aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Historia. Lluvias reducen a basura patrimonio de 100 familias

David Carrizales / Corresponsal| El Universal
Miércoles 24 de septiembre de 2014

Las lluvias del domingo y lunes anteriores en Monterrey provocaron afectaciones en viviendas y patrimonio de unas 300 familias dijo la alcaldesa regiomontana, Margarita Arellanes Cervantes Emilio Vásquez

Tras un recorrido por zonas del noroeste de la ciudad, la munícipe señaló que a la par con acciones de remediación, la autoridad local realiza un censo, para conocer las necesidades de la población Emilio Vásquez

Ante la contingencia meteorológica, de inmediato se tuvo un acercamiento con las comunidades afectadas, en paralelo al apoyo del Ejército Mexicano, que de manera inmediata estuvo apoyando a la población, resaltó Emilio Vásquez

Hizo un reconocimiento al Ejército, que una vez más estuvo aquí presente, apoyando a la ciudadanía Emilio Vásquez

No obstante, expuso la urgente necesidad de que la ciudadanía tome conciencia sobre las consecuencias de arrojar basura en las calles, que llegan a las alcantarillas y provocan la acumulación de grandes cantidades de agua Emilio Vásquez

"Únicamente en este sector, Servicios Públicos recogieron 80 toneladas de basura. Es muy importante que tomemos conciencia de los daños que se ocasionan o que se pueden ocasionar, inclusive con pérdidas humanas, si no seguimos una cultura de limpieza", manifestó Arellanes Emilio Vásquez

<b>Historia.</b> Lluvias reducen a basura patrimonio de 100 familias

DAÑO. Habitantes de las colonias Salvador Allende y Unidad del Pueblo resultaron afectados por las lluvias del pasado fin de semana. Algunas familias tuvieron que tirar sus muebles, pues quedaron destruidos. (Foto: EMILIO VÁSQUEZ / EL UNIVERSAL )


MONTERREY

Como si fueran monumentos a la pobreza, en calles de las colonias Salvador Allende y Unidad del Pueblo, ubicadas en Monterrey, Nuevo León, se observan montones de cosas inservibles, que apenas hace dos días eran el patrimonio de más de 100 familias, cuyas casas resultaron afectadas por una inundación de hasta metro y medio de altura.

Ropa, colchones, muebles de madera, osos de peluche, zapatos, comida y hasta teclados de computadora están listos para ir el basurero. No es la primera vez que vuelven a empezar desde cero, porque en 2010 el huracán Alex también tomó por asalto sus viviendas y arrasó con sus bienes, debido al agua bronca que baja del Cerro del Topo Chico.

En los últimos 20 años ciudadanos han construido en lo que fue una pedrera, pese a la amenazante cercanía del cerro mutilado, que deja ver una pared vertical de aproximadamente 50 metros de altura, que podría desgajarse en cualquier momento, y más con la humedad provocada por las lluvias.

El fin de semana, desde la parte alta del cerro bajaban torrentes de agua que formaron auténticas cascadas, por lo que poco a poco el líquido empezó a inundar las casas que hicieron las veces de bordo fallido de una represa.

Mientras dormía, la señora Cleotilde —habitante de la calle Emiliano Zapata, ubicada en la colonia Salvador Allende, un asentamiento irregular adherido al Frente Popular Tierra y Libertad— despertó asustada por los gritos de los vecinos y le ayudaron a salir con dos niños de tres y seis años de edad.

En ese momento, la inundación llegaba a la mitad de la altura de la cama, pero en sólo unos pocos minutos rebasó el metro de altura. “Mire el desastre que me quedó”, dice mientras muestra ropa, zapatos y muebles amontonados dentro de su casa.

María Medina, vecina del mismo asentamiento —el cual cuenta con más de 200 familias, aunque las afectadas por la inundación son poco más de 100—, relata que este día ni ella ni su esposo fueron a trabajar para tratar de limpiar y ordenar las cosas, y ver si pueden rescatar algo.

Fue entrevistada mientras subían a la azotea un televisor para que se “secara” con los rayos del sol. “No sé si funciona; me da miedo conectarlo, porque tiene agua en el interior”. En su casa, el agua subió hasta cerca de un metro y medio de altura, explica mientras muestra la marca.

María salió a trabajar a las seis y media de la mañana, cuando la situación era tranquila, pues la inundación ocurrió casi a las ocho y media, poco después que saliera su esposo. Cuando regresaron encontraron todo estaba fuera de su lugar. “El refigerador estaba volteado, el agua lo tumbó, el pobre anduvo ‘nadando’, lo mismo que las calabacitas tiernas y la carne sin hueso, como si fueran basura”. Asegura que como no tienen a dónde ir prefieren continuar ahí.

En la colonia Salvador Allende, al norponiente de Monterrey, hay una choza de madera semisepultada por el lodo y las piedras. Todavía este martes una corriente entraba por la puerta y atravesaba hacia el fondo “como Juan por su casa”. La habita un hombre llamado Santos Hernández. Por fortuna, en esta ocasión estaba afuera, si no seguramente habría ocurrido una tragedia, comentan sus vecinos.

Ana Karen perdió la sala, el estéreo, los abanicos, la ropa, las camas, prácticamente todo, pero no obstante, advierte que no se irán, y prueba de ello es que la noche del mismo lunes, en la entrada de la vivienda, en lugar de marco, hicieron un auténtico muro de cemento de medio metro de altura, para prevenir una nueva inundación.

Comenta que lleva 10 años en posesión de su predio y nunca había pasado algo parecido.

El lunes por la tarde, la gente del municipio de Monterrey acudió a levantar un censo de los afectados y para hoy anduvieron repartiendo despensas, aunque es una cosa mínima en cuanto a alimentos, pero además necesitan pañales y leche para los niños, porque “perdimos absolutamente todo”, además de que ya dejaron de trabajar dos días por andar haciendo limpieza.

Marisela Elías Carrillo vive desde hace casi 20 años en la colonia Unidad del Pueblo, frente a una imponente pared vertical del mutilado cerro del Topo Chico, herida imborrable que dejó como recuerdo al paisaje urbano, una pedrera reubicada durante el periodo del gobernador Alfonso Martínez Domínguez. Afirma que conoce bien los riesgos que corren, ella y sus niños, por posibles inundaciones o derrumbes, “pero no tenemos adónde más ir”.



Ver más @Univ_Estados
comentarios
0