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Mulegé.- Cada año llegan a la comunidad Vizcaíno unos 20 mil jornaleros para trabajar temporalmente en los campos agrícolas, divididos en las dos temporadas, con la mitad cada una, de acuerdo con María Luisa Cabral Bowling, experta en temas migratorios de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

Sin embargo, este es un fenómeno que se reproduce en los campos ubicados en los cinco municipios en la entidad.

Para acceder a estos centros de trabajo, que algunos carecen de las prestaciones elementales como seguridad social o salarios fijos, los campesinos lo hacen a través de personal de las propias compañías agrícolas, que promocionan el trabajo temporal en varias entidades.

Otra forma es mediante organizaciones no gubernamentales, como el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, en Guerrero, que buscan garantizar una contratación más ordena y justa para los indígenas.

No obstante, esta asociación ha documentado situaciones de explotación en que se vive en algunos los campos de cultivo.

La investigadora María Luisa Cabral Bowling realizó un estudio, el cual no ha sido publicado, sobre la población de habla indígena en la entidad.

En entrevista, dijo que toda la población indígena que reside en de Baja California Sur proviene de otras entidades; 50% llegaron desde la década de los 80 y 40% es migración reciente.

Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Puebla, Sinaloa, Baja California, Chiapas y el DF son las entidades de mayor migración.

Explicó que en el estado la población en hogares de habla indígena es superior a los 21 mil habitantes.