?Dedicarse a la pintura no es una cosa que se quiera porque sí, es algo interior, es lo único que uno puede hacer?, expresa la artista holandesa.

Nancy van Overveldt, de casi 70 años, llegó al país en recientes fechas para inaugurar su exposición ?Juegos rítmicos en el espacio?, dentro de las instalaciones de la embajada de los Países Bajos, y de paso, concedió una entrevista a EL UNIVERSAL.

El motivo de su inspiración

Su principal fuente de inspiración, señala, es la naturaleza manifiesta en las cuatro estaciones del año.

?El otoño en Holanda me encanta porque se vuelve muy oscuro. Hay nubes que parecen dragones y animales extraños; hay tempestad, hay vientos y, al mismo tiempo, las hojas se tornan doradas.

?Acostumbro mucho caminar y andar en bicicleta, es por eso que me interno en este mundo de la naturaleza. En mis cuadros los colores que predominan cuando es primavera son los rosados; cuando es invierno, los azules, y en otoño, los rojos?.

El estado de ánimo -el mal humor o la tristeza- no influye en su obra, asegura Nancy Van Overveldt, pues surge de un nivel mucho más profundo.

?Para mí es una sorpresa lo que aparece en el lienzo. Comienzo pintando lo que veo y termino con una mezcla de cuestiones internas?.

Caos y armonía

?Pinto cuadros muy rítmicos, todo es un juego de armonía, una música visual. Al principio la pintura parece un juego caótico, todo es emocional, pero finalizo con un proceso matemático?.

Por la complejidad emergente de sus cuadros -a los que ella denomina ?caminos secretos en un laberinto?-, advierte que es necesario que el espectador se tome un poco de tiempo ante la obra, pues detrás de cada línea aparece otra y otra forma como una ?secuencia eterna?.

Confiesa que para poner orden a ese caos, dedica alrededor de cuatro meses a cada cuadro, cinco horas diarias.

Ha expuesto en Nueva York, Bruselas, La Haya -donde estudió pintura en la Academia de Artes Plásticas-, Amsterdam y ahora nuevamente en México.

El alto cielo de México

?En el tren de París a Holanda conocí a un mexicano, me casé con él y me trajo a vivir a México en el 52. Después tuvimos una hija. Me quedé por 25 años. Hice también muchas exposiciones en el país, inclusive soy miembro de la plástica mexicana de Bellas Artes.

?Por razones personales tuve que regresar a Holanda, mi intención era no volver jamás, pero no tenía otra opción, relata la pintora. México es un país bellísimo, es enorme. El cielo es muy alto; la gente de aquí como que desaparece, uno se siente más ligado con las fuerzas grandes, con las fuerzas cósmicas?.

Respecto a sus pinturas realizadas en México, exclamó que aquí todo fue mucho más directo, hubo más colores. Su experiencia, al ser una persona joven, estuvo más involucrada con las emociones y las pasiones.

?De pintores mexicanos admiro a David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera. De Rufino Tamayo me inspiraron los colores, el mundo y la atmósfera de su obra?.

?Cuando era joven recibí la influencia de Pablo Picasso, Joan Miró y Wassily Kandinsky?, agrega.

Nancy van Overveldt comenzó a pintar a los 15 años. De joven sus pinturas eran más sencillas y realistas. Salió al campo y a las calles a dibujar vacas, caballos y gente. La complejidad y el caos de los que ella habla, se acentuaron con la edad y la madurez.

?Además de la pintura me gusta la naturaleza, me gusta cantar y también escribo lo que me sucede y lo que pienso para hacerlo un cuento?.