Pachuca, Hgo. El PRI prepara una "transición sin alternancia" para las elecciones del 20 de febrero, en las que no sólo se jugará la gubernatura y la mayoría en el Congreso local, sino también el control interno de su partido en una lucha que involucra las aspiraciones presidenciales del gobernador del estado.

Para el coordinador de la licenciatura de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Jorge Peña Zepeda, las aspiraciones presidenciales del gobernador Manuel Ángel Núñez Soto "llevan la elección hidalguense a un escenario nacional donde grupos como el de Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo Pintado tendrán intereses en el proceso".

El 20 de febrero de 2005 se renovarán, además del Ejecutivo estatal, los 29 diputados del Congreso local dominado por el PRI, donde priva el descontento tras la nominación del candidato a la gubernatura en un proceso interno en el que se vislumbraron grupos de poder que se daban hace seis años, cuando se produjo la salida del ex senador José Guadarrama Márquez, actual aspirante al gobierno del estado por el PRD.

Además de Guadarrama, participarán en la contienda Miguel Osorio Chong por el PRI, Antonio Haghenbeck Cámara por el PAN y Arturo Aparicio Barrios del PT.

Peña Zepeda consideró que la falta de encuestas serias no da margen a saber con certeza la movilidad del voto, pero adelantó que el PRI podría bajar en las preferencias electorales debido a que la división en sus filas le restará respaldo. También indicó que uno de los problemas de la próxima elección será el abstencionismo que en los más recientes procesos electorales fue de hasta 61 por ciento .

"Lo que ocurre en Hidalgo es una transición sin alternancia en donde los grupos de poder del PRI tendrán un reacomodo a partir de quien gane las elecciones", aunque indicó que la falta de cuadros dentro del PRD y del PAN, y en cualquier otro partido, llevarán nuevamente al PRI al gobierno.

A ello, el investigador sumó la deslegitimación de los órganos electorales tras la revocación de la alianza Juntos Ganamos, prevista entre el PRD y Convergencia.