aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Rarámuris viven cadena de madres niñas y solas

Esther Sánchez Enviada| El Universal
Domingo 23 de noviembre de 2014
Rarmuris viven cadena de madres nias y solas

El viernes de la semana antepasada Rubina, con su bebé de tres semanas de nacido, se formó en la fila de las mujeres adultas para recibir la ayuda humanitaria de la Cruz Roja; el año pasado estuvo con las niñas y le entregaron juguetes. (Foto: ARIEL OJEDA. EL UNIVERSAL )

Según datos del Inegi, Chihuahua ocupa el primer lugar a nivel nacional en embarazos de menores de 19 años, situación que se complica con la preservación de usos y costumbres en comunidades de la Sierra Tarahumara y la falta de educación sexual a adolescentes

estados@eluniversal.com.mx  

URIQUE

GRAVIDEZ PREMATURA
Gráfica

Rubina se enteró de su embarazo hasta que sintió una punzada en la espalda baja. El dolor se intensificó y al pasar las horas un chorro de agua corrió de entre sus piernas. Su madre le preparó un té de hierbas, le pidió recostarse y recibió al bebé: un varón, de casi tres kilos, que abrió las entrañas de la adolescente que asegura tener 14 años.

La menor, indígena rarámuri, es hija única; nació cuando su madre tenía 16 años de edad. No sabe quién es su padre; Rubina tampoco ha dicho de quién quedó embarazada.

Chihuahua ocupa el primer lugar a nivel nacional en embarazos de menores de 19 años, con 21% de casos, mientras que el promedio nacional es de 15.9%, de acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En el estado hay un millón 713 mil mujeres y cerca de 10% tiene entre 12 y 19 años; 21% es madre adolescente o se encuentra embarazada.

Con estas cifras, la entidad ocupa el primer lugar a nivel nacional en embarazos de adolescentes, de acuerdo con un informe de Promajoven, instancia dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Según la ONU, México tiene la tasa más alta en natalidad en adolescentes entre 12 y 19 años, con 64.2 casos por cada mil nacimientos; el más bajo es Suiza con 4.3 casos por cada mil.

La sexóloga Deny Welwshe considera que en el estado de Chihuahua el problema de los embarazos en adolescentes es cultural; en gran medida se debe a los usos y costumbres que se dan sobre todo en comunidades de la Sierra Tarahumara.

La experta, quien imparte conferencias sobre la responsabilidad sexual a estudiantes de secundaria y bachillerato, advierte que tratar de erradicar esta situación en las mujeres ráramuri es muy complicado debido a que se tiene que luchar contra su idiosincrasia y la educación que reciben en sus casas.

“Es una cuestión muy arraigada en la sierra de Chihuahua, que la mujer sea madre soltera desde muy joven, tenemos casos de 12 años”. Por lo regular, el padre no se hace responsable y nadie recrimina, comenta Miguel Ángel González, de la Coordinación Estatal de la Tarahumara.

“Aunque nosotros no manejamos cifras, conocemos que la mayoría de mujeres se hacen cargo de los hijos y el hombre se junta con una y otra, sin casarse”, señala.

La Coordinación Estatal de la Tarahumara fue creada “para mejorar las condiciones sociales, económicas, culturales y políticas, para propiciar un verdadero desarrollo de los municipios serranos”, sin embargo, González comenta que no tienen que ver con programas de orientación sexual en adolescentes. “Nosotros nos abocamos a llevar todo el año comida a estudiantes de primarias y secundarias”.

Abandona escuela.— Tímida, de mirada tierna, Rubina habita en un caserío de la comunidad Bahuichivo, del municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara; es nativa de una cultura que se nombra a sí misma rarámuri (los de los pies ligeros), asentada en las barrancas, donde los caminos, apenas perceptibles, han sido trazados con los pies de sus habitantes.

Pertenece a una etnia donde la vida sexual comienza, por lo general, a los 12 años de edad y el matrimonio no es importante.

De baja estatura, rostro ovalado, nariz recta, ojos negros y oblicuos, la adolescente ayuda en los quehaceres de la casa, cuida los animales de corral de su madre y acarrea leña para el fogón. Su humilde vivienda es de madera, sin electricidad ni agua potable.

Hasta octubre pasado, antes de convertirse en madre, Rubina asistía a la secundaria ubicada en la comunidad de San Rafael, a tres horas de camino desde su vivienda. Cursaba el segundo grado, le gustaba mordisquear su lápiz y rayar la libreta. A veces se quedaba en la casa de su abuela, que vive cerca de la escuela.

Rubina no caminará más a la escuela. Ahora camina con los adultos.

El pasado viernes, cuando la Cruz Roja llevó ayuda humanitaria a pobladores de la Sierra Tarahumara, Rubina se formó en la fila de las mujeres adultas. Junto a su pecho llevaba a su bebé de tres semanas de nacido, semioculto entre los pliegues de su rebozo.

A principios de año también acudió la institución, entonces Rubina estaba con los niños. Recibió una muñeca Barbie, galletas y dulces. En esta ocasión recibió una despensa y cobijas, como las demás madres de familia.

Se sonroja y agacha la cabeza cuando se le pregunta si en la escuela recibió educación sexual. Su tía Ángela, de 20 años de edad, que también es madre soltera, interviene y dice que “nadie les pregunta eso”.

La tía comenta que el niño de Rubina se encuentra bien de salud, que una brigada médica fue a su comunidad y lo revisaron.

Dice que le han ayudado con los gastos de ropa, pero pronto la niña tendrá que trabajar para mantenerlo.

La menor no ha decidido qué nombre llevará su hijo; tampoco tiene planes para el futuro.

Rubina camina, se detiene y se sienta con el bebé prendido a su cuerpo con un rebozo, de tal forma que sería difícil arrancárselo; también lleva impregnada a su ser, una cultura milenaria, que en su condición de mujer la mantiene marginada y violentada, sin que los tiempos logren desenraizarla.



Ver más @Univ_Estados
comentarios
0