Jorge Bribiesca Sahagún, en espera de la bendición
ZAMORA, Mich. Mucho menos nerviosos que para su matrimonio civil, pero igual de felices y emocionados, Ana Cecilia García y Jorge Bibriesca, hijo de la primera dama de México, afinan en esta ciudad los últimos detalles de su boda religiosa, que se celebrará el sábado. Los jóvenes acompañaron a EL UNIVERSAL a conocer el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, donde se efectuará el matrimonio eclesiástico, y el jardín donde será la recepción. Enfundados en jeans y de muy buen humor, la pareja arribó al santuario, ubicado en el centro de Zamora. "Esta es una de las 15 iglesias más grandes de América Latina", comenta Jorge Bibriesca, "entre sus principales atractivos se encuentra su largo pasillo, con más de 200 metros entre la entrada y el altar". De manera que Ana Cecilia podrá lucir en todo su esplendor su vestido de novia, que adquirió en una exclusiva tienda de Masaryk, en Polanco, y cuyo diseño guarda en celoso secreto. Aquí la pareja espera recibir a más de 600 invitados, entre los que habrá muy pocas personalidades de la política, "porque esta recepción será más familiar y menos seria que la ceremonia civil", comenta Ana Cecilia. El jardín es muy amplio y bonito, aunque fue necesario hacerle alguno arreglos, como los escalones de la entrada. Lo anterior ha puesto a sufrir a don Alejandro García Tortoriello, padre de la novia, quien se está encargando de todos los detalles para que el lugar luzca como debe el día de la boda. Desde luego, tal encomienda mantiene a don Alejandro ocupado y así tiene menos tiempo para sentir nostalgia por la próxima partida de su hija, la única que vive actualmente con ellos, pero que después de la boda mudará su residencia a la Ciudad de México. "Es la ley de la vida, los hijos se van en busca de la felicidad, y uno no puede ni debe evitarlo, hay que hacer como las águilas, dejar volar a los polluelos", afirma el señor García. Al día siguiente la pareja saldrá en viaje de luna de miel a Australia y Nueva Zelanda, y el 23 de diciembre regresará a Zamora para pasar allí Noche Buena, en tanto que el año nuevo lo recibirán en la playa, en compañía de los padres de Ana Cecilia. Después de eso, finalmente, viajaran a la Ciudad de México, para ocupar su nido de amor, por la zona de Santa Fe. "Yo no había empacado mis cosas, porque pensé que después de la playa todavía regresaríamos a Zamora, pero Jorge me ha dicho que nos iremos directo a México, así que tendré que empezar a empacar", platica Ana Cecilia con cierta melancolía. "Mi vida va a tener un cambio total, nueva casa, en otro lugar, y conviviendo con el hombre que amo, eso me emociona mucho. Todavía no se si voy a trabajar, porque queremos que los niños lleguen pronto, y como queremos entre tres y cuatro, me gustaría encontrar una actividad que me permitiera estar ocupada, pero también atenderlos como se merecen", menciona la futura señora de Bribiesca.
La fiesta
Para la recepción, la pareja eligió un jardín, propiedad de la familia García, ubicado en la Peñita de San Pablo, en las afueras de Zamora.
Y después de la fiesta...
Al terminar la fiesta, dice Ana Cecilia, "porque yo quiero quedarme hasta el final para no perderme ningún detalle, nos hospedaremos en un hotel de aquí de Zamora. Así no tendremos que viajar inmediatamente y pasaremos nuestra noche de bodas en un lugar bonito, por eso elegimos uno de los mejores hoteles del lugar".
El nuevo nido
El departamento que ocuparán los recién casados todavía no está listo, pero la joven afirma que no se preocupa por eso, de hecho le parece mucho mejor así, porque podrá irlo arreglando poco a poco, con calma y entusiasmo, tal como asumirá su nuevo rol de casada.





