CANANEA

La minera Buenavista del Cobre guarda silencio. Las grandes máquinas que extraen el metal de la tierra están detenidas. Y aunque los voceros de Grupo México aseguran que las operaciones continúan con “normalidad”, aquí el ambiente no es el mismo.

Por los bloqueos, los trabajadores no han podido regresar a sus casas. Hace ocho días que viven en la empresa y duermen como pueden.

S in nada que hacer, se han unido a las brigadas de limpieza. Dos cuadrillas de casi 50 personas intentan quitar los tóxicos del río Sonora con picos y palas. Pero expertos en el tema aseguran que con eso nada se va a lograr. Se necesita el mismo poder de las máquinas que extraen el cobre para limpiar los residuos que aún flotan en el río. Pero esas no salen de la empresa.

Antonio Mendoza tiene 62 años, vive en la colonia Barrio del Hoyo. A cien metros de la última casa está la planta de molibdeno, metal utilizado como aleación porque resiste altas temperaturas.

Hoy no hay humo rojo. Pero Antonio dice que por la tarde cuesta respirar. Vecinos temen a la contaminación y se resisten a mudarse, porque ellos llegaron primero. Él ha vivido 49 años en este lugar y la planta sólo cuatro.

“La gente del río Sonora se queja, pero a nosotros la minera nos ha afectado por varios años nos hemos reunido muchas veces para protestar con la empresa. Esto es peor que la contaminación del agua, porque todo el día respiramos polvos tóxicos”, cuenta.

Antonio ha tenido últimamente problemas en la piel. Otros vecinos se quejan de enfermedades de la vista, los doctores del Seguro Popular, en donde se atiende la mayoría, no saben decirles qué es.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el molibdeno puede tener efectos tóxicos y daños a la salud, como falla hepática y daños en las circulaciones.

María Teresa García vive en esta colonia. Su esposo trabaja en Buenavista del Cobre.

“Aquí no hay trabajo, la empresa es lo único que tenemos”, cuenta.

El cinco de agosto de 2001, José Carbajal quitaba toneladas de tierra con la pala mecánica de la empresa, en una de las perforaciones que se dinamitan con “barrenos” llenos de pólvora.

Un “barreno quedado” se conoce como aquel que no terminó de dinamitar, que los responsables de vigilar la detonación pasaron por alto.

Uno de esos le tocó a Carbajal. Cuando despertó, su pierna y brazo estaban destrozados. Una ambulancia lo llevó por el largo camino en carretera de cuatro horas a la ciudad de Hermosillo. Le amputaron la pierna y perdió la movilidad total de su brazo derecho. El médico le informó que si su traslado se hubiera hecho en helicóptero, hubiera salvado su pierna.

La empresa prometió pagar todos sus gastos e indemnizarlo de por vida, pero sólo lo hizo por tres años más.

Su vida cambió para siempre, cuatro de sus cinco hijos no pudieron seguir estudiando. Él atiende ahora una tortillería, esperando que algún día se resuelva su demanda de manera favorable.

—¿Cree que Grupo México vaya a pagarles a los afectados del río ahora?—, se le pregunta a Carbajal.

Y él se ríe y cuenta “ellos así se manejan, puras promesas y promesas”.

Se estima que la sanción de 40 millones de pesos es menos de 1% de lo que genera la empresa en un año, ya que tan sólo en 2013 se reportó una extracción de 793 mil toneladas de cobre.

Uno de los puntos de riesgos que los ex trabajadores han señalado como “focos rojos” es la presa de jales, que está arriba de los pozos de agua que suministran el líquido para todo el municipio. Al norponiente de la mina.

Roberto Díaz es el dueño de las tierras cerca de la presa de jales, en el ojo de agua donde nace el río Sonora.

Durante los últimos tres años él ha visto las filtraciones de los tóxicos en el ojo de agua y aunque lo ha denunciado y hasta ha subido videos a la red, no ha tenido respuesta alguna.

“En el laboratorio de Cananea hicimos los estudios de las muestras de agua, encontramos que el plomo rebasa 1%, cuando la recomendación es de 0.5%”.

Para los mineros de la sección 65, que continuará con el bloqueo en todas las puerta de la empresa, la controversia por el derrame sólo significa que el dragón está herido, pero la pelea apenas comienza.