C UNDUACÁN, Tab.- Era un secreto a voces para los cunduacanenses que su paisano Mateo Díaz López, alias el comandante Mateo , era integrante de Los Zetas y se dedicaba al narcotráfico, pues lo sabían, luego de haber visto su foto en la página de internet de la Procuraduría General de la República (PGR) en la sección de los "delincuentes más buscados".

Junto a su fotografía, que aparece en el grupo 4, junto con otros delincuentes, sólo se describe al capo cunduacanense de tener "vínculos con Osiel Cárdenas Guillén", jefe del cártel del Golfo.

Una semana antes de que fuera aprehendido -el sábado pasado- por escandalizar en el bar La Palotada, ya se había salvado de caer en la cárcel municipal, pues los policías preventivos lo interceptaron a él y su grupo por la portación de diversas armas.

Se evadió al identificarse con credenciales de la Agencia Federal de Investigación (AFI), según el reporte policial de la noche del sábado 8 de julio en relación con la acción realizada en la calle 2 de Abril, cerca de donde el comandante Mateo tenía una vivienda y reside también su hermano Baldomero Díaz López.

Incluso, el edil de esta demarcación, César Francisco Burelo, confirmó que hace dos meses denunció ante la PGR y la Secretaría de la Defensa Nacional la presencia del grupo de personas armadas; pero ninguna de esas dependencias realizó alguna acción.

La presencia del comandante Mateo empezó a notarse más en esta ciudad de unos 35 mil habitantes hace unos cinco meses. Seguido y tranquilamente, Díaz López circulaba por todo Cunduacán en ostentosos vehículos, vivía en diferentes casas y se hacía acompañar de un grupo de personas que no son de allí.

Se llevaba bien con todos

Habitantes de esta cabecera municipal, quienes pidieron el anonimato, señalan que Mateo Díaz se llevaba bien con todo mundo, ya que además tiene varios hermanos conocidos y respetados entre la población, como lo es el director del plantel 6 del Colegio de Bachilleres, Baldomero Díaz López.

El otro detenido, Darwin Alexander Bermúdez Zamora, aunque es originario de Guatemala, desde hace tiempo estaba avecindado en la región y se le conocía como El Norteño, tanto por su vestimenta, como por su forma de hablar.

El comandante Mateo y El Norteño siempre andaban juntos, y frecuentaban varias taquerías y restaurantes.

"Toda la población sabía que eran narcotraficantes" es el comentario de los cunduacanenses.

La aprehensión del temido zeta la realizó casualmente la policía municipal ante la petición de un mesero, tras ser amenazado de muerte por Díaz López.

-Tráeme otra cerveza -ordenó el zeta al mesero.

-Primero tienes que pagarla -le respondió, además de decirle que si no tenía dinero, para qué estaba molestando.

En pasado estado de ebriedad, se levantó el zeta e increpó al mesero, y le mostró un arma que traía en la cintura: "Si quiero, te mato ahorita, pinche perro, pero no quiero problemas -fueron sus últimas palabras en libertad.

El mesero salió a pedir auxilio a la policía municipal. El resto es historia conocida.