ZACATECAS
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El sobrepastoreo y carga animal, aunados a la desmedida apertura de superficie para la agricultura, han provocado que casi la totalidad de los agostaderos de Zacatecas estén devastados, mientras que 30% de la superficie cultivable de temporal está en riesgo por la degradación del suelo, alertan investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) estatal.

La erosión, desertificación, así como los problemas físicos, químicos y microbiológicos de la tierra zacatecana se deben a “una pérdida de salud del suelo” que impactan en la productividad de los cultivos y en la recarga de mantos acuíferos, tema que afecta particularmente en estas épocas de sequía.

Francisco Echavarría, investigador del INIFAP, mencionó que estas observaciones obligan a redefinir las políticas públicas de manera integral para detener urgentemente la degradación del suelo con graves impactos negativos, ya que no se previeron las consecuencias a la naturaleza y la población.

Al referir esta problemática, aclara que en el caso de la degradación física de los suelos de pastizales se debe principalmente por el sobrepastoreo y se tienen zonas críticas en gran parte del estado, aunque admite que aún se tienen zonas fértiles y de buena calidad.

El académico cuestiona que a Zacatecas se le quitó su vocación de pastoreo y se autorizó mayor superficie para la agricultura sin que el suelo reuniera las condiciones. Por ejemplo, dice que de 7.5 millones de hectáreas de superficie que tiene la entidad, al paso de los años se destinaron hasta un millón y medio para la agricultura cuando quizá su capacidad debió ser sólo para un millón, porque esto ha generado erosión hídrica y eólica.

Según las investigaciones del INIFAP, dentro del uso del suelo en Zacatecas, existen 4.8 millones de hectáreas de agostadero, así como 1.5 millones de hectáreas para la agricultura, 950 mil hectáreas de bosques y 320 mil con otros usos que dan el total de la superficie.

Sobrecarga animal

Ramón Gutiérrez, académico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), reitera que se requiere reordenar los pastizales, porque hay una sobrecarga de animales y un déficit de forrajes naturales.

Por ejemplo, la superficie de pastizales que es de 5.5 millones de hectáreas, equivalente a 70% de la superficie de Zacatecas, resulta insuficiente para alimentar a un millón 100 mil cabezas de ganado.

Esta situación está contemplada dentro de los diagnóstico de la Comisión de la Cooperación Ambiental (CCA), al referir en sus diversas reuniones trinacionales (México-Estados Unidos-Canadá) que uno de los factores que han contribuido a la degradación de los pastizales —principalmente en la región del desierto chihuahuense, que abarca más de 10 estados de México y de EU.

La ganadería es una actividad importante, ya que dicha industria es de gran importancia económica en América del Norte, ya que Canadá, Estados Unidos y México figuran dentro de los 11 principales productores de carne de res.

Por tanto, los investigadores del INIFAP han reiterado que los pastizales naturales resultan insuficientes para alimentar a los hatos ganaderos y la degradación de los suelos tiene graves repercusiones ambientales, debido a que también sirven para las recargas de los mantos acuíferos y mitigan los efectos del cambio climático por el importante almacenamiento de carbono, casi en similitud que las que aportan los bosques.

Tierras de bajo potencial

De acuerdo a un estudio presentado por Jesús Vallejo, subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, ante el Consejo Estatal de Desarrollo Rural Sustentable (CEDRS), las pérdidas del productor cada año se agravan tanto por los siniestros como por los gastos de operación, porque se ha identificado que las siembras se realizan en zonas de bajo potencial.

Explica que el hecho de que se siembre mayor número de superficie en Zacatecas no significan mayores producciones. En un comparativo ejemplifica que tan sólo en 2009 se sembraron 505 mil hectáreas y se obtuvo una producción de 224 mil toneladas, mientras que en 2010 se incrementó la superficie sembrada a 578 mil hectáreas, pero la producción disminuyó a 221 mil toneladas.

El funcionario estatal refiere que se ha detectado que en los principales ocho municipios frijoleros sólo 10 mil 284 hectáreas tienen potencial de alto de rendimiento, mientras que 161 mil hectáreas registran el rango de medio potencial, contra 110 mil hectáreas con bajos rendimientos de frijol.

Los municipios frijoleros son: Juan Aldama, Miguel Auza, Sombrerete, Chalchihuites, Jiménez del Teul, Sain Alto, Río Grande y Francisco R. Murguía.

En ese estudio se especifica que esta misma situación se registra en Zacatecas, San Luis Potosí y Durango, en cuyas entidades se señala que en el periodo de 1990 a 2003, anualmente se sembraban en temporal en promedio de 1.2 millones de hectáreas de frijol, equivalente a alrededor de 80% de la superficie sembrada de temporal a nivel nacional en el ciclo primavera-verano.

De ese total de superficie sembrada, el INIFAP reveló que cerca de 700 mil estaban ubicadas en zonas de bajo y muy bajo potencial productivo.

Por ello, Jesús Vallejo insiste que dentro de las acciones gubernamentales tanto estatal como federal, se ha implementado el ordenamiento de la producción de granos básicos mediante la reconversión de zonas de bajo y muy bajo potencial productivo y de siniestralidad recurrente en frijol, enfocados a cultivos más aptos al ambiente agroecológico y con mayor rentabilidad es estas zonas con cultivos como canola, avena, y nopal forrajero.

Francisco Echavarría menciona que en Zacatecas predominan los suelos arenosos llamados litosoles, que son muy delgados con capacidad para las labores de pastoreo, pero tienden a erosionarse.

Ante esta situación, recalca que es más fácil perder un centímetro de suelo en uno o tres años, mientras que para recuperar esa misma cantidad significaría hasta más de 50 años.