COATZACOALCOS

Javier Sicilia, quien encabeza la caravana que recorre el sur del país, advirtió que ni las intimidaciones, las amenazas, detenciones y acosos de grupos criminales y de au-toridades detendrán el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, al tiempo que el gobierno de Veracruz anunció que reforzó la vigilancia en torno al grupo que va en la marcha.

El Movimiento por la Paz denunció varios incidentes en los últimos días en torno a defensores de derechos humanos y activistas sociales que integran la caravana, y que prendieron los focos de alerta de seguridad.

En uno de esos incidentes, registrado sobre la autopista Villahermosa-Cotzacoalcos, los 12 escoltas del poeta tuvieron que detener la marcha 15 minutos luego de que una patrulla de la Policía Federal reportó la presencia de hombres encapuchados, por lo que fue necesario recorrer la zona hasta descartar la versión. “Fueron 15 minutos de un silencio sepulcral. Ni para fumarme un cigarro. Como pudimos nos metimos abajo unos de otros”, describió el poeta Sicilia.

La denuncia coincidió con la emisión de un comunicado emitido por el gobierno de Veracruz en el que se informó que se reforzó el operativo de vigilancia y protección a la caravana a petición de los organizadores de la marcha.

El subsecretario de Gobierno del estado, Érick Lagos Hernández, dijo que los organizadores de la caravana solicitaron apoyo en seguridad vial y para hacer uso de los espacios públicos en Coatzacoalcos y Xalapa. “Así lo haremos, pero ya tenemos montado un operativo efectivo”, añadió.

“Hacemos responsables, de una vez lo advierto, al gobierno federal y a cualquier gobierno de los estados de lo que pueda pasarle a esta caravana y a cualquier defensor y activista y víctima que ha decidido alzar la voz para denunciar sus corruptelas. Si nos pasa algo ellos serán los responsables”, advirtió Sicilia en Coatzacoalcos, antes de viajar el domingo rumbo a Xalapa.

Tras el incidente en la autopista, la seguridad se estrechó en torno al poeta que ha dicho que no hay retorno en su movimiento. Le Barón, el activista social de Chihuahua, tampoco se amilana: “Prefiero arriesgar mi vida y salvar la de más mexicanos, que quedarme callado”.

El trayecto de Coatzacoalcos a Xalapa, en el noveno y penúltimo día de marcha, fue el más vigilado. Patrullas estatales con hombres armados con metralletas, retenes militares en los que paran la camioneta de Sicilia y piden a sus guardaespaldas identificarse, camionetas con fuerzas especiales de marinos y patrullas de la Policía Federal custodian los dos kilómetros de largo que mide la fila de vehículos.

El incidente carretero coincidió con la detención la tarde del sábado del padre fray Tomás González, defensor de migrantes en la zona de Tenosique, Tabasco, por policías estatales y militares que argumentaron que el activista estaba en estado de ebriedad. Uno de sus acompañantes del sacerdote, Rubén Figueroa, fue golpeado en la cara.

“No sabemos de qué se trata, pero en el fondo es que no se puede estar en paz en este país. No hay autoridad. Militares fastidiando a defensores de derechos humanos y delincuentes fastidiándonos a nosotros. Y la policía no aparece por ningún lado. Gracias a Dios tenemos escoltas profesionales”, declaró Sicilia.

Emilio Álvarez Icaza, ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad de México, denunció que el sábado por la noche varios hombres intentaron ingresar por la fuerza a su casa en el Distrito Federal, en un acto de hostigamiento que no se había registrado en los meses que lleva el Movimiento por la Paz.

En una conferencia de prensa, Javier Sicilia y Emilio Álvarez habían hecho responsable al gobernador de Veracruz de la seguridad de la caravana y de cualquier forma de hostigamiento, luego de que el sábado, cuando llegaron y realizaron un mitin en el Jardín Independencia de Coatzacoalcos, no hubo seguridad. “Se han estado tomando fotografías de manera directa a las víctimas, fuera de cualquier ejercicio periodístico, parece tiene que ver con un registro puntual de quiénes integran la caravana”, dijo Álvarez Icaza.

“Nos parece parte de las señales de intimidación, de amenaza. Y hay quien dentro de la caravana observó a personas armadas que no sabemos quiénes son, sin son civiles o policías”, consideró el ex ombudsman capitalino.

Ante los “hechos graves” que denunció, el Movimiento por la Paz informó que se comunicó con la Secretaría de Gobernación para que “hagan un mayor resguardo y den más protección a la caravana”.

Sicilia exhortó a la sociedad civil de las ciudades por donde pasó la caravana a salir a las calles a recibirlos, como una respuesta a los criminales y autoridades que buscan intimidar a quienes denuncian y protestan por la violencia que han generado. “Para demostrarle a los criminales que las calles son nuestras y que no nos van a callar”.