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Historia. "No puedo creer que haya muerto; es una pesadilla"

Juan Cervantes Corresponsal| El Universal
Lunes 29 de septiembre de 2014
<B>Historia.</b>

SUEÑO TRUNCADO. David Josué, de 15 años, integrante del equipo de futbol Avispones, apenas había debutado en la Tercera División. (Foto: ANWAR DELGADOEL UNIVERSAL )


CHILPANCINGO

Las lágrimas resbalan por el rostro adolorido de doña Roberta Evangelista Hernández, madre del futbolista David Josué García Evangelista, de sólo 15 años, asesinado el viernes pasado por presuntos integrantes del crimen organizado.

“No puedo creerlo, siento que esto es una pesadilla, veo a mi hijo en el ataúd y no puedo creer que él esté ahí”, dice desesperada.

Recuerda que el viernes antes de irse a la ciudad de Iguala, se hizo una misa porque iba a debutar en la tercera división con el equipo de futbol Los Avispones, de esta capital, y añadió: “mi hijo se me acercó y me dio un beso, sin saber que sería el último que me daría”.

Ahí, a un costado del ataúd que cobija el cuerpo inerte de su “pequeño hijo”, arropado con el uniforme de Las Chivas, equipo de futbol del que era aficionado, su madre dice: “me siento destrozada, impotencia, por tanta inseguridad, hoy fue mi hijo, mañana puede ser otro inocente y no sabemos hasta cuándo va a terminar tanta violencia”.

Sollozando asegura que siempre lo recordará como un niño muy pícaro, “muy cariñoso conmigo, muy sonriente y de cómo era de atento porque siempre que llegábamos a la casa, él me decía: ‘te voy a poner la canción que a ti te gusta’, y me decía: ‘ya viste yo sí te complazco’, por eso lo recordaré toda la vida”.

Pero dentro del dolor, la consternación y la angustia que le invade por la pérdida de su hijo, doña Roberta, como madre le pide al gobierno que esta muerte no quede impune, “que esto no se quede así, ya basta de tanta delincuencia, se tiene que hacer algo por parte del gobierno, o qué quiere que el pueblo se levante en armas, pero yo creo que no, porque así como murió mi hijo, pueden morir más inocentes”.

Pide que realmente “la pague quien la tenga que pagar”, aún cuando eso no le devolverá la vida a su hijo, “pero algo se tiene qué hacer para terminar con tanta violencia”, asegura.

Luego de una misa de cuerpo presente, David fue trasladado a la cancha de futbol Los Angeles, donde jugó desde pequeño y se le rindió un homenaje y después lo llevaron al panteón municipal donde fue enterrado.

Por su parte, Eduardo Zepeda, amigo de la familia, también expresó su indignación y coraje por la muerte del mejor amigo de su hijo Eduardo, con el que jugó futbol desde pequeños, y le envió un mensaje también al gobierno para que termine con la violencia porque dijo que como padres procuran educar a sus hijos para que sean buenas personas, y luego “para que esta gente les quite la vida, estamos hartos de la violencia, queremos que paguen los que le quitaron la vida a David”.

El joven Eduardo de 15 años de edad, quien jugó con David en un equipo amateur de Las Chivas cuando eran pequeños, asegura que siempre fue disciplinado, nunca faltaba a entrenar, era muy constante, era dedicado a lo que hacía, jugar el futbol era su pasión, “era una buena persona, serio, no era bromista, un buen compañero, siempre que el entrenador daba indicaciones, él siempre ponía atención”.

Agregó: “Me dolió mucho lo que le ocurrió, nunca pensé que fuera a pasarle esto, era una buena persona, tranquilo, por eso duele más lo que le pasó, porque prometía mucho, era un jugador de mucha técnica, le decíamos El Zurdo, porque tiraba muy bien con esa pierna”.

Agregó que era un zurdo nato, “de esos jugadores que nacen jugando futbol, era un jugador que desempeñaba el puesto de volante izquierdo, a veces como delantero izquierdo, con él platicábamos que queríamos llegar a jugar en Primera División, como profesionales, ese era nuestro sueño, pero a él se lo truncaron”.



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