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Obedecer y someterse, dos acciones distintas

María Luisa Berazaluce¿Qué puedo hacer para que mis hijos obedezcan?| El Universal
Jueves 17 de enero de 2002

¿Qué puedo hacer para que mis hijos obedezcan?

A todos los padres nos gustaría que nuestros hijos nos obedecieran a la primera llamada de atención; sin embargo, ¿se ha puesto a pensar qué es la obediencia? El diccionario dice: obediencia es la expresión con que uno se "somete" al mandato o a la voluntad de otro, del que manda. Obediente es el que obedece o aquel que es propenso a obedecer, o a "someterse". Así es como era en tiempos de nuestros abuelos, y en algunos casos de nosotros mismos, nuestros padres, con una sola mirada nos "sometían", era la ley de: "porque lo digo yo, que soy tu padre (o madre)" Y los padres se sentían orgullosos de ese poder y la autoridad que ejercían. Si los padres enseñan a sus hijos a someterse, más adelante se someterán al mandato de otros. No se les debe enseñar a los niños a obedecer ciegamente, ya que de esta manera corren diversos peligros. Un adulto podría abusar de un niño si le ordena hacer algo que él no quiera sólo pro obedecer. En la actualidad existe el otro extremo, parece ser que ahora mandan los hijos y nolos padres. Se dice que en la actualidad hay crisis de autoridad, pero en realidad lo que sucede es que hay tres tipos de autoridad: autoridad mal entendida, autoridad sin fuerza y autoridad verdadera.

La autoridad sin fuerza es aquella, en la que la persona que intenta ejercerla no es digna de confianza, carece de una buena imagen. Por ejemplo cuántas veces algunos automovilistas se pasan el alto frente a una patrulla, pues para ellos la policía ya no es confiable. Si los padres desean hacer valer su autoridad ante sus hijos, deben ser personas confiables ante ellos. Deben ser: honestos, cordiales con los demás, que tengan control de sí mismas, no violentas; que sean trabajadores y responsables. Los hijos deben sentirse orgullosos de ellos. Sólo así adquiere fuerza la autoridad. La autoridad verdadera es en donde más que el poder y la obediencia, se busca responsabilizar al que se ha mandado, que el que obedece crezca en su persona y que mejore. Para que se pueda ejercer la autoridad, es necesario que se establezcan normas y así los niños sepan qué se espera de ellos, además estas normas pueden irse modificando de acuerdo a sus diferentes edades. Lo importante es que los hijos obedezcan, por el placer de saber que van por el buen camino.

La autoridad es una misión compartida.

La autoridad debe trasmitirle a los hijos en primer lugar, amor, después apoyo, seguridad e identidad, por eso si alguno de los padres falta sea cual fuere la razón, el otro debe ejercer la autoridad por el sano crecimiento de sus hijos.

Recordemos pues que si los padres tienen una imagen de confiabilidad y prestigio ante los hijos y ejercen una autoridad verdadera, la obediencia se dará por sí sola. Y qué se espera que los hijos aprendan a basarse en el bien y la verdad para pensar y tomar la decisión de cuando se debe obedecer.

No hay que olvidar que por un acto de desobediencia existe la humanidad, y que por un acto de obediencia puede desaparecer.

Bibliografía: Cómo educar a tus hijos , de Fernando Corominas. Editorial Minos. Editora de Revistas. México, 1991.

La dignidad del niño , de Cony Chávez. Editorial Minos. México, 1991.

Cómo enseñarles alegría a los niños , de Linda y Richard Eyre. Editorial Norma. Colombia, 1987.



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