Cuando se publiquen estas líneas, Ana Lucía de Teresa y Nicholas Adam estarán disfrutando su luna de miel en Sri-Lanka, donde él rentó una espectacular residencia. Después recorrerán el norte de India y Bután: -Como siempre he deseado conocer Asia, Nick preparó el viaje en secreto para sorprenderme -platica Lucía-; pero tuvo que contármelo antes para que fuéramos a recibir las vacunas necesarias para entrar en esos lugares.

Conversamos con Ana Lucía unos días antes de la boda. La encontramos feliz y relajada en su casa de las Lomas de Chapultepec. Según relató, ella y su marido se establecerán en un amplio departamento de la Rue de Lille (en uno de los barrios más exclusivos de París), decorado por ambos.

La misa nupcial y el banquete tuvieron como marco los jardines de San Carlos Borromeo, la finca de la familia De Teresa en las cercanías de Cuernavaca. La novia eligió su atuendo de boda durante el desfile de la nueva colección del diseñador Ungaro (a la que asistió convidada por su amiga María Almudena Roca de Tagores, colaboradora del modista): Me di cuenta de que su ropa iba con mi estilo. Se trataba de chales atados a la cintura y faldas largas como de gitana -expresa Ana Lucía-. Ungaro me dijo: "Eres el tipo de mujer ideal para lo que ahora hago". Como tocado, en vez del tradicional velo, llevó un chal español atado en la cabeza del que colgaban tiras de seda y que en la fiesta usaría anudado a la cintura. Durante el enlace civil, realizado igualmente en San Carlos, Ana Lucía portó un sencillo vestido estampado con flores diseñado por Stella McCartney para Cloé.

En los días previos al casamiento, la pareja agasajó, con un par de cenas, a sus más de 200 amigos provenientes de Europa: la primera se dio en "Los Ciruelos", el feudo de Alex Saldívar en Tepoztlán, Morelos, donde los invitados vistieron atuendos típicos de la Revolución Mexicana; la segunda, en "Las Mañanitas", en Cuernavaca, cuando la indumentaria fue de la época colonial.

Un encuentro inesperado

Ana Lucía de Teresa reside desde hace siete años en París, donde estudió creación de modas. Hace un par de años, mientras planeaba regresar a México, acudió al enlace del conde Vianney d Hendencourt con su amiga Diana Thermiotis. En la recepción nupcial su amigo Dickie O Connel bromeaba diciendo que sus mejores amigas tenían muy mal gusto para elegir pareja: "En esta boda -afirmaba- sólo hay dos solteros que valen la pena y los dos se llaman Nicholas".

Uno de ellos, Adam, se sentó a la mesa de Ana Lucía. Luego de esa fiesta ambos se volvieron inseparables. Por entonces Ana Lucía inició un diplomado de arte en Christie s. Cierta ocasión Diana Thermiotis le pidió que la acompañara a la joyería Van Cleef & Arpels para seleccionar, por encargo de un amigo, el diamante para un anillo de compromiso. Meses más tarde, cuando Ana Lucía y Nick vinieron a pasar la Navidad en el rancho de San Carlos, él le propuso matrimonio: -Sacó un anillo de compromiso de plástico, precioso, y la piedra que yo escogí en Van Cleef... "Diseña la montura a tu gusto", dijo. Nicholas nació hace 35 años en París y dirige su propia empresa, Meeschaert-Rouselle, la cual adquirió casi en bancarrota y convirtió en una de las principales de Francia.

Nick y su madre viajaron a México para pedir la mano de Ana Lucía y cobrar un vale por un obsequio de Navidad que don Joaquín de Teresa y Polignac, padre de la novia, le había dado al joven un año antes. "Vengo a hacer efectivo este vale -manifestó Nick- llevándome como regalo a su hija". El suegro, desde luego, festejó el buen humor de su nuevo yerno.