ETNIAS SUBSISTENCIA SIN RAÍZ
Indígenas de Nayarit, los abismos de la Sierra

. (Foto: ARTURO SORIANO LIMA/El Universal )
TEPIC, Nay. Integrantes de las etnias cora, huichol, tepehuana y mexicanera, quienes habitan en la zona serrana de Nayarit no solamente se están desculturizando, sino que se encuentran en peligro de desaparecer, ante la falta de fuentes de empleo y la escasez de alimentos. La proliferación de mestizos afecta a estas culturas en sus propios territorios, quienes los utilizan para actividades ilícitas como el cultivo de mariguana y amapola, o con la presencia de predicadores de diversos cultos que provocan la división entre sus comunidades, lo que se ha convertido en una seria amenaza para los indígenas. De acuerdo con la información proporcionada por la delegación del Instituto Nacional Indigenista (INI), en 1974 había, en la zona serrana de Nayarit, 27 mil indígenas coras, 12 mil huicholes y 5 mil tepehuanos y mexicaneros. Hoy en día, el número de coras y huicholes se ha reducido en forma notable, y en el caso de los tepehuanos, cuando mucho subsisten 500, en tanto que los mexicaneros que todavía hablan su lengua materna son menos de una treintena, reconocen tanto Lucinda Arias Vázquez, jefa del Departamento Jurídico de la delegación estatal del INI, como Esiderio Carrillo Chávez, diputado local de la etnia huichol y ex presidente de la Unión de Comunidades y Ejidos Indígenas de Nayarit (UCEIN). Lucinda Arias Vázquez denuncia que la presencia de gente involucrada con el narcotráfico produce temor entre los indígenas, e incluso, en algunos casos, éstos han tenido que integrarse a esa actividad ilícita, para evitar agresiones y como una manera de subsistir. Ejemplificó esta situación con los 258 indígenas ?principalmente coras? que se encuentran recluidos en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Tepic, más de 25 por ciento están a disposición del Fuero Federal por delitos contra la salud. Además, la delegada del INI precisa que los indígenas matan venados para sus ceremoniales, pero siempre cuidando su entorno ecológico, además que utilizan rifles ?arcaicos?. Sin embargo, ante la presencia de narcotraficantes con armamento de alto poder en la región, ya no cargan sus armas para evitar enfrentamientos y se han visto obligados a suspender sus ritos tradicionales. Pero ese no es el único problema que les ocasiona utilizar esos rifles viejos y enmohecidos para la caza del venado, pues también reciben amenazas del Ejército y hasta de agentes federales, no obstante que existen acuerdos para garantizar el derecho a continuar con sus costumbres. Una de las alternativas para garantizar la supervivencia de los indígenas, señala la funcionaria del INI, sería la realización de proyectos productivos en la zona, para evitar su emigración, con la participación de los tres niveles de gobierno y el sector privado, ?pues el problema de los indígenas es de la sociedad, no solamente de un sector?. Por su parte, Esiderio Carrillo Chávez, ex presidente de la UCEIN, declara que en el pasado, los indígenas solamente bajaban a la planicie en diciembre y los cuatro primeros meses del año, pero ahora tienen que acudir a laborar para subsistir, haciendo trabajos de peones en la rama de la construcción, limpiando huertas de café y plátano, o para echar fertilizante, ?porque allá en la Sierra no hay modo de laborar?. Algunos de ellos, declara, después de escuchar la radio, ver la televisión o leer los periódicos, adquieren otro modo de ver las cosas y ya no regresan a su lugar de origen. Otros más, agrega, se van a Estados Unidos y si no los agarra la Migra, también se ponen a trabajar y se olvidan de sus raíces. ?Su paso a Estados Unidos ?refiere? no representa ningún sacrificio ni riesgo, salvo la Migra, pues en la sierra nayarita están acostumbrados a atravesar ríos crecidos, soportar largas jornadas sin comer ni beber, así es que esa incursión no representa nada nuevo para ellos.? Y como si esto no bastara, la presencia de predicadores protestantes nacionales y extranjeros también ha provocado la división entre los habitantes de comunidades indígenas, como sucedió hace cinco años en el poblado de Zoquipan, municipio de El Nayar y comunidades vecinas, donde el enfrentamiento estuvo a punto de generar sucesos sangrientos.





