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SAN JOSE DEL CABO

Por la mañana de ayer los cabeños vieron caer una fuerte lluvia que provocó encharcamientos en algunas de las calles pese a que duró unos minutos, pero que trajo una cantidad importante de agua derivada de la tormenta tropical Polo.

Cerca de las 9:00 horas, muchos ya en las calles se refugiaron donde pudieron y algunos comentaban que ojalá no les lloviera sobre mojado, pues fue apenas hace una semana cuando golpeó en este estado el huracán Odile.

Este ocasionó destrozos, considerados en algunos sectores, como en el servicio de suministro de electricidad, los más grandes que se han registrado en Baja California Sur y en el país, por un fenómeno de esta magnitud que provocó una gran herida en miles de personas que sufrieron el destrozo de sus casas y negocios, así como la pérdida de sus pertenencias.

Fueron cerca de 10 minutos los que duró la intensa precipitación, en un día que desde que amaneció, se observaba un cielo nublado, y que luego de la lluvia se despejó el cielo y el sol en su máximo esplendor era acompañado por un arcoiris, admirado desde los diferentes puntos de esta ciudad.

Ese arcoiris representó la esperanza, en medio de las acciones para recuperar la tranquilidad en la zona.

Además, se intensificaron las labores de limpieza en los almacenes, en donde participan cientos de personas que fueron contratados a través del programa de empleo temporal del gobierno federal.

La mayoría de los que acuden son desempleados o quienes no laboran formalmente y, ante la falta de actividad luego del cierre de varios negocios, acuden a oficinas de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), para registrarse; la organización los canaliza a diferentes tiendas en donde hacen actividades de limpieza.

Juan Carlos Aragón realizó este proceso y dijo que lo contrataron por 10 días y que por jornadas diarias de seis horas, le pagarán mil 340 pesos. “Trabajo en el comercio ambulante, pero por el huracán perdí todo y no tengo qué vender”.

“Vendía accesorios para celulares, pero me quedé sin nada. Mi casa quedó muy dañada y la mayoría de mis cosas inservibles, por eso ando aquí para trabajar y ojalá nos den más días de los 10 que nos dijeron”.

Inalbi Flores, quien también se empleó temporalmente, comentó que en la tienda de autoservicio donde comenzó a realizar labores de limpieza, son 10 mujeres y 30 hombres los que acudieron a la CROC para que los enviaran al almacén. “Queremos aprovechar que hay trabajo, aunque sea que nos pagan poco, pero algo es algo, para tener para comer”, consideró el joven originario de San José del Cabo, de 28 años de edad.

En cuanto a la venta en comercios, en un recorrido, también se observó que en algunos establecimientos como farmacias, tlapalerías, y una que otra tienda de conveniencia, los dueños y empleados realizaban labores de limpieza, otros comenzaron a dar servicio a sus clientes, principalmente en Cabo San Lucas, aunque aún no cuenten con energía eléctrica ni agua.