Crónica. La disputa religiosa que trabó sus vidas
ESPERA. El 27 de enero las familias regresarán al refugio para comercializar los quintales de café . (Foto: FREDY MARTÍN EL UNIVERSAL )
CHENALHÓ
Los tzotziles despertaron con el amanecer cálido de las montañas de este municipio. Las cocinas se iluminaron con leña recién recolectada. Tazones de café y frijol con tortillas fueron servidos por las mujeres a sus esposos para adentrarse a los cafetales, que a pesar de haber sido descuidados las ramas estaban copiosas de granos de color rojo.
Las 17 familias estaban en Puebla, una comunidad que se polarizó durante abril del año pasado, cuando un grupo de católicos reclamó como parte de la asamblea ejidal el predio donde se levantaba la ermita para venerar a San Pedro y fue entonces que los seguidores del santo no pudieron proseguir con la ampliación de la ermita que pretendía llevar a cabo.
Durante varios días, los católicos alertaron que lo que se vivía en Puebla era muy similar a lo que ocurrió en 1997, con la matanza de Acteal, donde fueron asesinadas 45 personas. El agua de los manantiales fue envenenada, hubo indígenas cautivos y algunos golpeados.
El pasado 23 de agosto, los católicos optaron por dejar sus hogares, para trasladarse hacia la cabecera municipal, para luego recibir la solidaridad de la organización Las Abejas y ubicarse en la comunidad Yabteclum, en donde han vivido estos cinco meses.
En el primer día de cosecha, hombres, mujeres y niños se adentraron bajo los árboles de guarumbos con canastos de mimbre en las cintura para cortar los granos frescos que se despulparán, para luego lavar los granos y ponerlos a secar en los patios que las familias tienen frente a sus dormitorios y cocinas.
Algo para su consumo
Será hasta el próximo 27 de enero que las familias regresen al refugio temporal, con varios quintales de café que comercializarán con alguna cooperativa local, pero parte de la cosecha les servirá para su consumo.
Un agrupamiento de la Policía Estatal Preventiva (PEP), al mando del comandante Romeo Alfredo Rodríguez López, se asentó en el poblado y ahí están los agentes en los próximos nueve días para garantizar la tranquilidad en el lugar.
Jóvenes activistas que llegaron del extranjero y de varias ciudades de México, también participan como observadores de los derechos humanos y están al pendiente para que no ocurra ningún tipo de agresión contra los católicos.
El sábado las mujeres se dieron tiempo de limpiar las cocinas, los dormitorios, preparar el frijol, el pozol (bebida de maíz) y las tortillas.
La tarea proseguirá este domingo y mientras los evangélicos participen en sus cultos durante la mañana, los católicos seguirán recolectando el café maduro; algunos les dará tiempo para realizar algunas tareas de corte de ramas de árboles, de limpieza de maleza, poda de algunas matas que han perdido hojas y acumularán tierra fresca alrededor de los troncos.
En Chenalhó la recolección de café es una actividad que inicia en noviembre; para enero, los granos ya deben estar listos para molerse. “El tiempo de cosecha ya pasó”, se quejan los católicos que estaban urgidos en llegar a sus predios.