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Marcas se piratean bordados otomíes

Dinorath Mota| El Universal
Sábado 05 de abril de 2014
Marcas se piratean bordados otomes

ENTRADA. Pie de foto vg kvfgv gv vh vhflv fdhv lfdhv dflvh. (Foto: XXXX EL UNIVERSAL )

Empresas como Hermes reproducen figuras artesanales de Tenango de Doria, acusa la diputada Dora Luz Castelán; indígenas y legisladores señalan que por una mascada pueden pedir hasta seis mil pesos, mientras que ellas la venden en escasos 150 pesos

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TENANGO DE DORIA

El principio nadie lo conoce, sólo saben que ahí, en el cerro del Brujo donde aún se pueden ver las milenarias pinturas rupestres de los otomíes, comenzó la historia; cuentan las artesanas que son pocas las privilegiadas a las que el cerro les otorga el “don” de pintar, de que en cada dibujo y en cada puntada se plasme la vida y se deje el alma.

Son tal vez esas pinturas que apenas se pueden ver entre las rocas, el origen de los tenangos, dibujos llenos de vida y naturaleza, que en coloridos bordados han salido a conquistar el mundo. Una mano que se deja llevar por la imaginación y se transforma en verdaderas obras de arte, que han sido codiciadas por grandes diseñadores y empresas como Hermes o Pineda Covalin.

Pero son ellas, las mujeres indígenas de una de las regiones más pobres de Hidalgo, la zona otomí-tepehua, las que hacen posible que un pedazo de manta se transforme en una pieza única.

El investigador Carlos Martínez Negrete señala que hay mil 200 bordadoras, pero comenta que también hay una cifra negra, compuesta por niñas de cinco años en adelante, quienes ayudan a sus madres con el bordado.

Karina Trejo, junto con otras 40 mujeres forman la asociación Tenangos, originaria de la comunidad de San Nicolás, en Tenango de Doria. Ella y su madre Leticia León llegaron a Pachuca hace más de una década en busca de un futuro mejor, pero con la cultura de su pueblo tatuada en la piel.

Entre los cerros, de la Sierra Otomí-Tepehua, donde apenas si existen veredas para transitar, donde la electricidad no llega y el agua potable es un privilegio, ahí, las mujeres dan vida a una de las artesanías más codiciadas de Hidalgo, los tenangos. Los bordados, de acuerdo con algunos pobladores, tienen su origen en la época prehispánica, pero como parte económica de la comunidad señalan, que se calcula más de un centenar de años.

José Adalberto López, poblador de San Nicolás, afirma que, de acuerdo con los registros, se han realizado dibujos desde hace más de 50 años, cuando las artesanías empezaron a ser comercializadas, pues antes sólo se producía para consumo personal, “pero no se sabe realmente; desde nuestros abuelos, y bisabuelos, y mucho antes, ya se hacían los tenangos”.

De hecho, se trata de una comunidad anterior a la época de la Conquista, en cuya zona hay montículos y plataformas prehispánicas y rocas con pinturas rupestres.

Legado cultural

Karina y su grupo de mujeres forman parte de esta tradición. “Es algo con lo que nacemos, desde siempre hemos visto como nuestras madres y abuelas se han dedicado a los bordados”.

Los tenangos han sido más que un modo de subsistencia; “en un principio sí lo hacemos como un trabajo, una manera de obtener dinero, pero también como una expresión de cultura para preservar el legado de miles de mujeres que han crecido con un hilo y una aguja”.

El grupo Tenangos lo forman mujeres: madres solteras, viudas y de la tercera edad, quienes han dado a conocer esta artesanía en Europa y en América Latina.

La historia de Karina es la de una mujer joven, madre de un niño de dos años que con un problema visual de nacimiento.

En 2011 algunas firmas como la francesa Hermes voltearon hacia Tenango y sus diseños fueron llevados a prendas como mascadas, con precios de hasta seis mil pesos; fue el detonante para Karina. “Cuando supe cuánto pagaban por una mascada no lo podía creer, a nosotros nos regatean por una prenda de 150 pesos y a ellos les pagaban hasta seis mil pesos; es una grosería para nuestro trabajo”.

Es en ese momento decidió estudiar diseño de modas en la universidad; “hay días en que no puedo más, mi hijo, el trabajo y la escuela, pero pienso que preparándome es la única manera de poder ayudar a las mujeres de mi pueblo, a que nadie las engañe y a que nuestro trabajo es el que vale”.

Marcela, de más de 50 años de edad, cuenta que bordar es lo único que sabe hacer: “yo se lo aprendí a mi abuela; desde los nueve años me enseñó a bordar; me sentaba con ella debajo de un árbol y veía cómo hacía sus rebozos".

Explotación

Los bordados se realizan principalmente en Tenango de Doria y San Bartolo Tutotepec. Pero no todas las historias son buenas, en algunas localidades también hay mujeres explotadas; son ancianas o indígenas que no hablan español y reciben apenas 100 pesos por un mantel que tardan hasta meses en bordar, en ocasiones sólo se los cambian por comida.

Tomasa está entre las mujeres más pobres y engañadas. “Llevo a vender mis costuras a Tenango los domingos, pero luego me las pagan a 10 o a 20 pesos, pero pues hay poquito que sirve para comer”.

Los domingos, Tenango de Doria se llena de colorido: vistosas blusas, servilletas, lienzos, rebozos son exhibidos en la plaza, pero entre el color y la alegría se esconde la explotación, la pobreza y las lágrimas de bordadoras.

Denuncian atropellos

La falta de protección a los bordados conocidos como tenangos ha llevado a las mujeres de la Sierra Otomí-Tepehua de Hidalgo a ser víctima de destajo, coyotaje y abuso de empresas nacionales e internacionales, así como de particulares.

El investigador Carlos Martínez Negrete, de la Universidad Chapultepec de la Ciudad de México, denuncia la serie de atropellos. “Se ha encontrado de todo, desde las empresas, hasta las coyotas , que son mujeres ricas de Pachuca que prácticamente roban el trabajo de las indígenas y lo comercializan en varias partes del mundo, presumiendo el arte mexicano”.

Aclara que los tenangos no lo constituyen los bordados, sino los dibujos, que pueden ser reproducido debido a que no hay ninguna restricción legal.

El gobierno del estado, mediante la Secretaría de Desarrollo Social, a cargo de Geraldina García, trabaja en la gestión de una marca colectiva, “Marca Hidalgo”. “Estamos en ello, pero hay que crear primero una asociación civil; se tiene ya un avance del 92% en el logotipo y manual de uso, además de buscar ante derechos de autor la protección, destaca la secretaria.

La iniciativa es respaldada por la diputada federal Emilse Miranda, originaria de San Bartolo Tutotepec, quien considera necesario unir esfuerzos y evitar dar cauce a lo que llamó señalamientos sin fundamento, ante la denuncia de que la tienda conocida como Hidarte, que promueve las artesanías hidalguenses y que depende de Desarrollo Social, ha afectado a las artesanas al fungir como intermediaria.

Martínez Negrete acusa que, de acuerdo con las artesanas, hay un manejo irregular en este lugar que lleva a condicionar la venta del producto, ofrecer precios por debajo de su costo real y pretender impulsar talleres donde las bordadoras enseñen a pintar y bordar.

Sin embargo, Geraldina García afirma que no hay una sola queja y que en el momento en que alguna bordadora inicie una denuncia, se iniciará una investigación.

Pero los tenangos tienen detrás también el abuso de marcas extranjeras. En tribuna, la diputada Dora Luz Castelán expuso que la marca francesa Hermes en 2011 utilizó diseños para diversos artículos como mascadas, a cambio la comunidad obtendría algunas obras y trabajo social. No obstante, sólo fueron promesas y únicamente construyó la barda de una escuela.

Emilse Miranda, refiere que se han detectado al menos tres empresas que han aprovechado las habilidades de las indígenas: Hermes, Pineda Covalin y Mara Hoffman.

Quieren denominación de origen

Entre las propuestas, está la búsqueda de la denominación de origen o indicación geográfica, además de crear un jurídico para una norma oficial mexicana.

Para alcanzar esta posibilidad, deberán pasar al menos cinco años, por lo que una manera de proteger a las bordadoras es con el registro en derechos de autor de cada uno de los dibujos. A la fecha más de mil dibujos tienen ese registro.



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