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La naranja, historia de una fruta dietética

EFE| El Universal
12:12Madrid | Jueves 09 de enero de 2014
Ctricos. No sabramos vivir sin ellos. Y es que, se mire como se mire, los ctricos, aunque proceda

RIQUEZA. Cítricos. No sabríamos vivir sin ellos. Y es que, se mire como se mire, los cítricos, aunque procedan de Asia, fueron la gran aportación europea al riquísimo mundo frutal americano. (Foto: Archivo )

La mayoría de los cítricos, y desde luego las naranjas, tienen su origen en China, donde ya se habla de ellas dos mil años antes de Cristo

Todo el mundo conoce la revolución que en el mundo de las frutas supuso la incorporación a la dieta europea de las frutas americanas; pero probablemente la más importante aportación frutal en el intercambio Viejo Mundo - Nuevo Mundo procediera de Europa: los cítricos, y más concretamente las naranjas.

Hoy gozan de renombre mundial, junto con las naranjas españolas o, por mejor decir, valencianas, y las israelíes, las naranjas de Florida y, sobre todo, de California; pero no había naranjas en América cuando llegaron los españoles.

Bien es verdad que los cítricos fueron una de las primeras cosas llevadas al Nuevo Continente por los castellanos. Todavía no se había establecido la relación entre el escorbuto, que por aquel entonces diezmaba las tripulaciones, la vitamina C y los cítricos, pero la observación de que la inclusión de frutas y verduras frescas en la dieta de a bordo reducía sensiblemente los casos de escorbuto ya se había hecho.

Para muchos autores, las míticas manzanas de oro del Jardín de las Hespérides de las que hablan las mitologías griega y romana no eran más que naranjas; pero no está claro que griegos o romanos llegasen a conocerlas, razón por la cual, probablemente, las mitificaron.

La mayoría de los cítricos, y desde luego las naranjas, tienen su origen en China, donde ya se habla de ellas dos mil años antes de Cristo. Su llegada a Europa parece un calco de tantas otras: fueron los árabes quienes las introdujeron en Sicilia y España. También los cruzados importaron naranjos en sus expediciones a Palestina.

Esas primeras naranjas, sin embargo, tenían poco que ver con el fruto dulce que hoy consumimos. Se trataba de la especie Citrus aurantia, naranjas amargas, con piel gruesa, muchas pepitas y poco zumo, agrio. Como decimos, se aclimató en Europa, por las vías señaladas, en tiempos de las Cruzadas.

La naranja dulce, la Citrus sinensis, llegó a Europa bastante más tarde. Es fama que el primer esqueje lo trajo el portugués Vasco da Gama de la India, y lo plantó en Lisboa; de él procederían todos los naranjos de la Península Ibérica y del resto de Europa.

Limones y naranjas viajaron pronto a América en las naves castellanas. Bernal Díaz del Castillo, integrante de las primeras expediciones al actual México, sembró las semillas de una naranja que había comido y, cuando volvió con Cortés, quedó maravillado al ver que los aztecas, tan entusiastas jardineros como él, habían reconocido en los tallos del naranjo una nueva planta y los habían cuidado y regado con mucho esmero.

La naranja se implantó pronto en Florida, donde es posible que llegase incluso antes de la fundación, en 1565, de San Agustín. Los indios se dieron cuenta rápidamente de sus cualidades y la cultivaron alrededor de sus poblados; en 1764 los naranjales silvestres se habían desarrollado tanto que se extendían unas cuarenta millas.

También fueron los españoles, en este caso los misioneros, quienes introdujeron el cultivo de naranjas en California; con el tiempo, las naranjas de Florida adquirieron fama por su abundante y dulce zumo, mientras que las californianas ganaron reputación como naranjas de mesa.

Los limones viajaron con Colón, y las limas poco después. Lima y limones desempeñaron un importante papel en la mejora de las condiciones de vida de las tripulaciones de los barcos, como hemos apuntado.

Consta que ya en 1493 Colón plantó limones en La Española, a partir de semillas que había llevado de la isla canaria de La Gomera. El pomelo o ttoronja llegó en el siglo XVII, y las mandarinas viajaron directamente desde Asia hacia 1850.

Cítricos. No sabríamos vivir sin ellos. Y es que, se mire como se mire, los cítricos, aunque procedan de Asia, fueron la gran aportación europea al riquísimo mundo frutal americano.

 

 

rad 



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