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Todos somos culpables por Ayotzinapa: Mendoza Berrueto

Hilda Fernández / Corresponsal| El Universal
15:30Saltillo, Coah. | Miércoles 12 de noviembre de 2014
El líder del Congreso de Coahuila se dijo agobiado por la pena y la vergüenza tras la desaparición de los 43 normalistas

"Una profunda pena embarga a la nación por la desaparición de 43 jóvenes normalistas rurales en Ayotzinapa, Guerrero y todo indica que fueron víctimas de un homicidio colectivo, de la manera más salvaje... pero todos somos culpables", afirmó el líder del Congreso Local, diputado Eliseo Mendoza Berrueto al resaltar que ante estos lamentables hechos es un mexicano agobiado por la pena y la vergüenza.

El también ex gobernador y ex subsecretario de Educación Pública Federal, expresó a nombre de la Máxima Representación Popular de Coahuila,  solidaridad y apoyo moral a los padres y familiares de los estudiantes desaparecidos, sin embargo estableció que nada se solucionará causando disturbios.

"¿Quién tuvo la culpa?, preguntó y apuntó: ¡Si, todos somos culpables!. Unos por corruptos, otros por  indolentes o permisivos; algunos por sinvergüenzas, otros por ignorantes o  por ingenuos. Hay de todo. Pero ahí estamos todos. Quien intente evadir su responsabilidad social cae en el descaro", subrayó.

Ante los hechos violentos por el caso Ayotzinapa, desde la tribuna del Poder Legislativo, pidió tener cuidado porque intereses obscuros, aprovechando esta coyuntura, podrían tratar de sumir al país en la anarquía.

Consideró que  quizá sea ya tiempo de intentar un Pacto para la Reconstrucción Moral de la Nación, entre el gobierno de la República y la sociedad civil.

Al referirse a los disturbios provocados por manifestantes que exigen regresen vivos a los desaparecidos y la quema de la puerta principal de Palacio Nacional, señaló que expresar la inconformidad por la vía de la violencia y el desorden nada arregla.

La pena de los dolientes no se alivia exigiendo renuncias, declaró sin  mencionar la ola de reclamos en redes sociales para que dimita el presidente de la República, Enrique Peña Nieto. "Quienes con ellos simpatizan se equivocan actuando como vándalos", enfatizó.

Es muy comprensible el dolor de los padres que perdieron a sus hijos. Nuestra solidaridad con ellos está fuera de toda duda, pero alguien tiene que convencerlos de actuar con mayor responsabilidad y madurez, añadió el parlamentario.

"Hay que tener cuidado de que la sociedad civil, en estos momentos de enervación, no acabe como rehén de intereses obscuros que, aprovechando esta coyuntura, intentan sumir al país en la anarquía", advirtió.

El daño que se le ha hecho a México es incalculable. Es una puñalada al corazón del orgullo de ser mexicano.

Destacó que el prestigio de nación respetuosa del derecho ajeno, ganado en décadas de trabajo y esfuerzo ante la comunidad internacional ha sido manchado irremediablemente por eventos de tan infinita crueldad.

 

"Se nos ha echado encima la bestia de la violencia y la barbarie y no vemos cómo podríamos escapar de sus terribles garras".

Confundidos, no encontramos el camino. Es tan ominosa esta desgracia, que no faltan quienes piensan que estamos ya pisando los linderos del apocalipsis.

No es exagerado afirmar que muchos mexicanos estamos verdaderamente pasmados ante la inimaginable escalada de violencia y barbarismo que se ha generalizado en esa y en otras regiones del país. 

Son tan graves  y dolorosos los hechos registrados en el estado de Guerrero, que se agolpan en el ánimo sentimientos de dolor, de coraje y de vergüenza.

ENMENDAR ENTUERTOS

Guerrero no es el único caso, aunque sí el más reciente y el de mayor cobardía y brutalidad.

Pero cometiendo vilezas o permitiéndolas no vamos a ser mejores ni a impulsar a México. Habrá qué enmendar muchos entuertos y corregir muchas conductas para que podamos retomar el camino de la verdadera superación, dijo.

Estos acontecimientos exigen que removamos todo, empezando por nuestras propias conciencias.

Hay que analizar si la educación que reciben las nuevas generaciones plantea los valores  necesarios para formar  hombres y mujeres de bien. Si siembra la semilla del esfuerzo constructivo, de la probidad y de la virtud.

Tenemos que ver si las instituciones públicas responden, en su desempeño, a las aspiraciones de una sociedad cada vez más exigente de eficacia y transparencia.               

EN NORMALES IDEOLOGÍA DE IZQUIERDA

Mendoza Berrueto refirió que como subsecretario de Educación Pública del gobierno federal tuvo a su cargo los asuntos académicos y financieros de las escuelas normales rurales de todo el país.

Es cierto, expuso, que las normales rurales han conformado una comunidad estudiantil de difícil conducción. Ahí prevalece la ideología de izquierda, a veces radical. A menudo hay paros y huelgas y no es fácil negociar arreglos sobre algún pliego petitorio.

Cuando entraba a sus aulas para arreglar las cosas, el riesgo era que alguien se violentara. Sin embargo, pude visitar la mayoría de aquellas normales y jamás sufrí atentado alguno o trato irrespetuoso.

Las normales rurales, narró, fueron creadas por los gobiernos revolucionarios para formar los educandos que se necesitaban en el campo mexicano, en aquellos tiempos cuando no había muchas escuelas de educación superior y cuando prevalecía el analfabetismo rural.

Quizá muchos de los jóvenes que estudian en ellas no lo hacen por vocación docente, sino porque sus padres no tienen recursos para ofrecerles una mejor oportunidad.

Como quiera que sea, se trata de jóvenes ansiosos de salir de su pobreza económica  y cultural, que manifiestan a menudo sus carencias y sus reproches siguiendo el único patrón contestatario y retador que el reducido ámbito rural les ha permitido ancestralmente. 

SE COLÓ LA IMPUNIDAD

Mendoza Berrueto propuso también "desandar la parte del camino torcido que hemos andado en los últimos años, a contracorriente  de los anhelos de superación de México, de sus esperanzas de redención, de ideales de grandeza y realización".

"En un acto de profunda contrición, debiéramos poner sobre la mesa de las evaluaciones nuestra conducta. Hay que valorar, en un juicio sumario, la eficacia del orden jurídico que nos rige y a cada institución encargada de aplicarlo, para encontrar por qué resquicio se nos coló la impunidad", remarcó.



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