SALTILLO. El pleno del Congreso local expresó sus más sentido pésame a la tribu Kikapoo y/o Kikapú de México y Estados Unidos, por la muerte de su jefe y líder espiritual y político, Chacoca Anico Manta, el pasado martes.

Los Kikapú, nativos de Estados Unidos, viven cuatro días de duelo por Chacoca, que falleció a los 83 años de edad, en su choza de la aldea en El Nacimiento, municipio de Múzquiz, enclavado en la región carbonífera de Coahuila.

Al inicio de la sesión del periodo ordinario, los legisladores guardaron un minuto de silencio en memoria del aguerrido defensor de la cultura, creencias y costumbres de la etnia, pero sobre todo de la preservación de la lengua materna.

La presidenta de la mesa directiva del Poder Legislativo, Norma Alicia Delgado, destacó que el jefe indio estableció fuertes vínculos entre su comunidad y las autoridades locales.

Reconoció la contribución histórica de los Kikapú, hombres valientes que hace 162 años se enfrentaron y combatieron a comanches y apaches, grupos de indígenas bárbaros y hostiles que tenían aterrados a los pobladores de los estados del norte de México.

Chacoca Anico fue el principal defensor de la lengua materna, representaba a su tribu en México y en Estados Unidos porque los kikapú —que significa, los que andan sobre la tierra o los cuidadores del mundo— son originarios de la Unión Americana, actualmente suman unos 5 mil y viven en reservas en Texas, Oklahoma, Kansas, EU, y Múzquiz, Coahuila, aquí son pocos, unos 160, según el último censo.

Dejó huella porque fue el primer consejero de la tribu ante la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y consejero ante el Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (INLI).

Ayer en la aldea, en el Centro Ceremonial de El Nacimiento, en Múzquiz; hijos, familiares y amigos le dieron el último adiós.

De acuerdo con sus costumbres, sepultaron el cuerpo al rayar el alba y después despedirán su espíritu.

Anico Manta se casó tres veces y tuvo nueve hijos; cinco hombres y cuatro mujeres, el más pequeño es Andrés Anico de 21 años de edad.

Por tradición, a la muerte del jefe, éste heredaba el mando a su hijo menor, pero esa costumbre cambió, ahora corresponde al Consejo de Ancianos determinar quién será el sucesor y aún no hay fecha para que tomen esa decisión.