CHALMA FE SUPERSTICIÓN
La tradición del Santuario

. (Foto: ELVIA ANDRADE/El Universal )
CHALMA , Méx. La frase "ni yendo a bailar a Chalma" al igual que la devoción a su santo va en aumento, pero lamentablemente junto a su fama crece la superstición de costumbres típicas y pintorescas de los peregrinos, que exponen a la religión a las críticas y burlas de sus eternos enemigos. El vicario del santuario del Señor de Chalma, padre Juan Carlos Blancas Sánchez, asegura lo anterior al exponer la tesis de que esto ocurre porque "el hombre se siente como una oveja sin pastor y busca la penitencia como una forma de lavar sus culpas y alcanzar lo imposible". Agrega que el modernismo, la ciencia, la tecnología y el Internet ofrecen al hombre soluciones mágicas a sus problemas, hasta sumergirlo en prácticas de magia negra y satanismo, que lo vacian espiritualmente y lo orillan a perder su proyecto de vida. En la vida moderna, resalta el padre, el hombre quiere lograrlo todo comodamente sin importar los medios, y ello incrementa su irresponsabilidad y agrava la crisis de valores morales. Al sentir el vacío espiritual y enfrentar una serie de problemas buscan el reencuentro con Dios. Muchos, agrega, vienen a suplicar los favores del señor de Chalma, pero se apegan más a las costumbres señaladas por la gente que por la iglesia, pese a que los padres agustinos advierten a los fieles que no tienen que sujetarse a éstas, sino a los sacramentos y a la oración. Ambos sacerdotes coinciden en afirmar que esas leyendas y tradiciones son producto de la ignorancia y paganismo, que no se han podido erradicar ni con la predicación y la insistencia de los párrocos. Entre las leyendas destaca la de que el Cristo de Chalma es "muy castigador", y que si no se cumple la manda hecha ante él, puede morir súbitamente e incluso "ser convertido en piedra". Hay quienes ruedan esas piedras haciéndolas avanzar hacia Chalma porque tienen la creencia de que al llegar al santuario recobraran su forma. Venir a Chalma es hacer un viaje de fe, esperanza y superstición que se acentúa al atravesar bosques y cumbres, donde algunas peñas tienen semejanza con seres humanos, por lo que en torno a ellas se han hecho historias: Se habla del leñador cansado de su triste condición que "blasfemó del señor", porque no le daba una mejor vida, y como respuesta a su blasfemia lo convirtió en piedra. Igual suerte corrió un monje y muchos peregrinos que se quejaron de lo accidentado del camino para llegar a visitar al señor de Chalma. "¡Todo esto es una superstición que convierte en un lugar de terror un santuario!, donde falsos devotos practican penitencias que ponen en peligro la salud y la vida", sostiene el padre Jorge Ayala. Esa insatisfacción que se crea en el hombre por lo cómodo lo lleva a buscar penitencias diversas que van desde caminatas de sus casas al santuario, así como flagelarse con la esperanza de purificar sus almas, pese a que esto fue prohibido por el concilio vaticano segundo en 1983, asegura el vicario. Otra de las prácticas que reprueba la iglesia por su barniz de superstición es la costumbre de "limpiarse" el cuerpo con las velas que van a encender o con las monedas que traen consigo, supuestamente "para quitarse lo salado" y que el dinero les rinda. Una de las creencias más acostumbrada es la de llevar "padrinos" para todo: para la corona de flores, para los "evangelios", para las penitencias, para la bendición de las imágenes. De Chalmita a Chalma está el panteón, donde se encuentran tres grandes cruces llamadas de las "penitencias". desde allí parten de rodillas las personas que lo prometieron. Bajan una cuesta de 400 metros, cruzan parte del pueblo, atraviesan el atrio y el templo y aunque son ayudados por familiares o amigos que les tienden cobijas o rebozos a su paso, llegan exhaustos y con las rodillas lastimadas y sangrantes. Esto ocurre más en las ferias de Pentecostés, afirma el padre blancas Sánchez. En el ahuehuete han colgado de todo: muletas, mechones, fotografías, ramos de novia, ropa, cartas de agradecimiento, crucifijos. Este árbol se localiza frente a la iglesia en la que los fieles bailan ritmos autóctonos acompañados de un músico. "El baile es una alabanza a dios, mediante una expresión de alegría, de salud, de bienestar de la gente que quiere conservarse así. la risa es normal, por lo chusco que parece danzar a la usanza de los indígenas", dice el padre franciscano Jorge Ayala, al señalar que esta es otra de las tradiciones innecesarias para pedir la venia de Dios. Al término de la danza, los peregrinos, continúan su camino hacia Chalma, entre paisajes hermosos que se muestran en cumbres y bosques llenos de árboles frutales y manantiales naturales, que son aprovechados como zonas turísticas. El olor a humedad resalta la belleza del modesto pueblo de Chalma, al que se llega tras caminos curvados que suben y bajan hasta encontrar una hondonada, donde está enclavado el santuario del Señor de Chalma, a cuyos pies corre el río Chalma. Chalma esta situado al sureste del estado de México y próximo a los límites de Morelos y guerrero, pertenece al municipio de Malinalco y al distrito judicial de Tenancingo. El portón del santuario es flanqueado por dos grandes estacas en las que los peregrinos depositan las coronas de flores. "Esta es otra de las tradiciones adoptadas por la gente, que representa el triunfo de haber llegado a visitar al Señor de Chalma, ya que el camino es largo y peligroso", asegura el vicario. Aquí el 90 por ciento de los pobladores son comerciantes y viven de la venta de las coronas de flores, los garrafones para llevar el agua del manantial, las imágenes de santos, los crucifijos del Señor de Chalma, la fotografía turística, así como de alimentos, de diversos frutos y tortillas hechas a mano, entre otros. "La danza encantada" es una más de las tradiciones de este lugar, en donde muchos de los peregrinos bailan por las noches en el cerro "para ver volar a las brujas", "que no es otra cosa más que chispas que lleva el viento de los incendios de pastizales que provocan los campesinos en sus parcelas para quemar lo que no les sirve", explica el franciscano Jorge Ayala. "Las siete visitas" es otra de las leyendas, en la que aseguran que el que va por primera vez a Chalma tiene que regresar seis veces más, aunque antes se cumpla su petición, porque de lo contrario podría irle peor. Por ello, mucha gente que sabe de esto prefiere no viajar a Chalma o visitar dentro del mismo santuario siete altares, afirma Ayala. Todas estas costumbres, tradiciones y leyendas deben desaparecer, porque el Señor de Chalma no demanda de ninguna de ellas. la oración y la piedad son suficientes, añade. El vicario Blancas Sánchez explica que desde su aparición en 1539, hace 461 años, el Señor del Cristo se vio envuelto en leyendas, ya que se cuenta que en una ocasión los frailes agustinos que tenían la enmienda de evangelizar la región de Ocuila y Malinalco, donde se idolatraba al Dios Ostolteoc -dios de las cuevas--, vieron a unos indígenas que cortaban el camino hacia esta barranca. Al seguirlos, descubrieron que adoraban a Ostolteoc y que sacrificaban niños y jóvenes para venerarlo. Los frailes decidieron quitar ese ídolo y poner en su lugar un Cristo, pero cuando iban dispuestos a hacerlo se encontraron con que ya estaba ahí la imagen del Señor de Chalma y a sus pies estaba destruido el ídolo de barro. Hasta la fecha nadie sabe quién llevó hasta ahí al Señor de Chalma, cuya imagen es muy especial porque es la representación del Cristo totalmente muerto; desde entonces a la fecha se le venera por los innumerables milagros que ha hecho.
Leyenda
En su libro "Chalma", el padre franciscano Jorge Ayala Q. explica que la exaltada imaginación de algunos peregrinos ha sembrado de leyendas y costumbres la visita a Chalma.
El Ahuehuete, árbol sagrado
Los ritos al Señor de Chalma empiezan en "el ahuehuete", un gran árbol entre cuyas raíces nace un manantial de frescas y transparentes aguas, que además de dar sombra al peregrino apaga su sed. El rito se inicia con el baño en el manantial o al beber sus aguas, que son curativas por su riqueza en minerales y otros elementos que refuerzan el organismo y ayudan a sanar diversas enfermedades, explica el vicario del santuario al decir: "Hay testimonios a través de cuatro siglos en retablos, mandas, cartas y de forma oral de gente que ha sanado males incurables con beber esa agua, en la que se bañan y mojan la corona de flores para ceñirla a la cabeza e ir a bailar al templo bajo la imagen de la virgen María".
El Santuario
"Venid a mí todos lo que estáis trabajados y cansados y yo os aliviaré", se lee a la entrada del santuario bajo el balcón del coro del santuario del Señor de Chalma, que es resguardado por dos hospederías, que se abren por las noches para dar albergue a los peregrinos que pernoctan aquí.





