CORRALEJO, Gto. La producción de tequila en esta población es de mil litros diarios, los cuales se elaboran manualmente; se utiliza agave azul, color que lo identifica. La bebida que lleva el nombre de esta localidad es uno de los productos de mayor calidad en el mundo según expertos que, además, se almacena en el único museo de vino abierto al público en el país.

Leonardo Rodríguez Moreno, propietario de la empresa, aclara que su objetivo es rescatar las costumbres, tradiciones e historia de México.

En Oaxaca y Jalisco, estados productores de tequila, se da un panorama contrastante con el de Guanajuato. A decir de Porfirio Chagoya Romero, presidente de la Asociación de Productores de Mezcal en Oaxaca, los ?coyotes? se llevan el agave mezcalero a las tequileras jaliscienses de más prestigio, causando desabasto y poniendo en riesgo de extinción esta materia prima; ofertan en el mercado un artículo que no respeta los principios de elaboración.

Mientras que aquí, la única empresa productora de esta bebida se encuentra a salvo de transgredir alguna norma en la elaboración del tequila, aseguró.

Ubicada en lo que antes era la Hacienda de Corralejo y dentro de la gran extensión que en 1755 poseía 42 haciendas, hoy conocidas como ?cascos?, este lugar es histórico por ser el sitio donde nació el padre de la patria, don Miguel Hidalgo y Costilla. El museo-fábrica, donde trabajan 100 personas, fue abierto al público el 8 de mayo de 1996; se encuentra a 40 kilómetros de Irapuato, entre las poblaciones de Abasolo y Pénjamo.

Elaboración única

Dentro del proceso de producción que distingue de forma radical a esta bebida de sus símiles jaliscienses o oxaqueños se tiene la cocción a vapor del agave azul en un horno de tabique recocido, después y, según detalla Felipe Leal Valencia, encargado de las Relaciones Públicas del negocio, se muele, se fermenta y se destila dos veces en alambiques 100 por ciento de cobre. Después se reposa en barricas de roble blanco, encino y limousine francés, lo que le proporciona un sabor suave; es envasado en una botella artesanal.

Para garantizar la legitimidad del minucioso proceso, existen supervisiones constantes y sorpresivas de parte del Consejo Regulador del Tequila y del gobierno del país, quienes autorizan y certifican la calidad.

En el interior de las salas que alberga este singular museo, muestra el pasado revolucionario de México, a través de fotografías, muebles e indumentaria, entre otros instrumentos que guardan de manera casi intacta la época en que fueron creados.

En un espacio denominado ?el rincón del diseño? muestra envases inusuales, como la botella de dos o cuatro cuellos y con la figura de hábito religioso, porque algunas de ellas fueron fabricadas por monjes españoles; el vino ?Don Porfirio? con todo y su fotografía; una sección de diversas botellas, llamada ?La vergüenza del tequila?, donde se exponen imitaciones fallidas de marcas originales.

Otras de las salas que merecen mención son: El salón de los relojes antiguos; El cementerio del tequila, bautizada así porque el 8 de mayo de 1996, el entonces gobernador, Vicente Fox Quesada, inauguró la planta y recibió la promesa de que le iban a regalar la barrica más añeja, en alusión al largo periodo de tiempo que tenía que transcurrir para madurar, se quedó como mote.

De tal suerte que cada una de las salas de este singular museo relata el origen del tequila. Hacia 1875, la sociedad médica londinense dictaminó que esta bebida es eficaz en la curación de enfermedades, un poderoso coadyuvante en la purificación de la sangre y un estimulante digestivo.

La narración museográfica termina con la obtención de México de la denominación de origen del tequila y a Corralejo, Guanajuato, como un importante productor en el país.