"Aún no nos reponemos de ´John´"
LA PAZ, BCS.- "Todavía ni terminamos de volver a ponerle el techo a la casa y ya nos viene otro (huracán)", se lamenta María de Jesús, habitante de este municipio. Ante la amenaza del huracán Paul, María de Jesús y su hermana Eusebia ya están conscientes de que deberán dejar nuevamente su hogar, tal como lo hicieron con el pasado huracán John, que afectó estados del litoral del Pacífico mexicano en los primeros días de septiembre pasado. Toda la familia de María de Jesús, compuesta por sus padres, hermanas y su hijo pequeño, tuvieron que abandonar su casa de cartón para refugiarse de las fuertes lluvias que inundaron su hogar por completo al inicio de ese mes. Llegaron a la colonia Agua Escondida desde hace tres años. Sin embargo, el lugar es considerado por Protección Civil Estatal como uno de los sitios principales de alto riesgo. "Llegamos aquí hace tres años, mi mamá, mi papá, mi hermanas y yo, pero no hemos podido irnos a otro lado, así que no nos queda más que aguantar", expresa la joven. A sus 20 años, siendo mamá de un pequeño de un año, María de Jesús afirma que no dudarán "ni tantito" para irse al albergue, pues ante todo, dice, "lo primero son los niños". Y así le han hecho desde que llegaron a la colonia, fundada hace más de 10 años sobre predios irregulares, justo en el cauce de un arroyo. Cada vez que se presentan lluvias fuertes, acuden al albergue del Tecnológico de La Paz para ponerse a salvo. "Nos gustaría quedarnos aquí, pero sabemos que es peligroso, así que para qué le buscamos", comenta Eusebia, mientras voltea ver lo quedó de su casa con el paso del huracán John que azotó a BCS el mes pasado. Ambas comentan que aún no construyen de nuevo el techo de la vivienda porque saben que es temporada de lluvias. "Pa´ qué lo ponemos si de vuelta se nos va a caer". Y así viven, con lo poco que les quedó, en apenas dos cuartos, de seis metros cada uno, construidos a base de cartón y láminas usadas, "no nos alcanza para más". Viven al día Trabajan en un campo agrícola del sur de la ciudad, pero el salario no es suficiente, "apenas me queda para la leche del niño y sus pañales", asegura María de Jesús. Las dos hermanas mencionan que luego de las lluvias, todo se vuelve un problema, pues las pipas municipales con agua potable tardan en llegar, por lo que tienen que pagarle a un particular, que les cobra 50 pesos por viaje, casi la mitad de un día de trabajo de ellas. Se quedan sin servicio de agua potable y energía eléctrica por días, se les moja todo y muchas cosas se les echan a perder, como los colchones en donde dormían, "todo se nos mojó en el huracán pasado". Por eso les preocupa esta vez la presencia de Paul en el Pacífico mexicano. Pese a que los pronósticos señalan que no tocará tierra en Baja California Sur, sí dejará lluvias que afectarán en los municipios de Los Cabos y de La Paz a cientos de familias que habitan en zonas de alto riesgo, como la familia de María de Jesús y Eusebia.