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No descansaron hasta terminar con ella

Dalia Martínez / Corresponsal| El Universal
Domingo 18 de noviembre de 2012
No descansaron hasta terminar con ella

VALOR. No tuvo inconveniente en mostrar las heridas del ataque en 2010. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )


MORELIA

Una de sus canciones favoritas era “La Valentina”. La cantaba siempre a la menor provocación y casi como un himno personal, con su voz desentonada, pero con sentimiento que ponía especial énfasis en la última estrofa que dice: “…si me han de matar mañana, que me maten de una vez”.

La ex alcaldesa de Tiquicheo, Michoacán, María Santos Gorrostieta Salazar, encontrada muerta esta semana, sabía de su destino fatal desde el momento mismo en que decidió tomar las riendas de su vida, luego de sobrevivir a dos atentados.

El lunes que desapareció, salió de su casa temprano para llevar a su hija pequeña al colegio, poco antes de las 8:30 de la mañana. Subió a la niña a la camioneta blanca que utilizaba y manejaba personalmente.

Sus otros dos hijos ya se habían ido a la escuela. En el trayecto de una transitada avenida del norte de la ciudad de Morelia, se le cerró otro vehículo y ahí, a la vista de los transeúntes, la bajaron dos sujetos a empellones y patadas.

Alcanzó a suplicar que dejaran tranquila a su hija y accedió casi voluntariamente a subirse a un auto color negro de vidrios polarizados. Nadie pudo hacer nada para ayudarla.

Su pequeña se quedó llorando en la camioneta, observando por última vez a su madre con vida, aquel frío lunes 12 de noviembre.

Después, todo fue conmoción en el seno de la familia Gorrostieta.

Pasaron las horas esperando una llamada, suponiendo que era un secuestro. Cuando las horas se convirtieron en días silenciosos, decidieron acudir a la policía a reportar su desaparición.

Herida de muerte

Después de la denuncia, la búsqueda fue eficiente y en menos de 24 horas reportaron su paradero. Unos campesinos, encontraron el pasado martes, el cuerpo de la ex alcaldesa de Tiquicheo, que sobrevivió a dos ataques violentos del crimen organizado en Tierra Caliente.

El primero, ocurrido en octubre del 2008 cobró la vida de su primer esposo, José Sánchez Chávez.

Después de eso, la vida para la mujer que desde muy joven se destacó por su carácter determinante para conseguir lo que quería sin una pizca de temor, fue un torbellino que terminó por llevársela.

En enero de 2010 María Santos Gorrostiesta Salazar sufrió un nuevo atentado del que salió con vida, pero con varias heridas.

Por ello, no tuvo inconveniente en mostrar a los medios de comunicación fotografías explícitas de las heridas que le dejó el segundo embate y publicar una carta abierta en la que se lamentaba: “Es cierto que se me han atacado física y moralmente, en mi cuerpo se palpan aún las heridas de las balas y del descrédito de algunos que dudan de mi cuerpo mutilado; lucho día a día para que de mi mente se borren las imágenes de horror que he vivido, y que otros, sin merecerlo ni esperarlo, han padecido también…”.

Gorrostieta Salazar, entonces tomó una de las decisiones más trascendentales de su vida pública. Renunció a principios de 2011 al PRI, el partido que la llevó al poder municipal en 2007 y se pasó al PRD, desde donde intentó llegar a una diputación plurinominal en el pasado proceso electoral de 2011.

Desde septiembre de 2011 su vida pública se restringió luego de contraer segundas nupcias con Nereo Patiño Delgado, su ex escolta que le fue asignado por el ex gobernador perredista Leonel Godoy, a raíz del segundo atentado que sufrió.

Sin embargo a la fecha enfrentaba un nuevo bache en su vida personal a raíz de que había decidido separarse de su actual marido. De hecho, fuentes familiares confirmaron que hace menos de 15 días tuvo una fuerte discusión con Patiño Delgado.

Será enterrada en su natal Tiquicheo al lado de su primer esposo, en el panteón de la Tenencia de El Limón de Papatzindán.



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