Una enfermera que supo desde niña su vocación

VISIÓN. Emma dice que su labor no la considera empleo, sino “servicio”. (Foto: ULISES ZAMARRONI EL UNIVERSAL )
JALISCO. A diferencia de los médicos, los enfermeros y las enfermeras tienen una responsabilidad moral con sus pacientes que se llama “amor”. Emma Reyes Aguirre, de 48 años, es una enfermera general nacida en el estado de Hidalgo, vivió su niñez en el estado de México y desde hace más de 30 años habitante de Guadalajara. A ella le queda muy claro el trabajo del médico y la labor del área de enfermería. “Yo considero que la profesión de enfermería es algo maravilloso. El médico puede dar miles de millones de penicilinas, pero el médico no tiene tiempo de dar amor, el médico no tiene tiempo de sentarse con el paciente a platicar que le duele a parte del cuerpo, que necesita”. Previo al inicio de su jornada laboral en el área de quimioterapia del hospital general 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Guadalajara, Emma recordó ayer, día de la enfermera, cuando descubrió su vocación. “Desde pequeñita, donde yo vivía en el estado de Hidalgo, pero crecí en el estado de México, yo pedí a los reyes magos una muñeca de carne para poderla picar, y me trajeron una muñeca muy dura, me costaba mucho trabajo meterle la aguja de coser de mi mamá”, narra aún con picardía. “Más grandecita, vivía a la orilla del ferrocarril y el tren arrolló a una muchacha, y yo chiquilla bajé corriendo para ver en que la podía ayudar. No le veía la cara, la veía toda llena de sangre y yo quería moverle su manita porque la veía chuequita, y decía señor, como le hago para moverla, para ayudar a esa muchacha, y ahí supe que yo necesitaba estudiar”. A 27 años de servicio en el IMSS, Emma reconoce que la profesión requiere sacrificios. Actualmente es divorciada y madre de tres hijos, uno de 27 años, otro de 20 y uno más de 17 años. “[Es sacrificio] por la falta de tiempo de los hijos, porque requieren tiempo, y como no tengo marido el tiempo está compartido en mi familia y mi servicio, porque no es trabajo. Solamente un día me dijo uno de mis hijos, ‘amá, ¿nos toma una foto a todos juntos?’, y le dije que sí, pero, para qué, le pregunté, y dice que ‘para acordarse de mí cuando yo no venga a la casa’”, cuenta. El próximo 13 de enero el gobierno de Jalisco le otorgará un reconocimiento por su servicio. No obstante, para ella el más grande reconocimiento lo otorgan los pacientes cada día, dice. “Tengo cientos de papelitos y recados de agradecimientos. Esos se quedan aquí en el corazón y nos alimentan, es que para ser enfermera solo necesitamos vocación, pero una buena vocación acompañada de toneladas de amor”.





