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Hablar sin control podría ser un síntoma de malestar emocional

El Universal
Miércoles 02 de mayo de 2001
Las personas parlanchinas suelen padecer alteraciones psicológicas que las obligan a parlotear en forma inusual; esto se llama verborrea. Existen tratamientos para sanar

La verborrea (término que proviene de verbo: palabra, y rrea; escurrimiento) se expresa cuando un sujeto habla y habla sin cesar. Casi siempre se trata de un síntoma de algún trastorno emocional o psíquico. Por ejemplo, esa gente a quien calificamos de hablantina o parlanchina, pese a que se ve sana, sufre una ligera perturbación psiquiátrica o psicológica. Y cuanto mayor sea semejante padecimiento, se agudiza la manifestación verborreica.

La modalidad más grande de verborrea se presenta en individuos neuróticos, psicóticos y maniacos. "Estos pacientes ?explica el doctor Eduardo Cruz, psiquiatra de la Ciudad de México? hablan en exceso porque registran gran taquipsiquia (velocidad de pensamiento), lo cual no significa, sin embargo, que digan cosas congruentes, sino todo lo contrario".

Para ilustrar la curiosa alteración que nos ahoga en un diluvio de vocablos, el especialista cita el ejemplo de Alicia, quien lo visitó por primera vez al cumplir ella 29 años de edad. Desde su adolescencia, se sentía deprimida e insegura para relacionarse con los demás. "En aquella cita me habló de la mala relación con su madre, a quien consideraba autoritaria en extremo ?comenta el doctor Cruz?. Por cierto, abandonó pronto el tratamiento prescrito."

Introvertida, callada, sin amistades ni una pareja estable, y dedicada cien por ciento al cuidado de la mamá (enferma desde hacía bastante tiempo), a los 35 años de edad Alicia se quedó sola al fallecer su prognitora. Aunque liberada de los altercados que la abatían, se sumió en una tristeza profunda y se aisló por completo. Como padecía insomnio, angustia y miedo intensos, se volvió a poner en contacto con el doctor Cruz. Si bien por segunda ocasión suspendió los benignos antidepresivos que le recetó, "por temor a desarrollar una adicción".

No obstante, Alicia no era una inconsciente. Sabedora de que su peor problema era la soledad, intentó volverse sociable. "Creyó que para rodearse de amistades tenía que hablar y hablar mucho. Parloteaba sin cesar en el trabajo, en las reuniones, en el mercado o en el autobús. Llegó un momento en que la gente la evitaba. "Con este nuevo tropiezo, ella se acercó a mí de nuevo ?relata el galeno. En cuanto la recibí en mi consultorio, me soltó un torrente de palabras, sin permitirme intervenir. Tras una hora de escucharla, el diagnóstico fue muy claro: verborrea causada por depresión combinada con un cuadro de angustia."

Casos como el de Alicia ocurren con suma frecuencia, informa el experto. "Se trata de hombres o mujeres solitarios que aprovechan el momento en que están acompañados para soltar lo que se han venido guardando, o que se han dicho y repetido a ellos mismos, pues el verborreico por lo regular habla solo. Es como un fenómeno compensatorio.

Y prosigue, "al hablar se desahogan. Empiezan con un tema cualquiera y terminan en la materia que les resulta importante, como una especie de catarsis que puede brindarles alivio temporal.

"De hecho, cuando estamos angustiados por alguna causa, no paramos de hablar. Pero tal situación comienza a resultar enfermiza en cuanto el asunto relevante se torna circular y, además, se expone cada vez con más detalles y matices producto de la fantasía."



Cómo lidiar con el hablantín

La verborrea no es en sí una enfermedad, sino consecuencia de ella; por tanto, se necesita atenderla y curarla. Si se da junto con otros fenómenos (como inquietud motora, angustia, ira e impotencia), amerita un tratamiento psiquiátrico. De igual manera, si alguien tranquilo empieza de pronto a platicar sobre proyectos desmedidos, temas fuera de la realidad o a presumir de amistad con grandes personajes, significa que se halla dañado emocionalmente y que su caso podría degenerar en un padecimiento psiquiátrico agudo e incluso en suicidio.

Si se le tiene confianza, indica el doctor Cruz, conviene advertir al afectado que sufre un trastorno y recomendarle la intervención de un especialista.

"Para detectar si una persona es víctima de verborrea neurótica ?apunta el doctor Cruz? hay que ver si manifiesta otros estados como tristeza constante, sensación de abandono, miedos injustificados. Si una hermana o hijo, por ejemplo, aparte de hablar mucho, ha dejado la escuela o el trabajo; está irritable y revela su desencanto con frases reiteradas de tono pesimista, como `La vida no vale la pena` o `Todo es malo`, se debe estar alerta, probablemente esté deprimida y requiera atención médica.

"La depresión es fácilmente curable ?añade nuestro entrevistado. La terapia consiste en administrar medicamentos sin efectos secundarios, que no provoquen hábito ni se presten a mal uso y ofrezcan al paciente mejoría relativamente rápida."

Y concluye "cuando se sale del cuadro depresivo se nota que lo aparentemente demasiado preocupante no lo era. Entonces se acaban la verborrea y las llamadas telefónicas interminables a los pocos amigos que aún quedaban dispuestos a escuchar."



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