"No paran las balaceras; da miedo llevarlos a clases"
SUSPENSIÓN. En todas las escuelas de la región educativa Coyuca-Acapulco, los mensajes, sobre todo primarias, son similares: "No hay clases, hasta nuevo aviso" y "se reanudan clases hasta el próximo lunes 12". La Secretaría de Educación estatal admitió que más de 100 planteles se encuentran cerrados. (Foto: VANIA PIGEONUTT / EL UNIVERSAL )
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Acapulco.— Un hombre vestido de negro con blanco resguarda el sitio. Mide menos de un metro con 70 centímetros, sería un sujeto que pasa desapercibido sino es porque porta un arma y convive con niños de la escuela primaria Plan de Iguala, en la colonia Miguel de la Madrid, un lugar donde la gente prefiere no hablar de lo que pasa, porque temen por sus vidas.
De Las Cruces, que es la colonia que da entrada a otras, como la Emiliano Zapata, Las Parotas, Simón Bolívar, La Vacacional, La Sabana, La Venta, La Nueva Revolución y la Ciudad Renacimiento, las historias de balaceras, ejecutados y cobros de cuota son el pan de cada día. La gente en los mercados habla de eso y de que por ellos se suspendieron clases. Más de 100 escuelas no regresaron a clases en el puerto.
El camino hacia la zona rural de Acapulco es árido y diferente al puerto que se conoce a nivel internacional: no se ve la playa, sino camiones viejos con leyendas como Vatos locos, no hay turistas, sino señoras vendiendo pan, ofreciendo verduras; muchos taxis, algunos colectivos que llevan a Pie de la Cuesta, a las comunidades más internadas, donde los polígonos de pobreza se ilustran con el calzado desgastado de los niños que no tienen la certeza de que concluirán su ciclo escolar.
En esas colonias, incluida El Coloso, que de Las Cruces está como a media hora, Los Lirios, La Laja, todas de la región educativa Coyuca-Acapulco, los mensajes en las escuelas, sobre todo primarias, son similares: “No hay clases, hasta nuevo aviso”; “4 B, no tienes clases”, y “se reanudan clases hasta el lunes 12”. La realidad, explica una madre de familia, “es que aún con la Gendarmería, sí da miedo traer a los niños a clases; no paran las balaceras”.
El director de la primaria Plan de Iguala, de la colonia Miguel de la Madrid, Javier de la Sancha, admite que la inseguridad en las colonias periféricas ha incrementado en los últimos cuatro meses y desconoce la razón, pero a diferencia de otras escuelas como la secundaria técnica 22 “De Palitos” —llamada así por su pobre infraestructura— no han suspendido clases ni las suspenderán, aunque salieron de vacaciones decembrinas desde la primera semana de ese mes.
Explica que se sienten más a gusto con el guardia armado, que pide una identificación para entrar a la escuela y reporta quién entra y sale del plantel. “El señor es respetuoso, educado, sobre todo muy responsable”, y dice que los niños ven normal que ande un guardia armado ande por su escuela. Así, dice, “todos estamos más tranquilos”.
El maestro que dice que todo está bien declara: “No hemos tenido ningún problema, nunca nos han molestado de ninguna manera, los niños asisten de manera normal... manejo 160 alumnos en la mañana y en el vespertino 56 niños. En la mañana somos 14 maestros, en la tarde son siete y seis grupos”. Sin embargo, en la escuela no se observan más de 60 niños.
Sobre la avenida Vicente Guerrero, donde hay padres de familia que poco quieren hablar del tema de la inseguridad, lo que dice el maestro es refutado: “¿Qué aquí no pasa nada?, eso no es verdad, pasan siempre hombres armados por esta calle, gente extraña, y lo peor que ya son otros, no son los mismos que venían antes, eso nos preocupa mucho”.
Explican que al maestro de esa escuela hace un año y medio le mataron a su hermano, quien también era docente. Dicen que la presencia de los elementos de la Fuerza estatal no les da mucha confianza, “porque esos también están coludidos”.
Una señora, quien tiene un negocio en la colonia Simón Bolívar, cuenta muy cerca de la escuela cerrada del mismo nombre, que tiene como un año que mataron a un panadero que repartía en varias colonias su producto. A su padre le dio diabetes. Relata también que a una maestra de un jardín de niños le quitaron su carro y jamás regresó, lo que más le duele es que sus hijos tienen que convivir con eso, pero no ve otra opción más que seguir ahí.
Sobre la avenida Vicente Guerrero, que más que calle parece un camino poco transitado que lleva a alguna vereda empolvada, juegan Rodrigo y Marcos. Dicen que ven seguido cómo hombres pasan con armas.
Las empresas privadas contratadas por el gobierno del estado, de acuerdo con el área de Comunicación Social de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), están a resguardo de las escuelas, además de la Gendarmería y la Fuerza estatal, a petición de los maestros y padres de familia de cada plantel; no en todas hay guardias privados.
Afuera de la primaria Aquiles Serdán, un guardia de la empresa Pacífico del Sur, en la colonia Revolución de Octubre, cercana a la Miguel de la Madrid, explica que tanto ellos como los guardias de Jobamex tienen la obligación de reportar cualquier cosa. Llegan a las 7:30 horas y terminan cerca de las 14:00 horas, cuando no hay alumnos.
Ese guardia, a diferencia de quienes están dentro de las escuelas, no está armado; él sólo porta un tolete. Explica que otro compañero está dentro de la escuela armado.
Una madre de familia dice que se comentan muchas amenazas, pero el principal problema es que los maestros no quieren dar clases. “Se escucha de todo. Que van a cobrar 50 pesos por niño por semana, como cuota, y si no pagamos, los van a matar”.
El miércoles pasado, el secretario de Educación, Salvador Martínez, admitió que más de 100 escuelas en la zona Acapulco-Coyuca no abrieron ante los niveles de violencia.