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Usan pilas de desecho para construcción

Xóchitl Rangel / Corresponsal| El Universal
Viernes 16 de diciembre de 2011
Usan pilas de desecho para construccin

RECICLAJE. La mezcla reduce entre 50% y 60% el costo de una construcción . (Foto: VÍCTOR HUGO ROJAS )

Estudiantes de Puebla las encapsulan con cemento, lo que genera una mezcla resistente y reduce costos de obras

SAN PEDRO CHOLULA

Reducir a la mitad los costos en la construcción de edificios, viviendas y obras públicas suena interesante, pero si se suma la oportunidad de impedir la contaminación generada por las baterías de mercurio y cuidar el medio ambiente, la idea se escucha mejor.

Un grupo de universitarios en Puebla ideó un método de encapsulamiento de pilas que, mezcladas con cemento ordinario o ecológico, reducen entre 50% y 60% el costo de una construcción y facilitan el reciclaje de baterías.

Said Robles Casolco, catedrático del Tecnológico de Monterrey, campus Puebla y asesor del proyecto, explicó que el proceso consiste en depositar las baterías A, AA y AAA en bolsas de plástico o envases de PET y arrojarlas cuando se realiza la mezcla, lo que permite un encapsulamiento que puede durar hasta 400 años.

“Con esto se aíslan totalmente los contaminantes generados por las pilas, estamos hablando de que pueden durar encapsuladas con el cemento entre 400 y 500 años”.

Nydia Arana, egresada de Arquitectura en el ITEM y encargada de la metodología del proceso, aseguró que en cuestión de años este descubrimiento facilitará la edificación de complejos residenciales, torres empresariales, hoteles, parques y obras públicas.

En un balde de 20 litros de mezcla pueden acomodarse 800 pilas pequeñas lo que generaría ahorros de hasta 60% en material para construcción bajo la seguridad de que es completamente resistente.

Actualmente el grupo de jóvenes ejecuta las pruebas de mecánica para probar la resistencia, flexibilidad, durabilidad y resonancia del material para proponer al gobierno local su uso en la rehabilitación de parques públicos donde faltan bancas y mobiliario urbano.

Los estudiantes también crearon —bajo el mando de Said Robles— un cemento ecológico elaborado a base de residuos de mármol y plástico triturado que, mezclado con las baterías, forman un material altamente resistente y flexible.

Adrianni Zanatta, ingeniero mecatrónico, explicó que una procesadora de mármol desecha 40 toneladas de desperdicio cada 15 días, las cuales se almacenan en albercas ubicadas junto a las barrancas de distintas comunidades poblanas, pero cuando ya han excedido su capacidad se abre una compuerta para liberar el desecho sin importar el impacto de contaminación para la región.

Ante esta problemática, los estudiantes analizaron el procesamiento para fusionar el mármol con el plástico triturado y resultó la mezcla denominada “plamarsa” que estéticamente forma bloques más atractivos que el tabique común. Estos blocks de tono blanco podrían reemplazar a los tabiques que tradicionalmente se utilizan o bien podrían crearse plafones y pisos mucho más resistentes a los comunes.

“El orgullo de poder hacer algo por nuestro medio ambiente, de crear un poquito de consciencia entre la gente para que no se vea en sólo una comunidad sino en todo el país, es posible hacer construcciones sustentables”, recalcó Zanatta

Comunidad participante

La junta auxiliar de Santa Bárbara Almoloya, ubicada en el municipio de San Pedro Cholula, es conocida por el “ojo de agua” ubicado junto a la parroquia, que surte del líquido vital a toda la comunidad.

Sin embargo, la cerrazón de las autoridades eclesiásticas para depurar el ojo de agua y conservar especies como la trucha; además de la falta de cultura para impedir la contaminación del río es una alerta constante. Las mujeres de Santa Bárbara se reúnen desde tempranas horas en el lavadero público. Montones de ropa dan colorido al lugar donde se aprovecha el agua del ojo, pero se descuida la pureza del río.

“Es por eso que decidimos impulsar aquí el proyecto, porque estos lugares hermosos, llenos de naturaleza necesitan crear consciencia para que no se pierda ni se dañe el medio ambiente”, exclamó Said durante el recorrido.

Lizbeth Mitzi, es pobladora de Almoloya, estudió medicina veterinaria —profesión que practica poco en comparación con otras actividades—, atiende su propia florería, también da clases de náhuatl y danza en su modesta vivienda.

Hace tres meses aceptó que “los muchachos”, como ella los llama con familiaridad, instalaran en su hogar una pared verde y dos bancas ecológicas elaboradas con cemento y pilas de mercurio.

Carlos García Huitzil, presidente de la junta auxiliar de Santa Bárbara Almoloya, conoció al maestro Said Robles quien solicitó la oportunidad de fomentar entre la población una cultura de sustentabilidad ambiental.

“Tuvimos la oportunidad de escuchar el proyecto, es bueno para nuestra comunidad porque a veces no sabemos cómo cuidar nuestros recursos. La gente está interesada ya todos quieren bancas y plantas afuera de sus casas”, platicó García Huitzil.

Lizbeth y Carlos diariamente platican son sus círculos cercanos, ella con sus alumnas y amigas, él con sus colaboradores y sus gobernados, sobre las ventajas de reciclar, cuidar el agua, así como elevar la calidad del aire con el cuidado de plantas.

Karla Zecchinelli, es alumna de Arquitectura en el Tecnológico y también participó en el proyecto con la creación de paredes verdes. Reutilizando tubos de PVC como modernos maceteros, logró un vistoso y útil ornamento.

José Arana, estudiante en Ingeniero Mecánico Administrador, dijo que anualmente ingresan alrededor de 600 millones de pilas al país, de las cuales al menos 200 millones son pirata, que si bien son económicas son riesgosas para el ambiente.



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