OAXACA, Oax. Por no dar el tratamiento adecuado de residuos peligrosos biológico-infecciosos, no estar inscrito como generador de los mismos ante la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Profepa) y no tener un área para su almacenamiento, el anfiteatro doctor "Manuel Matus" fue sancionado económicamente, pero ni el Gobierno del Estado ni la Universidad Benito Juárez de Oaxaca quieren asumir la responsabilidad.

Y es que los residuos humanos generados por las necropsias son arrojados al alcantarillado, que se conecta con la red pública del Centro Histórico. Las prendas y sábanas con que se cubre a las víctimas e incluso órganos son incinerados en la parte posterior, a cielo abierto, contaminando el ambiente del centro de la capital de acuerdo a lo asentado por la Profepa.

Junto al depósito de cadáveres, inaugurado desde 1943, se halla el Centro de Idiomas, una extensión universitaria que alberga a unos 15 mil alumnos en un semestre y que cotidianamente da clases a mil 500 estudiantes.

El director del plantel, Donald Kissinger, afirmó que las afectaciones las sufre principalmente el Centro de Autoacceso, dividido sólo por una pared del anfiteatro. La coordinadora de autoaprendizaje, Piedad Ortega se quejó de que el olor nauseabundo inunda sus aulas, "se impregna en todo, hay veces en que casi ni se puede respirar". Y afirmó que a pesar de que el año pasado ya se hizo pública una denuncia, ninguna autoridad soluciona el problema.

El estacionamiento del depósito de cuerpos también es compartido por el de ambulancias de la Cruz Roja.