiesa.



RUMBO A LA GRAN COMPETENCIA

No todo han sido alegrías en la carrera deportiva de Tania Elías Calles, quien refiere que durante un entrenamiento en San Francisco, California, poco antes de su participación en los Juegos Olímpicos de Sydney, un movimiento mal calculado hizo que el mástil del velero golpeara su cabeza. Ella se desmayó y cayó al agua. "Vi todo negro y de lo único que me acuerdo es que llegó la lancha de apoyo donde venía mi entrenador y otras personas, quienes me sacaron del agua."

Los planes de la joven mexicana incluyen un viaje de entrenamiento para fin de año a la Argentina. Después continuará su preparación en Cádiz (lugar preferido por muchos veleristas del mundo debido a la diversidad de vientos, corrientes y mareas de ese puerto), antes de participar en las regatas que conformarán el circuito europeo del próximo año. Todo esto con miras a su participación en las Olimpiadas de Atenas, en 2004.



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