La ´cofradía´ policial de Tabasco desfalcó al erario
VILLAHERMOSA, Tab.- Además de los métodos de tortura que instituyó en la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco (SSPT), la hermandad, encabezada por Juan Cano Torres, antecesor del general Francisco Fernández Solís, también tomó en su poder la institución para enriquecerse, como lo demuestran la serie de bienes acumulados, según escrituras públicas y denuncias de policías. Cano Torres, actual coordinador de la Comisión Especial de Transferencia de Servicios Públicos del estado, es "policía de carrera", constructor, ganadero y pastor del denominado Movimiento Gnóstico. Encabezó una "sociedad" en la SSPT, conformada, entre otros, por sus subalternos Alberto Javier Arias, José Fernando Santiago, René Castillo, Enrique Landero, Abel Zurita y Diego Álvarez Gular, entre otros. En sociedad o individualmente, como ocurrió con quien fungió hasta antes del pasado 31 de diciembre de 2006 como titular de la SSPT, la cofradía policial acumuló riquezas a través de conductas indebidas. La discrecional e irracional desviación de las partidas presupuestales asignadas a viáticos; la compra de equipo de protección (antimotín, chalecos blindados, bastones policiales), aparentemente les dejó cuantiosos dividendos. "Se pasaron de la raya" La inconformidad entre la tropa fue evidente, por el abuso excesivo y enriquecimiento cometido por los jefes policiales, "pues se pasaron de la raya", denunció un viejo policía. El catedrático universitario y doctor en Derecho Constitucional, Francisco López Méndez, comentó que en ese periodo, encabezado por Juan Cano Torres, lamentablemente aumentó la delincuencia. El presidente del Comité de Derechos Humanos de Tabasco, Jesús Maldonado García, condenó y calificó de grave el hecho de que aún no hayan sido indiciados los policías encabezados por Cano Torres. Era común la venta de servicios a particulares. Se destinaban policías armados al cuidado de locales comerciales, mientras la ciudadanía se quedaba sin vigilancia y sin seguridad. Se adquirieron refacciones vehiculares a precios inflados; empero, los propios policías pusieron de su bolsa para mantener funcionando las unidades policiales. En el comedor general de la SSPT, la constante era la desviación de recursos y la mala calidad de los alimentos. Se adquirían suministros a precios inflados y se cobraba el "diezmo" (10% sobre el total de lo facturado) a proveedores. El antecesor del general Francisco Fernández es propietario de una fábrica de pasteles y pan, ubicada en el ejido José López Portillo; su principal cliente fue la propia corporación. Junto con René Castillo Méndez, actual subsecretario de la Policía Preventiva estatal, es copropietario de una fábrica de tortillas, que a la vez, fue la proveedora del producto a la corporación y al Colegio de Policía y Tránsito. Juan Cano es dueño de una empresa de seguridad privada, cuyo prestanombre es el ex director del Colegio de Policía y Tránsito, Abel Zurita Domínguez. Por una "equivocación" de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), el 8 de noviembre pasado, los tabasqueños conocieron que el entonces secretario de Seguridad, Juan Cano, era propietario de un rancho ganadero de 100 hectáreas en Tulijá, Macuspana. Hasta esa fecha, públicamente se ignoraba que Cano contaba con el equipado y moderno Pegasso Ranch, ubicado en el kilómetro 72 de la carretera Villahermosa-Escárcega, donde por "error" la SIEDO incursionó en busca de una narcofosa. Ese inmueble sólo fue un ejemplo de la serie de riquezas que acumuló Cano Torres a su paso por la SSPT. Toda una estela de corrupción heredada al actual titular de esa corporación, Francisco Fernández, que se espera pueda corregir y limpiar. Los negocios de Cano van desde panadería y tortillería, hasta tienda de materiales de construcción y constructora. Es, además, propietario de extensos ranchos, residencias, departamentos, casas de playa y vehículos de lujo, según consta en los registros de la propiedad.





