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"En Tierra Caliente el Estado fue suplido por el crimen"

Raúl Torres Corresponsal| El Universal
Lunes 12 de enero de 2015

Durante la charla en su despacho, el gobernador michoacano destacó que muchos de los jóvenes en el estado que se involucraron con la delincuencia lo hicieron porque no tenían otra opción de vida. (Foto: LUIS CORTÉS. EL UNIVERSAL )

La violencia reciente en la entidad es por inconsistencia del tejido social, dice

Liderazgos como los de Hipólito Mora y Luis Antonio Torres, El Americano se toleraron en Tierra Caliente para iniciar un proceso de pacificación y desarme en esa zona de Michoacán, pero faltaron a sus compromisos con el Estado y por eso las fuerzas federales han tenido que tomar el control de la región, aseguró el gobernado Salvador Jara Guerrero, en entrevista con EL UNIVERSAL.

“El hecho de que surgieran liderazgos como el de Hipólito Mora y El Americano ayudó mucho para tranquilizar un poco las cosas y se hicieron acuerdos con ellos para, poco a poco, desarmar la región; sin embargo, la rivalidad entre ellos y con otros líderes de las autodefensas provocó que no se cumplieron los acuerdos (…) desgraciadamente pudo más su hígado que el compromiso que tenían con el Estado”, señaló el mandatario desde su despacho.

En su opinión, el enfrentamiento del 16 de diciembre pasado entre estos dos personajes y los hechos ocurridos en Apatzingán el 6 de enero tras el desalojo del grupo que mantenía tomada la alcaldía, son consecuencia de la inconsistencia del tejido social y el exceso de armas que persisten en esa región.

El comisionado Alfredo Castillo asegura que lo que ocurre en Tierra Caliente no es un asunto ya de seguridad pública, sino de conflictividad social. ¿Usted comparte ese diagnóstico?

El fondo del asunto es de conflictividad social, pero deriva en un problema de seguridad. Para entender un poco lo que ocurre en Michoacán necesitamos remontarnos a la historia: Michoacán siempre ha sido un estado involucrado en todas las luchas revolucionarias del país desde antes de la Independencia, y especialmente la región de Tierra Caliente. Hay una tradición de gente armada, y cuando llega el crimen organizado esto se incrementa.

¿Junto a la estrategia de seguridad se implementó alguna para recomponer el tejido social?

Hay por los menos dos líneas importantes: una es el control ciudadano, que consiste en la creación de mesas de seguridad ciudadana, donde están los ciudadanos con mayor calidad moral e influencia para funcionar como observatorios que nos ayuden a fijar las medidas que debemos implementar para la seguridad de los municipios. La otra línea fundamental es la detonación de la economía, fomentando proyectos productivos, porque en el fondo, muchos de los jóvenes que se involucraron con la delincuencia lo hicieron porque no tenían otra opción de vida.

¿Y cuál es el diagnóstico de este organismo ciudadano de seguridad sobre Apatzingán?

Que hay una pérdida del sentido de la dignidad humana y es algo muy fuerte, pero es lo que perciben los pobladores de Apatzingán. La vida, como dice la canción, no vale nada. Es un reflejo de un problema global en el planeta, predominan intereses dogmáticos, religiosos o ideológicos sobre lo más importante, que debería ser la dignidad humana; hay un desprecio por la vida y me parece que tiene que ver con la pérdida de los valores que se aprenden en el primer filtro de los humanos para convivir, que es la familia. Si a esto agregamos las deficiencias en el sistema educativo y la corrupción que había en Michocán en el sistema de justicia, pues el tejido social se acabó.

Muchos de los liderazgos que menciona se fincaron en el temor.

Así es, todos surgen anteponiendo intereses personales o de pequeños grupos al interés de la sociedad; muchos surgen porque no existía el Estado, y en el momento en que se ven atacados por el crimen organizado se juntan para defenderse. Hay gente que lleva más de siete años haciendo labores de autodefensa, y el crimen tiene más de 10 años en la región.

Parece que en esta región el crimen organizado quiso suplantar al Estado, y viceversa.

Esa es justamente la complejidad del sistema; en otras regiones de Michoacán donde el Estado de derecho se ha recuperado han regresado los empresarios que se habían ido, y los que se quedaron se están recuperando; las cifras económicas van en aumento y las actividades sociales empiezan a verse más. Pero en la región de Tierra Caliente, creo que el Estado fue suplido totalmente por el crimen, era un poder de facto. Hasta de buena fe muchos reconocían que quien tenía el poder eran los dirigentes del crimen organizado.

¿Esa idea pervive aún?

Creo que sigue perviviendo en la cabeza de muchos. Es decir, culturalmente muchos no han entendido que el crimen organizado ya se desintegró; hace un año todavía se veía el patrullaje de camionetas con gente armada de grupos del crimen que llegaban y se estacionaban en la plaza de Apatzingán y en otras cabeceras municipales. Esto ya desapareció, pero no quiere decir que en lo individual no tengamos delincuentes que hayan tenido vínculos con el crimen y no tengamos suficientes evidencias para arrestarlos. Esto va a tardar tiempo en limpiarse.

¿Ustedes tenían conocimiento de que el 6 de enero se desalojaría la alcaldía de Apatzingán?

Sí, pero se trataba de un desalojo pacífico porque ellos decían que estaban desarmados.

¿Era necesario? ¿Fue adecuado?

Era un paso necesario. En el momento en que se tomó la presidencia se decía que eran civiles desarmados, y aun pensando en que así fuera, era necesario recuperar el Estado de derecho porque no estaban dejando ejercer al presidente municipal. Sabíamos que había otros grupos con muchas armas y de permitir estas manifestaciones pudo haber derivado en enfrentamientos entre ellos. Cuando se decidió el desalojo se pensó en que sería pacífico, aunque sabíamos que podía haber gente armada, pero no con tantas.

¿Cuántas había?

Ahí eran 13 armas largas y siete cortas, 20 en total, y granadas. Y la prueba de que esto fue correcto es que después del desalojo viene la emboscada como una reacción en contra del Estado.

Ahí había gente desarmada. ¿Se puede interpretar que se utilizó a la gente?

Es probable, pero no sabemos, no tengo la evidencia y sería aventurado decirlo con toda certidumbre, pero sí puedo decir que en casos anteriores, cuando estaba la delincuencia presente, hay la evidencia absoluta de que se utilizaba a la gente como escudos humanos, así que no es algo que se tiene que descartar. Habría que dejar que la Procuraduría termine la investigación, se tienen los videos y las declaraciones que se han vertido. Yo lo que he pedido es que se haga una investigación lo más transparente y pública posible, porque eso nos ayudará a desalentar otro tipo de evento similar.

¿Tenían información sobre el grupo que tomó la alcaldía?

Sí, pero no podemos hacerla pública porque es parte de la investigación.

El sacerdote Gregorio López Gerónimo, de Apatzingán, dice que era un grupo delictivo llamado Los Viagras. ¿Eso se puede confirmar?

No tengo esa confirmación, eso lo tiene en proceso la Procuraduría y lo sabremos.

La Procuraduría informó que entre los 44 detenidos estaba Jesús Méndez, hijo de Jesús El Chango Méndez, fundador del cártel La Familia. ¿Hay otras personas vinculadas a este grupo?

No sé, eso está en los reportes de la Procuraduría y también lo daremos a conocer cuando se tenga la certeza.

¿En cuántos municipios más se necesita que el Ejército y la Policía Federal tomen el control de la seguridad?

En tres, que por su geografía es difícil tener un control, y el estado de Michoacán no tiene los elementos necesarios para hacerlo: Lázaro Cárdenas, Buenavista Tomatlán y Apatzingán.

Ya están en Apatzingán. ¿Siguen acciones en los otros dos?

En Lázaro Cárdenas el presidente (Enrique Peña Nieto) ya inició una acción, y se hace en conjunto con el estado de Guerrero, en la parte de la sierra.

¿En Buenavista se desactivaron los grupos armados con las detenciones de Hipólito Mora y El Americano?

No, porque sigue habiendo muchas armas, y al no estar las cabezas no sabemos qué vaya a ocurrir. Tenemos la obligación de hacer acciones preventivas y creo que con la presencia de las fuerzas federales es suficiente. Lo demás es trabajo político y de conciencia ciudadana, pero no de corto plazo.

El comisionado Castillo señaló que la Fuerza Rural es temporal y que desaparecería. ¿Cree que eso ayude en la región y que los integrantes de esa fuerza lo acepten?

No podemos tomar en cuenta si lo ven bien o mal. Se les dio la oportunidad de conformar esta fuerza en favor del Estado y nos quedaron mal, entonces ese modelo no puede seguir en esa región, pero hay otros municipios donde funciona bien. Al final tendremos que migrar hacia una policía única, como lo ha propuesto el Presidente.

¿Han tenido comunicación con Estanislao Beltrán, la última cabeza visible de las autodefensas en la región, para saber su postura ante lo que está sucediendo?

Sí, y hasta donde yo sé, ha cumplido con los acuerdos y ha estado trabajando bien. Creo que tiene interés de regresar a sus labores agropecuarias. Yo aprecio que haya cumplido con los acuerdos, porque no sólo es en beneficio de la región y de Michoacán, sino de él mismo. Creo que entendió que no valen la pena más enfrentamientos y espero que siga en ese tenor.



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