Pedro Loredo, décadas de moda y color
Lágrimas corrían por su rostro, con su blanco pañuelo trataba de secarlas, pero éstas seguían fluyendo conforme en la pasarela salían sus vestidos y sus recuerdos, muchos de los momentos en los que fueron creados, de las anécdotas que hay tras de sí y de los triunfos que cosechó con cada uno de ellos. Esas lágrimas reflejaban la emoción y satisfacción de ser homenajeado a sus 49 años de vida profesional. Pedro Loredo escuchaba a coro "maestro" como le gritaban los alumnos que participaron en el sexto Congreso de Moda Fashion International View/Espacio Internacional, organizado por Jannette Klein y Xavier Reyes, el cual reunió a estudiantes de toda la República mexicana y cuyas actividades fueron clausuradas con el homenaje a Loredo. Al lado del homenajeado estaba su esposa Hilda y uno de sus hijos Juan Tonatihu, el único de los ocho que también sigue los pasos de su padre sólo que especializándose en sastrería. Por cierto, la pasarela inició mostrando trajes sastres de los años 50, muy femeninos y en los que ya se notaba como Loredo le había restado dureza a las solapas de los sacos y su forma era otra. Este detalle que para esa época era innovador, 10 años más tarde estaba de gran moda en el mundo entero. Como él afirma, nunca estudió diseño, era algo que ya lo traía y de vendedor de relojes de pronto se vio inmerso en el mundo de la moda y de la creación. Ese día Pedro Loredo volvió a revivir todos esos años, y por décadas recordaba cómo y para qué fueron hechos, ya que algunos de ellos se hicieron para el cine. Su gran creatividad lo llevó a ser el primer diseñador en los años 60 en emplear las transparencias en túnicas de organza con motivos prehispánicos pintados a mano. Aún recuerda que ésto lo realizó a raíz de una invitación que le hiciera el entonces presidente del Consejo Nacional de Turismo, licenciado Miguel Alemán. En esa época algunos lo tacharon de pornográfico y otros lo vitoreaban por tanto "atrevimiento". Así nació la moda transparente y tiempo después la llevó a vestidos en los que las piernas y el busto se veían de una manera fina y no vulgar. Ahora que está en el ocaso de su vida, aún está lleno de inquietudes y de producir muchas cosas, de alcanzar el sueño de vida que no es otro que la moda mexicana llene de luz, línea y color las pasarelas de todo el mundo, hacer moda que nos identifique y no copiar lo que se hace en Europa u otros lugares del orbe. Si los mexicanos somos muy creativos entonces hay que pensar en la moda durante las 24 horas del día. Sus vestidos bordados y rebordados en canutillo, chaquira y lentejuela tienen el sello de las culturas prehispánicas. Sus trajes para las noches glamorosas fueron confeccionados en chifón en colores verde menta, azul, rojo, amarillo, negro, blanco, de línea tan perfectas que parecían flotar en las pasarela. "Eran de líneas sencillas y no muy complicadas, ya que en la sencillez se encuentra lo original". Las modelos los portaron con ese garbo de quien sabe que es una colección que se había quedado dormida en cajas con naftalina y apiladas en una bodega especial, pero que ahora fueron sacadas a la luz y junto con ellas los recuerdos de un hombre que ha dedicado su vida a la creatividad y de llevar su moda muy mexicana por países como: Japón, Estados Unidos, Canadá, España, Yugoslavia, Holanda, Inglaterra, San Salvador, Cuba, entre otros muchos. La culminación de esta pasarela fue la presentación de una prenda futurista en negro con la que ganó el concurso Vestido de Noche en el año 2000. Este se realizó en 1985 en la ciudad de México. Tiempo después ese mismo vestido fue presentado en Japón donde ganó el segundo lugar, noticia que pasó desapercibida por los sucesos del terremoto. Los recuerdos, anécdotas y todo el trabajo realizado a lo largo de estos años volvieron a estar presentes en esta gran pasarela en la que más de uno de los asistentes lloraron de emoción al ver la sensibilidad del maestro Pedro Loredo.





