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Nuevo León: en las entrañas de Fuerza Civil

ALMA VIGIL | El Universal
11:11MONTERREY | Jueves 03 de abril de 2014
Los futuros policas son sometidos a arduas sesiones de entrenamiento. El horario habitual de los ca

ADIESTRAMIENTO. Los futuros policías son sometidos a arduas sesiones de entrenamiento. El horario habitual de los cadetes es de seis de la mañana a nueve de la noche. (Foto: ALMA VIGIL / EL UNIVERSAL )

La flamante policía estatal tomó las calles en septiembre de 2011 y algunos ya ven resultados

estados@eluniversa.com.mx

La delincuencia se apoderó de Nuevo León, en especial en el trienio 2009-2012, cuando los índices de violencia aumentaron más de 60%. El crimen no cedía y fue necesario cambiar de estrategia, que incluyó, entre otras cosas, la creación de un grupo policiaco.

Diversas pruebas de resistencia y un duro entrenamiento de cinco meses debió superar la primera generación de Fuerza Civil. Los jóvenes, de entre 19 y 35 años de edad, salieron a las calles el 16 de septiembre de 2011. Dos meses después empezaron a verse resultados, de acuerdo con el comisario Jesús Gallo, quien llegó al estado en enero de ese año, luego de ser reclutado por la Policía Federal.

Después lo asignaron como director del Centro de Coordinación Integral, de Control, de Comando, Comunicaciones y Cómputo (C5), en lugar de Homero Salcido, a quien encontraron asesinado y calcinado dentro de un automóvil en febrero de 2011.

Tiempo antes del homicidio del funcionario, en reuniones con el gobierno del estado la iniciativa privada y la sociedad civil planeaban la creación de una policía desde cero. También contaron con el apoyo del gobierno federal, pero el tema de seguridad le concierne a cada estado. Antes de Fuerza Civil, el Ejército y la Marina resguardaron las calles de Nuevo León, como lo hicieron en otras partes del país.

Preparación desde cero

Ninguno de los reclutados había sido antes policía. "No queremos policías viejos de bajo nivel, porque no queremos que los muchachos se contaminen", dice Gallo, a quien le confirieron el mando de la nueva policía. No obstante, sí hay oficiales con rangos altos y preparados, como el comandante Michel, que también fue incorporado por la Policía Federal con el motivo de crear una mejor estructura.

El surgimiento de Fuerza Civil no fue nada barato. Cada cadete, independientemente de si se gradúa o no de la Universidad de Ciencias de la Seguridad (UCS), cuesta alrededor de 500 mil pesos, desde las pruebas que se le hacen para poder entrar hasta la comida, el transporte y la ropa, entre otros gastos.

Actualmente, hay 3 mil 500 elementos en Fuerza Civil. Para los ciudadanos ser policía en Nuevo León ahora es más atractivo. A diferencia de años pasados cuando el sueldo base eran 6 mil 500 pesos mensuales, ahora el salario libre es de 13 mil 500 más prestaciones. Incluyen seguro médico, tres seguros de vida, becas para sus hijos en la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el Tec o en la Universidad Metropolitana y una pensión en caso de fallecimiento.

Para los que reclutan de otros estados, ponen a su disposición créditos hipotecarios en un fraccionamiento en el municipio de García. Allí, vive Wendy, una joven de 22 años, originaria de San Luis Potosí. Sus papás están divorciados, así que sólo está con su mamá.

Wendy quiso ser policía porque siempre le han gustado las armas, su abuelo poseía varias antiguas, y dice que le gustaría estudiar algo más en un futuro.

De acuerdo con cifras dadas a conocer por la Secretaría de Seguridad Pública en la entidad, únicamente 20% de los policías del grupo Fuerza Civil son mujeres y 80%, hombres.

Labor de 20 días seguidos

Una historia diferente es la de José Julián, de 33 años; ahora es policía segundo. En total, hay 13 rangos a los que puede ascender. Él es casado y tiene dos pequeñas hijas. Es regio. Antes era gerente de ventas en una tienda de conveniencia. Le gustaría ascender en la policía, pero no quiere llegar a ser comisario como Jesús Gallo, porque ve que los comisarios no tienen vida.

Wendy y José Julián son de la primera generación de Fuerza Civil. A los dos les encanta su trabajo, pero, al igual que a sus compañeros, no les fascina su horario. Trabajan 20 días seguidos y cinco descansan. Los días laborales están internados en los campos policiales: el de Escobedo o el de Guadalupe.

Duermen en cuartos separados por género, equipados con varias literas, baños y regaderas. El campo policial número 1, en Escobedo, es un terreno amplio, compuesto por casitas de ladrillo color anaranjado, que conforman las instalaciones: los dormitorios, las oficinas, las bodegas, salones de clases y el comedor, entre otras áreas.

Ahí también se dan clases para quienes no han terminado la preparatoria. En los alrededores se encuentran estacionadas varias "granaderas", camiones donde caben 50 policías y las cámaras que usan para los estadios.

Agilidad y precisión

Es 18 de marzo de 2014, mediodía, 32 grados centígrados. A esta hora la Universidad de Ciencias de la Seguridad, ubicada en el municipio de García, está llena de sonidos.

En el módulo de tiro, un grupo de policías apuntan y disparan al blanco. Los maestros los graban uno por uno para hacer un formulario de avances en agilidad y precisión.

Otra de las características de los policías de Fuerza Civil es que, por obligación, tienen que regresar a un reentrenamiento cada dos años.

Al salir del módulo, enfrente se escucha el rechinido de las llantas y el rugido de los motores de dos camionetas pick up: varios cadetes practican una persecución en el campo terroso.

Debajo del nuevo edificio de mandos otro grupo de alumnos, que se convertirán en una especie de armas mortales humanas, gritan en sus clases de artes marciales. En otro espacio más pequeño están los que toman clases de investigación para recabar evidencias, traen puestos unos tapabocas para no dañar la "escena del crimen".

En el campo, un grupo trota y corea frases como "Proteger y Servir", el emblema oficial de Fuerza Civil. Traen el rostro y el cuello colorados por el sol. El equipo que cargan es de 15 kilos.

La disciplina es similar a la militarizada. Todos los días, de lunes a sábado, se levantan a las 5 de la mañana y duermen a las 9 de la noche. En el ínter, entrenan o estudian. El domingo descansan.

Los cadetes han ingresado a la UCS por varias razones. Clara, originaria de Santiago, uno de los municipios del estado más afectados por la violencia, estaba harta de su entorno.

"Quiero ver a mi familia con libertad. Nos tocó ver las balaceras que se desataban. Cerca de donde vivía había una policía ministerial y a cada rato los bombardeaban con granadas de fragmentación. Era constante", dice la mujer de 30 años, quien es madre de dos hijos.

Yoni, de 29 años, se enteró por comerciales que vio en Acapulco, Guerrero, su ciudad natal. Para él es un buen proyecto de vida con un gran futuro. "Es muy raro encontrar una policía que se apegue a ser justa y benevolente mediante las bases legales", comenta.

Ingresar como cadete no es fácil. Gerardo Palacios, rector de la UCS, resume el procedimiento. El interesado tiene que pasar varias pruebas: psicometría, psicológica, toxicológica, exámenes médicos, de polígrafo y de honestidad, además de investigar el nivel socioeconómico, realizar una visita domiciliaria y obtener referencias laborales y personales. Cada tres años se realizan pruebas de confianza, incluso, en el área administrativa.

Actualmente hay 900 internados, contando los 204 policías que están en reentrenamiento y 94 que son de custodia penitenciaria, es decir, los guardias de la prisión.

En la UCS también se enseñan temas sobre el nuevo sistema penal acusatorio, derechos humanos, valores y leyes. Se imparten clases de inglés y cuentan con maestros que van desde ex militares y ex marines, hasta abogados, sicólogos, filósofos, entrenadores, entre otros. Además, cuentan con unidades de K9, perros policías.

Pero no todo son buenas noticias. De acuerdo con Gerardo Palacios, hay una deserción de entre 20% y 22% de los cadetes, principalmente por motivos personales.
Con este porcentaje se ve difícil que se logre llegar a la cantidad de 7 mil elementos que se esperan al final del sexenio del gobernador Rodrigo Medina, pues falta poco más de un año.

Y aun más complicada se ve la meta de llegar a los 15 mil elementos, tanto municipales como estatales, en todo Nuevo León.



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